Mucho se puede decir de las formas del poder en una sociedad cualquiera. Desde la aparición de la propiedad privada o expropiación de lo que originalmente era de todos, por unos pocos, las sociedades fueron marcadas por la ambición, las luchas de posesión de bienes de riquezas y los medios de producción de estos. Igualmente se dieron las sociedades estructuras de mandos jerarquizadas, que cumplían funciones de ordenamiento social, imposición de normas y validación de las inequidades y desigualdades que en su momento comenzó a presentar la convivencia social, en una compleja estructura de poder.

Desde la aparición de la acumulación de bienes de consumo, la aparición de la propiedad privada y la presencia de formas de poder  reguladoras de estas jerarquías sociales, estamentos y que la sociología marxista llamó clases sociales, el poder se expresa de manera abierta o enmascarado.

Las formas abiertas del poder se conocen como poder político, que se hace aprobar por juegos diversos de validación social o se impone. Las formas enmascaradas, son más complejas porque su peso social es determinante en el equilibrio del poder social, no obstante, se hacen representar de formas sutiles, no convencionales, simbólicas o desdobladas, traduciendo un juego semiótico del poder.

La sociología estudia estas estructuras del poder social: la familia, la iglesia, la escuela, le Estado, el ejército, los grupos sociales y sus instituciones que emanan en su relación social, maneras de poder, imposición, condicionalidad, sujeción o simplemente control en el otro, porque domestica su interacción y moldea su estructura mental.

Sin embargo, es el poder político el más evidente, avieso, real y representativo de todas las formas de poder: económico, cultural, eclesial, etc. Por ello, y por su capacidad ejecutiva de actuar sobre los demás individuos, es que la sociología ha prestado especial atención a esta forma del poder social. Sin dejar de reconocer que la sociedad toda, se mueve en un entramado laberíntico de poderes, desde los estratos más bajos de esta, hasta las enmarañadas formas organizativas de la sociedad, siendo el Estado, su mayor icono de representación social.

Empresarios organizados, iglesia, familias económicamente poderosas, formas de poder extranjero, como determinadas Embajadas, y capital internacional representado en grandes emporios transnacionales, son sus nichos de poder. Según el momento histórico de un país puede pesar uno más que otro. A esto se le denomina poder fáctico, que viene de un poder real no evidenciado abiertamente en el juego político, pero cuyo peso es influyente y a veces determinante

El poder político es el que diseña el proyecto social con capacidad ejecutiva de influir en las demás expresiones ygrupos sociales. Posee el poder político, los instrumentos que hacen posible esas acciones y es legitimado y legalizado por las instancias que le son propias: los poderes legislativo y judicial. Eso es propiamente, junto al poder Ejecutivo y los llamados aparatos de Estado, los órganos representativos, el poder político.  A ello se suman los partidos políticos, como entes orgánicos de esos espacios del poder estatal. Normalmente esto se denomina clase política o sociedad política.

Pero la sociedad toda no es parte del poder político, no está necesariamente representada en sus instancias, no tiene voz ni voto, tampoco ejecuta acciones que influyan sobre el espectro social. Por eso se denomina sociedad civil. En todo caso, puede esta forma amorfa, adquirir posicionamiento en el juego político, cuando se hace sentir su voz y personaliza al conglomerado disuelto convirtiéndolo en sujeto social a ser tomado en cuenta como grupo organizado y con propósitos claros de influir en el ajedrez político y la definición social.

Sumado a lo anterior, la maraña social del poder se complica, pues el poder se expresa igualmente de manera simulado o enmascarado. Su peso es importante en las decisiones que conducen el accionar social y su voz pesa en el escenario de las sociedades. Empresarios organizados, iglesia, familias económicamente poderosas, formas de poder extranjero, como determinadas Embajadas, y capital internacional representado en grandes emporios transnacionales, son sus nichos de poder. Según el momento histórico de un país puede pesar uno más que otro. A esto se le denomina poder fáctico, que viene de un poder real no evidenciado abiertamente en el juego político, pero cuyo peso es influyente y a veces determinante.

Muchas veces la diferencia entre el poder fáctico y el poder político se hace reconocible cuando figuras importantes del sector económico de un país, optan por el poder político, teniendo todo el dinero del mundo, sin embargo le falta el más completo de los poderes: el poder político, y hasta fortunas enteras se deshacen en procura de ese objetivo quele resulta tan curiosamente apasionante que se olvidan de su poder social venido del dinero por desangrarse detrás del poder político que tiene su propia miel.

En muchos casos, el poder político y la clase política está al servicio de ese poder fáctico y otras veces se alían para dar continuidad a un modelo de dominación…Cuando este equilibrio se rompe, se producen golpes de estados, cambios del equipo dirigente del estado, o revoluciones que lo cambian todo como resultado de la ruptura del equilibrio de poderes.

A este equilibrio se suma también la irrupción inesperada de movimientose insatisfacciones sociales canalizadas por sujetos sociales emergentes, que también contribuyen a la ruptura del orden establecido, o son tomados en cuenta en la redefinición del cuadro político. Para muchos estudiosos, cuando esto pasa, estamos ante un sujeto social que pasa a formar parte del poder fáctico, aunque de manera no convencional…pues su voz es parte del arbitraje social en la solución de los confusos procesos sociales que presentan las sociedades en momentos determinados de su historia.

Por eso, poder social, poder político, poder fáctico, sociedad civil y sociedad política, son hoy términos muy usados en la sociedad dominicana que atraviesa un complejo momento histórico en que la solución requiere de todas sus fuerzas, pues una sola no puede con la tarea de sacudirnos  del estado actual de cosas. Dejar fuera a los demás sectores, es ignorar el peso que pueden tener las fuerzas sociales en un momento de la historia de un país.

La sociedad dominicana de hoy, no tiene fórmula posible para relanzarse que no sea sobre la base de un gran acuerdo de sus fuerzas sociales, en base a un programa de desarrollo y consolidación democrática, que fije prioridades nacionales, no sectoriales, para entonces, dar el salto. El enmarañado momento actual dominicano, no es para un equipo, sino la selección de los mejores de cada equipo para poder ganar la Serie Nacional, a partir de que cada quien asuma conciencia de lo delicado del momento. No es un problema de héroes, ni mesías, pues la nación es de todos y nos duele a todos.