-El enemigo se ha enterado de nuestro plan de batalla, tenemos que cambiarlo- le dijo uno de sus generales a Napoleón Bonaparte, el Corso, un día antes de enfrentarse en el campo de Austerlitz (2 de diciembre 1815).

-¿Qué hacemos?- insistió el general.

-Continuemos con nuestro plan original, sin cambiar ni un ápice-contestó el Corso.

-¿Cómo? Nos van a coger infraganti si no cambiamos de plan.

-Precisamente por eso. El arte de la guerra, general, es el arte del engaño. Ellos creen que ya nos hemos enterado de que nuestro plan de batalla ha sido descubierto por sus espías y que lo vamos a cambiar antes de entrar en batalla. Sin embargo, eso es exactamente lo que no haremos. Seguiremos con nuestro plan original sin hacer ningún cambio. Hagan correr la voz.

-Ellos pensarán que no vamos a ser tan tontos-insistió el Corso- y que lo correcto es que cambiemos nuestro plan. Nos están sobrevaluando y esa es su debilidad. Le vamos a atacar exactamente por donde ellos piensan que no lo vamos a hacer. Piensan que no somos tontos pero eso es exactamente lo que vamos a hacer, sorprendiéndolos por su flanco izquierdo. Es la táctica de “llover sobre mojado”.

Y así se hizo y así mismito fue. Lo demás es historia. Las tropas del Corso terminaron diezmando a las de la “Tercera Coalición”, que eran mucho más numerosas, La batalla es también conocida como la “Batalla de los Tres Emperadores”: el Zar ruso, Alexander I, el Emperador Francisco  II del Sacro Imperio Romano-Germánico-austríaco, de los Habsburgo, y el Emperador de Francia, Napoleón Bonaparte I, el Corso, (nacido en la isla de Córcega).

Ahora cambiemos las casacas y retornemos al presente.

-Deja que los estrategas de Hillary sigan refiriéndose a mi persona como “el socialista democrático”. Eso ya no le mete miedo a nadie- le dijo Bernie Sanders a su estratega de cabecera.

-Eso es exactamente lo que necesita este país a estas alturas del juego. Un cambio democrático real y de verdad- insistió Sanders- una revolución democrática de vuelta a nuestra Constitución original. Eso es exactamente lo que haremos.

-Deja que lo sigan cantaleteando como una acusación para atemorizar a los votantes. El tiro les va a salir por la culata.

Hasta ahora esta táctica está surtiendo el efecto esperado. Veamos los hechos:

Algunas estadísticas presentan a Hillary Clinton ganándole a Sanders entre los votantes demócratas, pero, cuando se suman independientes y demócratas, el resultado es tres veces mayor a favor de Sanders. En el caso de éste contra Trump, el saldo es de dos contra uno a favor de Sanders.

La réplica de Hillary a las propuestas de Sanders sobre el seguro médico universal para todos los ciudadanos (algo que ella había propuesto desde la Casa Blanca en el 1994) y la educación superior gratis para todos los estudiantes (algo que ella ahora describe como  “idealista”  y “poco pragmático”, Sanders le recuerda que 43% de los votantes demócratas (entre la edad de 18-35 años) está de acuerdo con él.

La mayoría se identifica con su “socialismo democrático” (igualdad de oportunidades para todos), en contra del “capitalismo corporativo monolítico” (egoísmo predatorio y elitista). La palabra de “socialista”  ya no atemoriza a las nuevas generaciones como antes lo hacía, a pesar de los esfuerzos propagandísticos de los estrategas de Hillary Clinton.

Ahora veamos estos archivos senatoriales presentados por los estrategas de Bernie Sanders:

Hillary votó a favor de la guerra de Irak y de las intervenciones en Libia, Afganistán y en Siria; Sanders votó en contra de las cuatro.

Hillary votó a favor de la privatización de las cárceles con fines de lucro y a favor de leyes más severas contra los encarcelados (la mayoría afro-americanos). Sanders votó en contra.

Hillary votó a favor de que se impusiera la “Patriot Act”, reduciendo los derechos civiles de los ciudadanos. Sanders se opuso rotundamente desde el principio.

Hillary se declaró “indecisa” cuando se presentó en el Senado la ley de espionaje en contra de los ciudadanos. Los Republicanos apoyaron la propuesta en masa. Sanders la rechazó tajantemente.

Hillary Clinton declaró “culpable” a Edward Snowden, el experto que destapó los secretos de la National Security Agency. Bernie Sanders declaró que “este joven es un defensor de nuestras libertades ciudadanas”. Esto influyó en sus seguidores de menos de 35 años.

Hillary votó a favor de la NAFTA y de la TPP (llevándose fuentes productivas fuera de los EEUU). Sanders votó terminantemente en contra de esa medida.

Hillary, hasta el 2010, estuvo opuesta a los derechos de los gays. Sanders estuvo a favor de los gays desde el principio y no ha cambiado de parecer.

-Dejen que nuestros contrincantes continúen tergiversando nuestro plan de batalla- dice Bernie Sanders- Al final se darán cuenta que son ellos los que van a perder.

En eso consiste el plan de batalla de Bernie Sanders. El de Hillary es el de continuar tildándolo de “socialista” y “falto de pragmatismo político”.

El plan de batalla de Donald Trump merece un capítulo aparte, sobre todo ahora que el Papa Francisco le limó los colmillos y le serruchó los cachos mientras volaba de regreso Roma desde el Méjico legendario. Todas estos personajes vuelan mucho y andan siempre por los aires, tanto si son ángeles como si son diablos.

Nota jocosa: Bernie Sanders proviene de una familia judía polaca y un amigo me acaba de enviar el siguiente mensaje: “Si el próximo inquilino de la Casa Blanca es Bernie Sanders, lo cual parece probable, será la primera vez en la historia de este país que un judío ocupará una vivienda pública gratis, dejada vacante por un afro-americano que vivió en ella durante ocho años seguidos sin pagar ni un centavo”.