Mi insistencia con el tema se justifica, en términos generales, por la trascendencia e importancia de éste para Samaná y toda RD (tod@s pagamos el peaje sombra), y, en términos específicos, por la experiencia vivida el pasado domingo 21 de febrero, en mi participación en el evento inaugural de la carretera Morón – Lanza Del Norte, en el Distrito Municipal del Limón.

De la actividad per se, cabe resaltar su excelente organización por parte del MITUR y la intervención de nuestro señor Presidente quien, con la sencillez que lo caracteriza en su discurso, no sólo dejó inaugurada la obra, sino que también se comprometió con la entrega en los próximos meses del puente del Limón, obra muy necesaria y demandada por dicha comunidad.

Siguiendo con el itinerario presidencial, nos trasladamos a un importante complejo turístico de la zona, en cuyo escenario el Gabinete de Turismo, presidido por el Presidente Abinader, tuvo a bien presentar el Plan de Ordenamiento Territorial de Samaná.

Si se quiere, de manera conservadora, la presentación a cargo de la directora del DPP del MITUR, arquitecta Shaney Peña, concibe 21 obras urgentes y prioritarias, en función a las necesidades de cada Municipio y Distrito Municipal de Samaná.

Entre dichas obras destacan, la reconstrucción y remodelación del Patrimonio histórico-cultural del Municipio de Sánchez, el remozamiento y embellecimiento de la entrada del Municipio Cabecera de Santa Bárbara de Samaná, la construcción de sendas plantas de tratamiento de aguas residuales en el de Municipio de Las Terrenas, el arreglo de la carretera Santa Bárbara de Samaná – Las Galeras, entre otras; debiendo destacarse que el costo total de estas 21 obras, ronda los 3000 mil millones de pesos, de cuyo importe el gobierno central cuenta o dispone, para este año, de unos 1200 millones de pesos, de donde se desprende que el Plan de Ordenamiento Territorial de Samaná se queda corto por unos 1800 millones de pesos.

Y yo me pregunto: ¿donde están esos 1800 millones de pesos que tanto hacen falta al desarrollo turístico y socioeconómico de Samaná? Obviamente, se los tragó y se los pretende seguir tragando por 18 años más, el barril sin fondo que constituye el popularmente denominado peaje sombra.

Así pues, solamente el año pasado el Estado Dominicano pagó cerca de 3000 millones de pesos de peaje sombra, y este año, por la merma considerable del turismo, y la caída generalizada de la economía, se espera un pago mucho mayor, por lo que la sola erradicación del peaje sombra generaría, de inmediato, la disponibilidad de los recursos que requiere Samaná para su desarrollo.

En definitiva, si algo quedó claro el pasado domingo 21 de febrero, es que todos y cada uno de los actores que inciden en el destino y suerte de Samaná conciben al peaje sombra como un barril sin fondo que troncha o limita las posibilidades de su despegue definitivo y crecimiento como zona turística de condiciones inigualables.