La composición racial de Estados Unidos ha cambiado drásticamente en los últimos años, datos de La Organización Mundial de la Salud (OMS) expresa que “La población de Estados Unidos mostró una mayor diversidad racial y étnica en el 2015. Desde el 2010, la población de habla hispana aumentó en 13,6% hasta alcanzar los 54,2 millones de personas. Los hispanos de ascendencia mexicana suman 34,6 millones, es decir, casi 65% del total de hispanohablantes. La población blanca no hispana se incrementó en 2,4% y llegó a los 197,3 millones, su porcentaje con respecto a la población total disminuyó de 64,7% a 62,3%. La población negra aumentó en 4,5%. La asiática aumentó en 14,5%, para llegar a los 16,1 millones de personas, en ese período”.

Para el año 2030 se prevé un incremento migratorio significativo, trazando un nuevo mapa demográficos en Los Estados Unidos. Pero ni siquiera este “gran experimento gringo” a reducido los notables niveles de discriminación que toman lugar en el ya quebrado engranaje dominado por “los Yanquis”. Desde el personaje representado por el actor Thomas Dartmouth Rice, mejor conocido como “Jim Crow”; a mediados del siglo XIX, era la antítesis de las luchas para la construcción de una sociedad equitativamente democrática. La imagen de un hombre blanco con la cara pintada de negro; se convirtió más tarde en un sistema estricto de leyes estatales y locales, que propugnaban la segregación racial.

“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley"

A pesar de los avances, aún prevalecen conductas enarboladas por entidades estatales y federales que enfatizan el prejuicio norteamericano y los estereotipos raciales, lo que se refleja en industrias como la de Hollywood. Por ejemplo, durante años esta industria le negó la participación a actores de color; siendo estos representados por ejecutantes blancos con sus caras pintadas de negro.

Durante los últimos tiempos, figuras del entretenimiento y el ámbito político, han recibido serios cuestionamientos por pintarse sus caras de negro; entre ellos el Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, Katy Perry recibió quejas sobre el diseño de su linea de zapatillas, ya que usaba imágenes  que emulan la cultura afroamericana; el caso también del fiscal general del estado Mark Herring, el gobernador de Virgina Ralph Northam, el actor Jimmy Follow, el representante estatal Anthony Sabatini, el exsecretario de Estado de Florida, Michel Ertel, Jimmy Kimmel, Zoe Saldana. “Blackface” está considerado menosprecio a la cultura afroamericana y desconocimiento de quienes lucharon en las décadas de los años 50 y 60.

El racismo internalizado

En el ámbito comercial, prestigiosas empresas han internalizado el racism promoviendo los estereotipos raciales en sus diseños y las protestas surgidas entorno a los asesinatos de George Floyd, Ahmaud Arbery, Breonna Taylor, Antonio Valenzuela y los recientes disparos a Jacob Blake; se han hecho públicas las presiones ejercidas de sectores con mucha influencia en la vida política, social, empresarial y organizaciones de Derechos Humanos; solicitando la modificación inmediata de sus respectivas marcas y emblemas que han promovido la cultura del prejuicio y los estereotipos raciales por años.

No es de extrañar que marcas como “Aunt Jemina”, que parodia las mujeres de color que cuidaban niños. O el caso de la marca “Blanquita”, “El Beso De Negra”, de la empresa Nestlé, el arroz “Uncle Ben’s”, Mrs. Butterworth 's, en el baseball está la disyuntiva del equipo Los Indios de Cleveland, en la NFL Los Redskin de Washington, estas empresas están en el proceso de rediseñar sus distintivos.

Desde el periodo del Dr. Martin Luther King no se veía un despertar de la conciencia social de tanto significado como el que se experimenta en la actualidad; motivando a millones de personas a tomar represalias contra las empresas que “reconocen” el impacto negativo al promover logotipos que sedimentan el racismo en todas sus variables.

Abordaje del problema

Uno de los principales temas es la politización sobre el abordaje del problema, seguidos de la complicidad de los sectores involucrados, quienes han comercializado estos productos que forman parte de la cultura norteamericana. Dando a entender la existencia de un sistema estandarizado que normalizan y hasta justifica las prácticas raciales. Las condiciones están dadas para que este país marque la diferencia construyendo una sociedad que comprenda que el racismo y la profundización de los estereotipos raciales no pueden seguir siendo un arma con la que se amedrenta a millones de personas.

Que los tiempos han cambiado y también la mentalidad de aquellos quienes propugnan el establecimiento de una nación que tenga más aspectos en común que aquellos que la dividen. Que la suma de las fuerzas dará como resultado la verdadera nación con la que han soñado millones de personas, donde todo es posible y alcanzable.

Pero solo podrá lograrse cuando se mejore la calidad de vida de aquellos que todas sus generaciones han sido víctima de persecución por su color de piel o aspecto físico; que ya no vivimos en la época de amos y siervos, sino en un mundo multicultural que debe abordar la diversidad como un tema de derechos humanos.

Aunque los desafíos son muchos, debe existir un compromiso del gobierno federal que prohíba cualquier forma de discriminación; así como está establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 1948, en su Artículo 7. “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”.