Recientemente estuve en una conferencia donde Wilfredo Lozano argüía que la democracia se trata de comprender y respetar "el poder vacío" y ello me lleva a las siguientes reflexiones:

Nunca, los dominicanos y dominicanas hemos comprendido El Poder Vacío y por eso existen vicios antidemocráticos que repetimos generación tras generación: Reeleccionismo indefinido, corrupción institucionalizada, clientelismo burdo, inexistencia de relevo generacional sano y el personalismo macabro.

Comprender El Poder Vacío es más que ver la política como una profesión de servicio a los demás, como sirve el médico, el rescatista, el maestro. Es saber e interiorizar que el cargo al que se accede por elecciones populares o designación oficial, es un cargo vacío, sin rostro y sin nombre, que puede y deber ser ocupado en el mañana por alguien más, mejor o peor que el anterior.

El Poder Vacío, es la coherencia entre las palabras y las acciones. Un poder que debe llenarse cada 4 años con gente nueva, que respeta la alternabilidad. El poder vacío es comprender que un cargo no es una persona, que las instituciones no pueden ser construidas sobre la base de figuras o personas, por muy honorables o destacadas que estas personas sean.

Los seres humanos por biología no somos eternos, pero eternas deben ser nuestras instituciones democráticas. Todos hemos fallado, porque hemos creído que la democracia la construyeron 3 personas en el país, personas que apuntaron sucesores con sus manos -cual si fuésemos monarquía- a las que todavía hay que guardarles un espacio y pasamos más tiempo preservándoles el espacio que construyendo nuestra democracia.

Hemos irrespetado el poder vacío y el poder se ha convertido en una silla constantemente ocupada, en un puesto sin relevo y en una democracia anti demócrata.

La democracia no fue construida solo por Joaquín Balaguer, Juan Bosch, Peña Gómez, dirigentes de partidos o tendencias. Ellos no son Dioses, y ya fallecieron, es tiempo de construir nuevos pensamientos, nuevas estructuras y mejorar aquello en lo que ellos fallaron. La democracia dominicana fue construida por miles de dominicanos que lucharon contra la opresión, que dieron sus vidas y sus ideas para que hoy continuemos construyendo la democracia. Debemos dejar de concentrar el poder en manos de dos o tres personas, en una Nación de más de Diez Millones de habitantes.

Dejemos ir en paz al pasado, respetemos su legado, pero aprendamos a no ocupar el poder vacío que nos permite  ver hacia horizontes nuevos y renovar los estamentos de poder cuando los que están ya no funcionan.

Los dominicanos no necesitamos a Balaguer, Trujillo, Juan Bosch, Peña Gómez, Leonel, Hipólito ni  a Miguel para construir nuestro presente, ni nuestro futuro.

Esta democracia no puede seguir construyéndose sobre la base de las personas, sino de las instituciones. Esa construcción nos corresponde a todos los dominicanos, dejando a un lado la idolatría, quitándole el poder a quien no lo redistribuye y lo menosprecia, asumiendo nuestro poder ciudadano y desocupando la silla del poder a los que nos quieren condenar a vivir bajo sus pies, siendo nosotros sus cabezas.