Miguel Vargas Maldonado es el mayor reeleccionista de la historia dominicana y lo hace invocando al más genuino anti-reeleccionista, el profesor Juan Bosch, y a otro demostrado anti-reeleccionista, discípulo aventajado del presidente democrático electo en diciembre de 1962, el doctor José Francisco Peña Gómez.

Vargas Maldonado, en nombre del anti-reeleccionismo, pactó con Leonel Fernández en el año 2009 para “eliminar” la reelección presidencial cuando el entonces Presidente no podía intentar repostularse y en realidad lo que hizo en ese momento fue apoyar la modificación de la Constitución para establecer la reelección diferida para que el mismo Leonel pudiera ser candidato indefinidamente, con un período de receso.

Sin sonrojarse, Vargas Maldonado lanza al basurero su anti-reeleccionismo ocasional y ahora como presidente del cascarón que queda del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) gracias a la parcializada actitud permanente del “Tribunal Superior Electoral” ,  cambia de bando al interior del PLD para facilitar la reelección de Danilo Medina cuando estaba prohibida y con ello –en forma pérfida y desleal- le cerró el paso a Leonel, su viejo y abandonado socio que ya no dispone del Presupuesto General del Estado. ¡Te acuerdas, Leonel, de tu teoría del sobre con un dinerito!

En suma, Vargas Maldonado es anti-reeleccionista y reeleccionista a la vez por conveniencia personal y grupal (pero el grupo es suyo, no es una formación político-ideológica). Lo único que lo orienta es determinar quién es el amo del Presupuesto General del Estado y ¡listo!, ya tiene una nueva “estrategia”.

El profesor Bosch es el único dominicano que dos meses después de asumir el gobierno (nunca tuvo el poder) hace modificar la Constitución de la República para prohibir la reelección. Es, en este aspecto, un sólido ejemplo de confianza en la democracia nacida de las cenizas de la decapitación de la dictadura trujillista con el sacrificio de los hombres del Ejército de Liberación Dominicana y luego con el arrojo de la juventud organizada en el 14 de Junio y un firme defensor de la alternabilidad en el poder.

Hoy, el presidente Medina, invoca a ese mismo Bosch para intentar reelegirse llevándose de encuentro todos los viejos principios democráticos del PLD y los postulados éticos y políticos del fundador de esa formación política.

Aunque en dos ocasiones di mi firma para que el PLD fuera aceptado como partido político por la Junta Central Electoral, nunca he sido miembro de ese morado partido y por tanto no tengo que conocer al dedillo sus Estatutos, pero tengo entendido que ellos (los Estatutos) establecen que el Comité Político –una especie de filósofos, matemáticos, físicos, astrónomos, químicos, profesores, historiadores, premios Nobel y otras especies aun desconocidas de dominicanos con una trayectoria impoluta donde los demás miembros del partido no piensan- solo puede reservarse el 30 % de las candidaturas legislativas para designar a los postulantes. Pero resulta que ahora el Comité Político decidió, por consulta y sin reunión entre los jefes –Danilo y Leonel-, que se reserva para los actuales titulares, ¡todas las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados!

Una verdadera burla a la democracia interna y un desprecio a la opinión de las bases de ese partido sobre quiénes quiere que los representen en el Congreso Nacional. Naturalmente, la opinión del resto de los ciudadanos cuenta mucho menos.

Eso mismo había hecho Vargas Maldonado: preparó unas primarias terroristas en las que impidió a los simpatizantes de Guido Gómez Mazara que votaran y cuando se iba a juramentar ante su corte de empleados, se hizo proclamar candidato presidencial del PRD para las elecciones del 15 de mayo de 2016.

No es que la reelección sea aberrante por sí misma, es que aquí, rigth now, reelección es sinónimo de avasallamiento de los oponentes en un país sin justicia independiente (¿cuántos corruptos hay encarcelados?), sin poder electoral independiente y sin partidos dispuestos a jugárselas todas por la democracia, la libertad y el respeto a los ciudadanos.

Empresarios metidos a políticos y políticos devenidos en empresarios, han formado una nueva elite de “empre-políticos”, porque son esencialmente políticos que han devenido en empresarios teniendo como sustento “ideológico” al Presupuesto General del Estado, al que empresarios han entrado como cualquierones, pero con muy buen sentido de las oportunidades.

Los dos principales partidos del sistema se unen para aupar la reelección sin haber realizado una convención democrática y participativa con sus bases. El pacto que han acordado no es más que una anulación efectiva y real de una concurrencia libre y democrática para elegir las autoridades del Congreso Nacional, de los cabildos y del Poder Ejecutivo. En otras palabras, un reparto anticipado de posiciones y control de los aparatos del Estado sin ningún formalismo democrático.

Hasta ayer, los partidos escamoteaban el derecho de sus bases a elegir en forma democrática a sus candidatos y eso se hacía por “acuerdos de aposento”, de hoy en adelante, si el aborto no muere, los acuerdos de aposento dejan las elecciones como una mera formalidad a la que acuden los ciudadanos como borregos a legitimar aquellos convenios de alcoba. ¡Ay mi madre!

Los jefes políticos del PLD y del PRD han anulado el derecho democrático de los miembros de los partidos a participar en la vida democrática de sus partidos –consagrado en la Constitución de 2010 que la Junta Central Electoral no defiende y no invoca- y por eso hoy tenemos un candidato presidencial casi único (y por demás a la reelección desde el poder)  y unos candidatos a posiciones legislativas que han probado ser el hazmerreír de América Latina sin que hayan sido escogidos en procesos internos competidos.

La situación actual es muy clara: candidatos impuestos por acuerdos internos y externos sin participación de las bases de los partidos.

Me parece muy peligroso porque estamos empujando al país a que toque fondo, aunque estoy consciente de que hay una masa hambrienta que se conforma con muñecas, bicicletas, salamis, bono gas y otras miserias caídas de las belfas de quienes realmente comen y derrochan.

El único problema es que estamos empujando demencialmente la carreta de la “democracia” al precipicio, y sus sepultureros, como hizo Desiderio Arias en mayo de 1916 –hará un centenario para más señas-, no tendrán los cojones de enfrentar al monstruo que están despertando.

Sigan por ahí, señores empre-políticos, pero prepárense porque el presente no es eterno y por más que tarde, llegará el momento de separar a los hombres de los muchachos.