Hace unos días, el 25 de mayo reciente, el expresidente Leonel Fernández declaró en el desayuno de El Caribe: “América Latina ardería en llamas si se hacen reformas fiscales”.
Resulta ser que la imperiosa reforma fiscal es necesaria porque las “seudoreformas” fiscales sólo han sido fiscalistas, recaudar para aumentar los recursos del Estado. Debemos partir de la “súper-reforma” que se produjo luego de la crisis de servicios de 1989-1990 que puso en vilo la gobernabilidad e hizo que se implementara por Decreto del Presidente Balaguer para luego ser institucionalizada con una Ley del Congreso.
En aquella ocasión una Reforma Fiscal apagó el fuego social producido por la “incapacidad de pago” del suministro de petróleo. Entonces se suprimieron impuestos obsoletos, se enfatizó la regresividad del sistema impositivo al fijarse el tope en 25% al impuesto corporativo y se descansó en los impuestos indirectos como fuente principal de fisco.
La imperiosa necesidad actual se produce al constitucionalizar en su Reforma del 2010 la Estrategia Nacional de Desarrollo y establecer los Pactos Educativos, Eléctrico y Fiscal. Solo queda el último por materializar.
Ergo, usted nos profetiza el ejemplo de la Colombia de Duque que sería una vuelta a la crisis nuestra de 1989-90. En dicho país andino, donde se pretende desmantelar un Acuerdo de Paz, en medio de una triple crisis sanitaria-social-económica, no aplica a una nación en plena transición del corporativismo partidista a la transparencia societal. Tal vez, el ejemplo más simbólico sea el Chile de Piñera que de ejemplo de “progreso” de décadas liderando los índices en América Latina, pasa a provocar la protesta por el “alza” del pasaje del Metro o Subterráneo de Santiago, incendiando 10 estaciones en Santiago de Chile. No debemos olvidar que Chile es la economía más privatizada de América Latina.
Con respecto al ejemplo norteamericano, el Dr. Fernández Reyna muestra la recentísima disposición de Biden, pero olvida la ahora lejana disposición de Trump que asuniendo la Prresidencia eximió de impuestos a las rentas más altas con el argumento de “los ricos son los que invierten” para reactivar la economía.
Como usted señala “ardería el país” si hacemos la Reforma Fiscal; ¿la volvemos a postergar irrespetando el mandato constitucional y negándonos a la realidad?