Al escribir estas líneas, es imposible no recordar a la profesora Isis Duarte, pionera de la investigación social en la República Dominicana, in memoriam.

En América Latina, particularmente en los países del cono sur , la investigación social y sus aportes siempre ha tenido enfrentamientos directos o indirectos, con el poder de turno, de  modo especial con el poder militar.

En general, las ciencias sociales y sus resultados son una guía confiable para entender tendencias y fenómenos humanos en la sociedades de menor desarrollo. El fin de una investigación  social no es confrontar ningún gobierno, en todo caso : es un alerta ante realidades que por no estudiarse pueden generar situaciones evitables. Se entiende : se habla aquí de investigaciones sistémicas de resultados fiable por la correcta aplicación de técnicas y métodos de estudios.

Pero hay situaciones límites, donde el sentido profesional y su  ética pueden encontrar cuestionamientos serios, cuando el poder de turno vigila su imagen y pretende controlar informes sociales que pueden serle desfavorable o contradicen el imaginario social que un poder determinado, quiere vender a la opinión pública.

El aporte de la investigación seria confronta el maquillaje de la información social del Gobierno, pletórico de intereses manipuladores dirigido al consumo de la gran masa.

Cuando la investigación social independiente, manejada con sentido profesional, apegada exclusivamente a lo  que la realidad social revela con su electrizante verificación sobre el estado real de la condición humana, retrata verdades irrefutables, todo el esquema de la oferta social del gobierno insertada en la repetición mediática, queda al desnudo y si bien estas verdades irrefutables no llegan a un espectro masivo, de todos modos, se abre una brecha que confronta la orquestada información oficial.

Muchos de estos estudios, por su carácter profesional y técnico , es muy probable que pusieran en riesgo la imagen de la política social del gobierno, pese a que el propio PNUD avala como positivo el programa Comer es Primero y la Tarjeta de Solidaridad del gobierno.

Sin embargo, vale la pena recordar el discurso del presidente Barack Obama pronunciado la sede de la ONU, New York, en septiembre año 2010, cuando refiriéndose a los "Objetivos del Milenio", recordaba que: "Consideremos los millones de personas que han dependido de la ayuda alimentaria durante décadas. Eso no es desarrollo, eso es dependencia, y es un ciclo que debemos romper".

De todos modos, lo que entra en discusión con un organismo de la ONU por el medio, es la libertad profesional que deben tener en éste país profesionales de las ciencias sociales cuyos trabajos de campo han sido valorados como representativos por el propio PNUD. La no renovación de un contrato, para jugar un poquito a la cuerda floja entre el poder y lo que ONU-PNUD representa en sus relaciones de trabajo con el gobierno.

Este precedente es gravemente lesivo a la libertad profesional en el área de las ciencias sociales, que en la República Dominicana, a 50 años del tiranicidio de Trujillo, tiene en la realidad social del país un campo virgen de sorprendentes aportes esperados.

En fin, como la realidad social es una sola, no admite falseos ni escondrijos, se verá ante la ausencia forzada de Migel Ceara Hatton, Pavel Isa Contreras y Rosa Cañete, respectivamente Coordinador de la oficina de desarrollo humano, asesor económico   y subcoordinadora;  que visiones leeremos en los futuros reportes de los estudios provinciales faltantes, porque como se sabe ellos con su equipo dejaron listo los informes de las primeras 9 provincias, situadas en el flanco fronterizo.

Este bochornoso capítulo dominicano del PNUD, se debe recordar, no es más que otro que pasará a engrosar los capítulos oscuros de la ONU, que tiene muchos y graves en otras partes del mundo.