Toda persona en su desvivir social necesita sentirse productivo, activamente útil en su entorno social y cumplir con su rol ciudadano. En la evolución de los grupos humanos surgen desequilibrios debido a los fallos del ordenamiento de la sociedad, dando origen a las diferentes clases sociales y dejando consigo la desigualdad y las exclusiones sociales.

Muchos de estos grupos conforman ciudadanos con alto grado de frustración, que a su vez deciden crear organizaciones alternativas que se contraponen con la realidad que les toca vivir, convirtiéndose en disidentes que desestiman las normas establecidas de convivencia social pacífica dentro del estado de Derecho y de nuestro sistema democrático, y muchos de estos desafían la autoridad legalmente constituida.

Fruto de esta situación se desprenden los antisociales, quienes hacen frente al sistema, infiltrándose doblemente en instituciones estatales y de esta forma convertirse en “autoridades” que juegan  ambos bandos, son dobles agentes: del mal y disfrazados para el bien, que además reproducen conductas criminales.

A medida que se incrementa el crimen y los delitos, simultáneamente va en aumento una amenaza imperceptible de infiltrados en diferentes instituciones encargadas de hacer cumplir la ley. De ahí podemos situar el caso de la institución policial, que ha sido la más burlada o filtrada para intenciones mal sanas  y cada vez con más fuerza e influencias en las diferentes jerarquías y funciones.

Cuando enfocamos el desarrollo humano se destacan diferentes factores sociales: económico, social en sí, cultural, psicológicos, vistos en diferentes perspectivas analíticas, en términos individuales o colectivos.

Determinados individuos aspiran a incorporarse a la institución policial con el propósito de satisfacer sus necesidades o aspiraciones a través de la carrera policial.

Son innumerables las demandas, exigencias o interrogantes que tienen los habitantes del país en cuanto a la selección y requisitos que deben tomarse en cuanta al momento de ingresar a las filas de la Policía Nacional y percibimos que las personas que se hacen estos cuestionamientos tienen una percepción que incorpora mayores requerimientos.

¿Es la sociedad dominicana solidaria con la función de policía? ¿Es el Estado dominicano garante del desarrollo integral de la institución policial?

Por otra parte, están los que piensan que el entrenamiento, los incentivos y las normas, no ayudan a obtener un producto apto para la eficiencia en la función de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que le corresponde a todo miembro policial.

El psicólogo Abraham Maslow planteó en su libro “Motivación y Personalidad”, su teoría de la Jerarquía de las Necesidades, en las que expone en una pirámide los cinco niveles de necesidades que tienen las personas. Estos niveles son la autorrealización, el reconocimiento, la afiliación, la seguridad y la fisiología.

Si desglosamos los niveles podemos ver en la fisiología; las necesidades de comer, respirar, asearse, sed, dolor, vitaminas, entre otros. Maslow asegura que estas son las primeras necesidades que conciente o inconcientemente los humanos siempre buscamos mantener en equilibrio.

En un segundo plano, luego de tener las necesidades fisiológicas cubiertas, está la necesidad de seguridad, que  presenta la necesidad de sentirnos seguro en todos los aspectos de nuestras vidas, tener seguridad de salud, un empleo y sueldo seguro, seguridad ciudadana, seguridad ante acciones jurídicas, seguridad familiar, seguridad de tener autoestima y demás.

La afiliación es la tercera de los niveles de necesidad que plantea Maslow y está relacionada al aspecto afectivo del individuo, necesidad de aceptación social, de relación interpersonal, amistad y afecto en los grupos de trabajo. Las mismas se satisfacen en la prestación de servicios, y las actividades que se relacionan al deporte, la cultura y actividades recreativas.

El reconocimiento, por su parte es una de las más elevadas necesidades, está estrechamente relacionado con la autoestima, y busca reconocimiento de sus actividades laborales, sociales o familiares.

La última de todas es la autorrealización, que se encuentra en la cúspide de la pirámide y nos indica la necesidad de encontrar sentido a la vida y algo que permita desarrollar todo nuestro potencial.

Si nos trasladamos a la función policial, nos preguntamos: ¿Qué motiva a los ciudadanos a ingresar a la Policía Nacional?

Sin duda alguna, todos los niveles de necesidades influyen directamente en esto. Si iniciamos por el nivel de seguridad, una de las principales razones por las que una persona decide ser policía es para obtener un sueldo y trabajo seguro, donde se beneficie de un buen sistema de salud, y se le provea de una autoridad que lo haga sentir protegido íntegramente, y no es solo eso, el tener las necesidades de seguridad cubiertas, permiten que se garantice la satisfacción de las necesidades fisiológicas.

