En los últimos días nos hemos visto envueltos en un sinnúmero de percances, entre asesinatos por parte de los dueños del país, hasta altercados mediáticos por preferencias sexuales. Por lo cual me cuestiono si nuestro país vacila en su típico paso hacia el futuro con un paso hacia adelante y dos hacia atrás, o al contrario, estamos tratando de imponer una nueva marca mundial de cero victorias y un número infinito de derrotas en material social. Es por esto que pido disculpas, ya que para los que esperaban un artículo de esperanza y optimismo, lamento decepcionarlos. Es como todo lo que hoy en día leemos en la prensa: una crítica a nuestra sociedad.
Recuerdo cómo hace unos cuantos años, durante un seminario de Calidad en la Construcción, comprendí que nuestra idiosincrasia tiene una fobia crónica respecto al mantenimiento de las obras. Esto me llevó en un hilo de pensamientos bastante confusos, pero llegando a poder ver claramente: Mantenimiento – no genera dinero – Inexistente en RD. De esta manera funciona nuestra sociedad. Si los políticos, los inversionistas, o los constructores no pueden generar ganancias, no se hace. Y esto ha llegado a tal punto, donde el modus operandi de las construcciones dominicanas es “¿No es indispensable? No lo hagas. Ahórratelo”. Por lo que vemos en nuestro día a día cómo en la batalla de Construcción de Edificaciones vs el Peatón/Ciudadano es una barrida en favor de los primeros.
Gracias a mis padres, he tenido la suerte de poder vivir en diferentes países. Consejo que doy en demasía: “No acumule bienes materiales, viaje.” Viajar, conocer y experimentar diferentes culturas nos da un sentido más completo de lo que hacemos. En mi vida profesional he podido ver cómo se interrelacionan la construcción y la población en diferentes países del mundo. Y es así que comparo cómo en países desarrollados el ciudadano es prioridad número uno y cómo las edificaciones en su etapa constructiva toman esto en cuenta. Tanto en Nueva York como en Londres puedes caminar por las calles y al llegar a un área en construcción, te encontraras con andamios, barreras, señalizaciones, protección para caída de objetos, protección exterior de edificios y todo esto, simplemente para proteger a los transeúntes.
El marco legal de nuestro país para este tema, se conforma de: Las Normas y Reglamentos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, la Ley 64-00 del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Reglamento 522-06 del Ministerio de Trabajo y para el caso del Distrito Nacional, la Ley 176-07 del Ayuntamiento. Sin embargo, aunque las leyes son extensas, sólo existen unos breves artículos en relación al tema en discusión, los cuales son de carácter general y resultan banales para los fines. El artículo 67 del Reglamento para la Supervisión e Inspección General de Obras estipula que “el Contratista deberá colocar lonas para controlar el polvo u otras sustancias menores, y una protección segura alrededor del área del proyecto” y es común encontrar aceras dominicanas donde los agregados finos, gruesos e incluso los atados de acero han reclamado su derecho de circulación.
También podemos ver cómo en el Reglamento de Seguridad y Salud en el Trabajo del Ministerio de Trabajo (Decreto No. 522-06) el artículo 2.3.21.6 plantea que “la plataforma de protección para caída de materiales… deberá estar situada protegiendo áreas de tránsito de personas por el edificio en construcción” y vemos cómo es todo lo contrario a tener el boleto ganador en un sorteo millonario de la lotería: común y desafortunado; ya que me atrevo a decir que más del 70% de las construcciones en el área metropolitana no cumple con estos parámetros.
Por último, el artículo 118 acápite C de La ley 176-08 del Ayuntamiento del Distrito Nacional, clasifica de Infracción “Muy Grave” el impedimento o relevante obstrucción al normal funcionamiento de un servicio público. En nuestro caso las aceras y el libre tránsito por ellas. Y aún así, nada pasa.
Pero si algo yo he aprendido de nuestro hermoso país, es que somos una sociedad motivada por la moda: por cuál es el carro del año, el celular nuevo que salió al mercado o simplemente cuál es el nuevo restaurante que abrió a la vuelta de la esquina. En materia de construcción esto no se queda por detrás. Así fue el “boom” en seguridad ocupacional durante la construcción de la Barrick Gold. La utilización de equipos de protección, el establecimiento de manuales de HSE (Health, Safety and Enviroment), las inspecciones a las diferentes edificaciones, entre otras cosas. Sin embargo, por más que nos quedamos con vestigios de este movimiento, no hay una aplicación continua, motivada y supervisada por parte de las instituciones gubernamentales.
Finalmente, tengo que decir que coincido con Pedro Mir en que: “hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol”; ya que por el camino que va nuestra sociedad, ese trayecto está más cerca del sol de lo que imaginamos: calentando nuestra sociedad lentamente y acercándose al punto de quemarse. Dependerá de nuestra generación y las venideras trazar las pautas para forjar un futuro mejor. Nuestro país necesita un cambio. Nuestra construcción necesita un cambio. Debemos alejarnos de la informalidad y “chabacanería” que caracteriza nuestro sector, y nosotros como profesionales de la construcción debemos ver ambas caras de la moneda. No solo “halar pa’ mi lao” (en buen dominicano), sino preocuparnos por igual por esas personas que durante el desempeño de nuestra labor puede ser afectadas, por esas personas que debido a la corrupción administrativa de nuestro país no tienen representación en los organismos gubernamentales. Y no solo hacerlo porque es una ley, un reglamento, una norma o un decreto; hacerlo simplemente porque es lo correcto. Y quizás, solo quizás pensando así, poco a poco podremos ser entes de cambio para lograr tener un mejor país.