Este es un tema de mucha importancia entre los seres humanos, porque indiscutiblemente ninguno es perfecto. Cometemos faltas y al hacerlo normalmente alguien es agraviado. Al perdonar se descarga o resuelve la tensión provocada por el acto incorrecto. Lo contrario a perdonar es el rencor, venganza o condena.

Nuestros actos generan consecuencias y habitualmente aunque seamos perdonados, conllevan una compensación. La justicia permite que afrontemos la consecuencia de nuestros actos. Un elemento importante para diferenciar justicia de venganza, es que no se acompaña de odio.

Desde la religión se te ha invitado a perdonar a los demás y pensamos que eso hace feliz a Dios, pero a veces te resistes a hacerlo. Analizaremos el perdonar.

Cuando se te ha ofendido de alguna forma, podrías llenarte de ira y esa emoción permanece en tu interior, hasta que perdonas. Si eres una persona rencorosa, podrías tener el riesgo de no recuperarte nunca del daño que te hagan. Hemos hablado antes de nuestras emociones y sabemos que pueden determinar variaciones en nuestra fisiología. Emociones como odio, rencor, ira, generan situaciones internas que de ser breves son manejables, pero si se prolongaran por tiempo indefinido, se vinculan a daños internos que pudieran no ser recuperables.

Lamentablemente algunas personas proclaman con orgullo que son rencorosas, lo que realmente dicen es: mi inseguridad la compenso enviando a los demás una firme amenaza para que teman dañarme. Hemos dicho que retener esas emociones te dañan a ti (no necesariamente a quien te ofendió). Es decir que cuando guardas celosamente tu rencor, tu esfuerzo lo que logra es mantener el veneno en tu ser con la esperanza de que afecte a alguien más.

Todos tenemos escalas de valores y desde la Biblia se advierte mucho de que la misma medida que utilices para juzgar a otros es la que usarás para medirte a ti. Mira bien como te expresas de los corruptos o ladrones, eso te dará una idea de cómo te valorarás a ti el día que robes. Si los demás te condenan, te duele, si te condenas tú, te destruyes. En la película La Misión (1986), es interesante analizar la interpretación de Robert De Niro (Capitán Rodrigo Mendoza), quien no podía perdonarse a sí mismo.

Podrías no querer perdonar a alguien y pudiera ser que eso le afecte o que no. Pero lo que sí es seguro, es que si no perdonas, retienes esa carga negativa en tu interior, siendo más negativa mientras la carga sea mayor y más dañina mientras más tiempo la conserves. Cuando Jesucristo manda a perdonar hasta setenta veces siete (Mateo 18:22), quería ayudarte más a ti que a quien te ofendió.

Es comprensible y justo, que si alguien te robó, hagas las gestiones de lugar para que se haga justicia y poder recuperar lo que te pertenece. Pero llenarte de odio, no te aportará nada e incluso te resta objetividad, impidiéndote pensar con claridad.

Es difícil demostrar la relación causa efecto, entre un rencor retenido durante mucho tiempo y la génesis de enfermedades importantes, pero cada vez estamos más convencidos de que el retener emociones negativas por tiempo prolongado, tiene repercusiones muy negativas en tu organismo. Huelga decir lo difícil que resultaría ser feliz con un corazón lleno de resentimientos.

Cuando cometes una falta, tiendes a señalar muchas atenuantes o excusas de por qué lo hiciste, pero cuando la falta es ajena consideras que no es necesario buscar explicaciones, está mal y basta. Si alguien hace algo malo, es un monstruo, si lo haces tú, las circunstancias te obligaron. Sin embargo, es más fácil relacionarte con los demás, si puedes comprender mejor tanto sus buenos actos como los malos.

A veces por nuestro egocentrismo, nos imaginamos que los demás viven pensando como dañarnos, pero los demás tienen cosas más importantes que hacer que maquinar nuestro daño, realmente están más interesados en ellos mismos, aunque a veces podrían creer que dañarnos les conviene.

Sigue tu camino, recuerda que no te detienes a ladrar porque haya perros ladrándote. No es preciso que te quemes con quien esté en la hoguera. Pero si la ofensa que te lanzó alguien te resbaló sin entrar en ti, tienes el poder de hasta ayudarlo a salir del infierno. Si así lo haces, descubrirás un nivel de existencia superior. Aunque sumamente difícil, el perdonar se espera que algún día sea para ti simplemente una prueba superada, pudiendo hacerlo sin dolor.