La vida, la economía de Haití depende de las remesas que reciben de sus trabajadores en  República Dominicana y,  por supuesto, del comercio legal e ilegal entre ambas naciones.

No hay cifras exactas de las remesas que envían los obreros haitianos hacia su país. No obstante, cifras conservadoras hablan de cerca de 1,000 millones de dólares por año. Esto equivale a más de 41,000 millones de pesos.

Es decir, que de la misma forma que el soporte económico de República Dominicana son las remesas que recibe de los dominicanos en el extranjero, la vida de los haitianos depende en proporción significativa de sus trabajadores en nuestro país.

Los haitianos se ocupan de actividades informales que los dominicanos no quieren realizar, pero además, se han introducido en otras áreas que comparten con nosotros.

De igual forma, los dominicanos que van a trabajar a Europa, Estados Unidos y otras naciones se ocupan de actividades que los ciudadanos de esos lugares no quieren realizar.

El caso de los haitianos en nuestro país y los dominicanos en el extranjero tienen un denominador común: los empresarios, los patronos pagan muy bajo salario, aprovechando la condición de inmigrantes ilegales de uno y de otro.

Aclaración

Si los empleadores de la mano de obra haitiana pagaran el precio justo por cada labor a los dominicanos no fuese necesario contratar a los inmigrantes ilegales de Haití y menos dominicanos arriesgaran su vida yéndose en yola para llegar a Puerto Rico. Se dedicaran aquí a trabajar en plantaciones agrícolas.

Por ejemplo,  un jornalero haitiano  para trabajar en un campo agrícola le pagande250 a 350 pesos por día. Un dominicano cobra entre 400 a 500 pesos y más.

Una trabajadora doméstica dominicana cobra  de 10,000a 12,000 pesos mensuales. Una haitiana de 4,000 a 5,000 pesos. En todas las actividades, como en la construcción, el dominicano debe estar provisto de un seguro médico y de riesgo de accidente.  Por su condición de ilegal, al obrero haitiano, en caso de accidente, lo protege Dios y nada más.

¿Dónde trabajan los haitianos?

Las cosas con los obreros haitianos cambiaron.  Antes era común verlos en los ingenios y  campos agrícolas. Ahora se ocupan de todas las actividades habidas y por haber.

Para que los lectores tengan una idea, en sectores  exclusivos como Arroyo Hondo, Bella Vista, Naco y Piantini, son los haitianos los que se encargan de la jardinería, la seguridad, lavar los carros, limpiar las áreas comunes y auxiliar a los vecinos.

También se dedican a abrir y cerrar los portones de las torres (como las de la avenida Anacaona), residenciales y mansiones donde viven empresarios, artistas, funcionarios, políticos, periodistas y otros personajes de la vida nacional.

En estos lugares, donde residen familias pudientes, al igual que en los hogares de clase media, las haitianas realizan, asimismo, las labores domésticas.

Algunos de los trabajos que ya los inmigrantes comparten con los dominicanos son los de mensajeros de colmados, lavadores de carros, empleados de discotecas, taxistas, choferes de carros públicos y motoconchistas.

Un personaje

Tanto el dinero, como los paquetes, los haitianos los  despachan o los envían a su país  a través de un personaje identificado como “poté” (en creole significa trae), que es un mensajero o persona de confianza que se dedica a la tarea de llevar cosas para Haití.

El “poté”, que es muy popular, se mueve en los barrios donde viven y trabajan los haitianos, en la construcción, campos agrícolas, los bateyes y zonas turísticas.

Este personaje tiene gran habilidad para trasladarse de un lado a otro de la frontera y generalmente es muy conocido por quienes usan sus servicios.

Una necesidad

El “poté” surgió de la necesidad de los inmigrantes ilegales de tener contacto con sus familiares en Haití.

Hay empresas remesadoras, pero los ilegales no pueden utilizar sus servicios, porque no tienen cédula, pasaporte y en la remesadoras, como es natural,  le van a pedir identificación.

El “poté” viaja periódicamente, los inmigrantes trabajan y van acumulando el dinero y las otras cosas que desean enviar a sus familiares en Haití.

El mensajero cobra dependiendo del paquete y la cantidad de dinero que se envíe.

Freddy Ortiz

Recuerdo que en un reportaje que hice sobre ese tema, el ex presidente de la desaparecida Asociación de Remesadoras, Freddy Ortiz, me explicó que debido al trasiego que existe por la frontera, los inmigrantes utilizan muy poco las empresas de remesas formales.

Ortiz dice que  el flujo de dinero y paquetes va de mano a mano a través de mensajeros, quienes se las arreglan como magos para  cruzar la frontera.

“Es difícil la cuantificación del mercado de remesas desde aquí hacia allá. Hacen envíos con gente que viajan constantemente para allá, van y vuelven”, afirmó Ortiz.

Explicó que de esa misma forma inició la mensajería de remesas desde Estados Unidos hacia República Dominicana, hasta que surgió el negocio de las remesadoras  formales. Ortiz asegura que los haitianos cambian el dinero de peso a dólares antes de enviarlos a su país.