Desde que el PLD llegó al poder en 1996 ha promovido políticas aparentemente renovadoras, liberales y modernizadoras. En el primer mandato de Leonel Fernández fue la privatización de las empresas de la antigua Corde, el CEA y la CDE, mediante la Ley General de Reforma de la Empresa Pública N.°141- 97 y la implementación de la Ley de Inversión Extranjera 16-95, el primer tubo de ensayo para que un gobierno progresista valorara el impacto de las medidas que estaba promoviendo.
El desempleo estructural se refiere a aquella porción de la fuerza laboral que es desplazada de su lugar “natural” de trabajo como consecuencia de un cambio radical en el aparato productivo y/o comercializador de una ciudad, región o país. Es muchas veces conocido como desempleo tecnológico, pues casi siempre viene acompañado de una transformación tecnológica importante.
En sus subsiguientes mandatos el Presidente Fernández, cual discípulo del caudillo reformista, promovió hasta concretizar la realización de la primera y segunda líneas del tren interurbano para la ciudad de Santo Domingo (Metro) y multiplicó subsidio-eléctrico a costillas del ahorro de los venezolanos que lo financiaron. La solución durante todos los gobiernos del Presidente Fernández (como si al igual que Hugo Chávez en Venezuela y Mahmoud Ahmadenijad en Irán contásemos con una fuente ilimitada de recursos petroleros) fue subsidiar o crear programas asistencialistas para tratar de amortiguar el efecto sobre todos los desplazados por las “reformas estatales” y la baja productividad media dominicana frente al resto de Centroamérica (DR-Cafta), México y China.
En el actual mandato nos encontramos con múltiples ejemplos de cómo la dinámica peledeísta continúa sin tomar en cuenta el impacto de las medidas y acciones sobre la Población Económicamente Activa (PEA) y la inversión interna. Solo tenemos que analizar las protestas de los transportistas con la entrada en funcionamiento de la segunda línea del Metro para entender lo poco diligente y previsor de este Gobierno y los anteriores.
El desarrollo de esta nueva ruta se tomó casi cuatro años, suficiente tiempo para censar, reentrenar y reubicar la mayor parte de estos “choferes” hacia otras áreas más productivas y necesarias dentro de la “Estrategia Nacional de Desarrollo” (que dicho sea de paso fue el PLD que la promovió), resolviendo no solamente un problema económico y social, sino también uno político, pues hubiese debilitado y desnudado el enorme negocio de los subsidios y del oligopolio sindical en nuestro país. No es sino hasta ahora que nos quieren someter a unos cuantos capítulos de este triste circo de supuestas “protestas” por parte de los transportistas (e incluyen hasta a los motoconchistas) para justificar un nuevo subsidio para estos padres de familias parasitarios de nuestra fauna urbano-partidaria. Nos lleva a extrema preocupación ver al Ministro de Agricultura ahora en abril tratando de buscarle una salida a las exportaciones de vegetales de Constanza y Jarabacoa por la salida de American Airlines del mercado de NY.
Pero esta línea aérea anunció esto en septiembre. Más que suficiente tiempo para que se hubiesen tomado las medidas de previsión adecuadas, garantizando así un flujo constante a estos importantes mercados. No hacemos nada con tratar de promover inversiones en el extranjero y que nuestros gobernantes se paseen con enormes comitivas en busca de inversión si no tenemos la mano de obra calificada acá para cuando lleguen estos recursos. Sino pregúntenle a los sectores minero, eléctrico, telecomunicaciones y "call centers" por sólo mencionar algunos. Nuestra recomendación es ser proactivos no reactivos, para compensar el desempleo estructural.