Conociéndose la ingente cantidad de delitos perpetrados por la dirigencia del PLD y su familia presidencial, comenzamos a sentir la reacción defensiva y evasiva de los acusados, algunas de carácter temerario y gansteril. Era de esperarse. Los animales y el ser humano agreden o intentan escapar si se sienten atrapados. Una vez expuestos sus flagrantes delitos, la reacción agresiva del PLD y la FP era inevitable.
Siempre recuerdo un suceso del que fui testigo: una joven de unos dieciocho años, asomándose la cabeza de su criatura durante el parto, afirmaba llorando que aquel bebé no era suyo. Una negación delirante que tomó tiempo en desmontar. En aquella época, ni la sociedad ni la moral oficial aceptaban un embarazo ilegítimo, así que la psiquis de la muchacha elaboró una negación redentora.
Vicent Gigante, padrino de la familia criminal neoyorquina Genovese, deambulaba en bata de baño y pijamas por las calles del Greenwich Village haciéndose pasar por loco, al tiempo que dirigía sus operaciones criminales. Finalmente, fue capturado y condenado. Murió en la cárcel. Un ejemplo singular de un psicópata “haciéndose el loco”.
Apenas balbuceamos palabras, inventamos excusas tratando de disimular nuestras faltas y evitar castigos. Está en la naturaleza humana eso de escabullir los espejos que puedan decirnos que no somos tan bellos ni tan buenos, y evitar pagar por nuestros errores.
Envueltos en la dinámica y la complicidad de un grupo delictivo, nadie presta atención a la ética ni a las autocríticas: dentro del grupo, todo se justifica, ya que, de una manera u otra – activos o pasivos – sus miembros se benefician del delito grupal. Igualmente, la euforia del éxito y la obnubilación a la que llevan el poder y el dinero, neutralizan cualquier examen de conciencia. Esto sucedía durante los gobiernos del PLD, porque todos fueron culpables por acción u omisión.
Pero ahora, frente a unas evidencias irrefutables, deben enfrentar sus delitos y los tribunales. De ahí que se les disparen con desesperación mecanismos de defensas y evasiones. Auténticos y naturales mecanismos de defensa en los mas sanos, y justificaciones falaces en los mas perversos. Entre estos últimos, vemos criminales de cuello blanco desdoblando su personalidad o haciéndose el “chivo loco”, pareciéndose al gánster “Vincent Gigante”. Nada que ver con aquella auténtica negación de la parturienta de dieciocho años.
Han sido esas justificaciones y disfraces en la que andan hoy antiguos presidentes y dirigentes del partido morado y los militares encartados. Quieren fingir y se presentan como impecables intelectuales internacionales, “no sé nadas”, o cristianos caritativos. Vemos al PLD esforzándose en desacreditar las incontrovertibles evidencias de su enorme corrupción.
No es lo mismo hacerse el loco, hacerse el pendejo, minimizar hechos, buscarse abogados sofistas, o mentir igual que gánsteres antisociales, que esos mecanismos de negación subconsciente surgidos en personas que luchan internamente por no enfrentarse con las culpas y la vergüenza de sus errores; porque de no haber estado en el poder, o bajo influencias del grupo criminal, no las habrían cometido.
Hoy, gracias a la actual revolución institucional y judicial que vivimos en la República Dominicana, no valen huidas, disfraces, mentiras, ni sofismas. Tampoco amenazas. Quienes experimentan una auténtica negación, podrían terminar locos o escenificando tragicomedias.
No hay salida. Militares y políticos del pasado deberán enfrentarse con la justicia y escuchar sus delitos tal cual y cómo fueron cometidos. No pueden olvidarse que la sociedad entera respalda al actual ministerio público y el debido proceso de la ley.