Los ejecutivos de la Golden Sachs pronosticaron en septiembre del 20015 que para el 2016 el barril de petróleo iba a descender a US $20.

No se trataba de una proyección, se trataba del anuncio de una meta fríamente calculado, como si se tuviera una varita mágica. De más de $ US 50.00 a menos de $20.00 por barril en menos de seis meses.

El Bank of América y la Merril Lynch le hicieron coro a la Golden Sachs y pronosticaron lo mismo. ¡Qué gran “coincidencia”!

Esta es la misma Goden Sacks que, junto a Wall Street y a otros conglomerados, causaron la crisis financiera del 2008, a quienes George W. Bush y después Barack Hussein Obama rescataron de la bancarrota con el dinero de los contribuyentes (un total de casi un trillón de dólares constantes y sonantes).

Pocas personas saben que menos del 2% del mercado del petróleo se basa en contratos reales basados en la oferta y la demanda real. El 98% depende de la especulación (speculative securities and derivatives) donde la oferta y la demanda no tienen nada que ver con el precio de la producción, sino que lo que prima es la ruleta de las expectativas del valor del hidrocarburo, el cual, según los expertos, no terminará estabilizándose hasta el 2020, volviendo de nuevo al precio de US $100.00 por barril.

Es como si estuviéramos en un casino jugando póker, controlado por los grandes bancos comerciales. Se trata del mercado de las especulaciones (trading Banks) hoy día convertido en una verdadera industria, controlada por agencias plagadas de “expertos” en adivinar los precios futuros, basándose en sus ganancias de hoy.

Tienen muy poco que ver con la realidad del presente. Es lo más inhumano que ojos hayan visto, porque manipulan los precios sin base real.

En la película “The Seller of air” (el Vendedor de aire), el protagonista dice: “yo no soy un hombre de negocios pero les puedo predecir hoy que los artículos que más se venderán en el futuro serán las coronas de flores para los funerales, y el aire que respiramos hoy valdrá más que el oro mañana”. ¿Por qué? Porque así tienen mayores ganancias los grandes bancos comerciales, como el Morgan Stanley y el mismo Goldman Sacks.

Bush y Obama los rescataron para volver a hacer lo mismo que hicieron cuando causaron la burbuja inmobiliaria.

Lo mismo ha de suceder con el agua. ¿Quieres que te venda un tanque de agua hoy para que no te falte agua mañana? Te lo vendo al precio de hoy y así te saldrá más barato mañana.

Es lo que se denomina “managing expectations technique” (la técnica de manipular las expectativas). No olvidemos que la causa básica de la caída de los precios del petróleo, empezó inicialmente con la amenaza del “fracking” (extracción hidráulica del subsuelo del petróleo y del gas natural) en los EEUU.

Esto amenazó a la dependencia energética en los mercados mundiales, sobre todo del petróleo procedente del Medio Oriente. Ahí empezó el relajo de los precios, con Arabia Saudí manteniendo su producción, mientras los demás países productores decidían reducir el techo de su producción.

Lo que está sucediendo hoy día es una reacción a ese “fracking”, usado como pretexto para la especulación del valor del oro negro. Se trata de un precio basado, no en el mercado real y en los costes de la producción actual, sino en las fluctuaciones artificiales de los precios, causadas por el almacenamiento (hoarding) del petróleo para uso futuro, de parte de los grandes bancos comerciales.

De ahí que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, haya solicitado una reunión urgente de los miembros de la OPEC (Organization of the Petroleum Exporting Countries) para definir juntos la política conjunta frente al problema de los precios causado por la especulación de los bancos comerciales. El petróleo venezolano está en estos momentos a US $21.63, cuyo destino principal es China y los EEUU. 

Mientras la mayoría de los miembros habían decelerado la producción (para así seguir controlando ellos mismos los precios, haciéndole frente al “fracking” estadounidense), Arabia Saudita, contrariamente a la decisión tomada por los demás miembros de la OPEC, resolvió no limitar su producción, a pesar de que eso le iba a causar un déficit de más de 100 billones de dólares en menos de seis meses. Su economía es tan fuerte que lo puede asumir, hasta que el precio vuelva a estabilizarse, dependiendo de nuevo de su producción, ya que es el productor mas grande del mundo. Venezuela es el quinto.

De esta manera tan extraña Arabia Saudí le añadió más leña al fuego y tiene que haber en su táctica un gato encerrado, porque continúa contribuyendo a que el precio del petróleo se mantenga bajo (el “fracking” parece estar ya neutralizado).

A eso hay que añadirle la vuelta al mercado del petróleo iraní, después de varios años de estar bloqueado, lo cual contribuirá con la actual situación.

Uno de los magnates de la Goden Sachs declaró recientemente desde Frankfurt:

“Sin embargo, probablemente volveremos a alcanzar el precio de US $50 por barril al final del 2016… a medida que la economía china se vaya recuperando”.

Ahora, según Goden Sacks, la culpa es de China y de la bajada de los precios en todos los otros renglones básicos de la economía global, debido a la desaceleración de la economía china (que, de hecho, creció en la misma proporción que creció la economía dominicana en el 2015, en un 7%+). Sin embargo, estábamos acostumbrados a verla crecer en un 11-12% cada año.

Aparentemente, un estornudo en Pekín puede causarle una neumonía a un mafioso siciliano en Italia. Sin embargo y mientras tanto, todos siguen jugando al pócker…  especulando con el precio del petróleo.

¿No será la desaceleración de la economía china parte de ese juego de pocker?

De esto ser cierto, los especuladores tendrán que irse a especular con sus precios a otro planeta, aunque allí no haya ningún petróleo.