Alguien afirmó que un político cuando dice sí está diciendo quizá, cuando dice quizá está diciendo no, y cuando dice no entonces no es político. Esta expresión nos arroja la difícil situación de creer que decir la verdad no se puede anidar entre los cánones de un político.
Freddy Beras Goico creó un personaje llamado Melesio Morrobel con el que hacía una sátira de los líderes políticos dominicanos. Melesio era un tipo bonachón que gustaba del buen vino, la comida, fumaba tabaco de ricos y aspiraba a la presidencia de la República.
Sin ningún reparo el candidato decía que soñaba ser Presidente para buscarse lo suyo, que primero iba a resolver su situación económica y que luego resolvería algunos problemas del país, no todos.
En la sinceridad de Melesio se anidaba la mejor crítica al liderazgo político por su incoherencia entre el discurso y la práctica. Se ha afirmado que la moral es diferente a la política y que ambas representan intereses diferentes, inclusive existen autores que sostienen que para ser político no necesariamente se debe albergar teoría moralista porque les hace más sensibles y vulnerables.
Quizás movido por semejante teoría Nerón, apenas asumió como emperador, su primera medida fue asesinar a su madre, su esposa y un hijastro pues no quería que nadie le pudiese hacer sentir algún tipo de compasión ni sentimentalismo.
César Borgias, el mismo que inspiró a Maquiavelo a escribir su libro El Príncipe, se le describe como un hombre facineroso que tomó a su propia hermana como amante e hizo asesinar a familiares cercanos. También inspiró la siguiente reflexión del escritor florentino “ningún hombre sabe ser honorablemente malo o perfectamente bueno”.
Por esa disociación de la moral y la política, al político no le importa mentir con facilidad y por lo general oculta sus verdaderas intenciones al momento de pronunciar un discurso.
En el arte de mentir radica su personalidad y es por ello que ninguno afirma que buscará la reelección por el rechazo que concita entre la población. Todos dicen que van a combatir la corrupción, pero estos son discursos huecos que tienen como propósito decirle a la población lo que quieren escuchar.
La mentira en el político es parte de su esencia, y parece mentira que en el actual escenario el único coherente ha sido Amable Aristy Castro que desde un primer momento dijo que apoyaría la reelección con las dos manos porque él era reeleccionista por naturaleza y en el discurso de desahogo que el expresidente Fernández dirigió a la población mencionó que este senador le visitó invitándole a reelegirse.
Los demás que dizque defendían la constitución lo que en el fondo buscaban era presionar para que les apoyaran su reelección también y eso ya lo vimos y constatamos.
Lo que Amable Aristy conseguirá con su gesto de “honestidad” es lo que ningún político quiere arriesgar y es saber que la población no votaría por ninguno de ellos si piensan reelegirse de antemano.
Por consiguiente tendremos que acostumbrarnos al arte de mentir de los políticos, saber mirar al revés sus palabras y discursos. Interpretar que cuando dicen no me voy a reelegir en el fondo están diciendo la reelección me interesa pero no lo puedo decir abiertamente.
Si hablaran con honestidad en la campaña no tuviéramos que cuestionarles una vez lleguen al poder, pero eso lo decimos quienes estamos más cerca de la moral que de la política y ese no es su caso. Seguirán mintiendo.