El reconocimiento, por su parte, aunque es deseado por todo el mundo, no siempre llega por el simple hecho de querer cubrir esta necesidad. En la función policial, el mismo se concretiza circunstancialmente en la medida que el trabajo realizado con estima y vocación, permite que el individuo dé todo su potencial (nivel de autorrealización), trabaje poniendo todo su empeño y dedicación, lo que siempre se traduce en eficiencia y por ende en el reconocimiento de sus capacidades en los momentos de actuación e intervención.

En las motivaciones iniciales en todo el proceso de socialización se producen cambios tangibles en el desarrollo de la función policial que muchas veces distancian en la vida del trabajo, atendiendo a los diferentes roles, funciones y jerarquías que desempeñan los agentes.

Esto hace necesario que diferenciemos la función de la policía y la función de policía.

Necesariamente todo ente social debe ser coayudante o convergente en la función de policía, ahora bien la principal institución responsable de ello es la Policía Nacional, lo que importantiza la seguridad en toda sociedad organizada.

La Seguridad es una necesidad que surge con el ser humano mismo. En los primeros asentamientos habían personas encargadas de vigilar las tribus desde las copas de los árboles o las entradas de las cuevas; su misión era, en un principio, cuidarse de las amenazas de las bestias, fieras u otras tribus. Con los avances de la civilización, la vigilancia fue cambiando a ser realizada en las entradas de los pueblos o aldeas, en las torres de las fortalezas y los castillos.

Los cientistas sociales que investigan el desarrollo humano nos han dado muestra, a través de su legado de conocimientos sobre las diferentes tácticas y estrategias usadas por el hombre desde el inicio de la civilización; primero, para protegerse; segundo, para defenderse y tercero para luchar en contra de las amenazas que han existido para el ser humano a través de los tiempos.

En estos momentos la seguridad de una sociedad debe ser provista por el Estado. No hay causa justificable para que no existan los instrumentos, la capacidad, adecuación, y actualización de la policía; y cuando no pueda darse por parte del Estado esa garantía de seguridad, o será alternativamente dada por la seguridad privada y la parte que no sea asumida por la seguridad privada, por descuido o por falta de capacidad del Estado, será tomada por los ciudadanos (justicia en las calles).

El servicio de seguridad, de protección, ha sido demandado en todo momento de la historia de la humanidad, independientemente de los enfoques del momento o las circunstancias, del organismo que lo realice, ya sea guardia, centinela, gendarme, policía, seguridad privada, etc.

Hoy en día, más que nunca, las sociedades organizadas necesitan de esta seguridad o protección.

Sin importar la institución o el tipo de organización (organismo) que esté a cargo, la seguridad es algo intrínseco del ser humano, que tiene por objeto regular, proteger y asegurar el bienestar social, es decir la vida en sociedad a través de las normas o reglas que determinan el orden establecido y que mantienen el estado de derecho y el orden de paz.

Por otro lado, la debilidad del Estado, de sus instituciones, su marco jurídico y de autoridad, se ve amenazado y se estimula por la intervención de los antisociales, los infractores, dando como resultado el incremento de la inseguridad y la criminalidad por la incidencia de estos actores, cuya única finalidad además de la acumulación de riquezas, es la de producir el caos y la anarquía. Por tal razón debería ser una de las prioridades de todo Estado y sociedad organizada el garantizar la seguridad ciudadana. No entendemos el que a través del tiempo no se haya invertido los recursos necesarios para construir instituciones fuertes, eficientes y capaces, primero para prevenir; segundo resolver conflictos de forma pacífica y tercero controlar todos los hechos punibles.

“El buen gobierno de las ciudades se materializa en las estrategias de gestión urbana y de desarrollo que fomentan los valores cívicos, la participación comunitaria, sentimientos de pertenencia y los principios de responsabilidad, transparencia y equidad al interior de las instituciones locales. La capacidad de las autoridades municipales para planificar y gestionar las ciudades de manera democrática, eficaz y responsable, es primordial en el desarrollo social, económico y medioambiental de los asentamientos humanos (Canadian International Development Agency 1997).

Retornando a nuestra preocupación central del policía perfecto y sus niveles de exigencias y requerimientos, dejamos en nuestros lectores, las siguientes interrogantes:

¿Es la sociedad dominicana solidaria con la función de policía?

¿Es el Estado dominicano garante del desarrollo integral de la institución policial?

¿Es el sistema de incentivos y beneficios que se ofrece a los policías el adecuado?

¿Es el sistema de selección e ingreso  a las filas policiales idóneo?

¿Es el sistema educativo para la formación de policías adecuado?

¿Posee el cuerpo policial una doctrina que establezca una cultura definida de la función policial?

¿Debe la sociedad dominicana participar propositivamente en los asuntos policiales?