En el día de hoy el Papa Francisco ha enviado un mensaje al Congreso de Laicos en España: “Es la hora de ustedes”. Llevar “la alegría del Evangelio”
El papa Francisco tiene muy claro lo que quiere de los laicos, los religiosos deben cambiar, y los laicos también, para tener “una iglesia en salida”.
En los últimos años hubo diversas iniciativas en vista de activar la colaboración de los laicos y laicas en calidad de Catequistas, Profesoras, Animadores y Animadoras, Cantoras y Cantores, Secretarios y Secretarias parroquiales, Ministros de la Eucaristía, Diáconos, Ministros del diezmo, Legionarios, etc… Ahora hay que preparar a los laicos para ser misioneros en las calles.
Los laicos católicos debemos estar atentos a una ‘Iglesia en salida”, constituimos un paso entre el laicado totalmente pasivo y el laicado que necesita la Iglesia misionera del Papa Francisco. Que no se quede solamente en los temas eclesiales, sino que también afronte las problemáticas sociales, políticas y económicas de la sociedad. La Iglesia debe ir a los sindicatos, a las cooperativas, a la sociedad civil, a los consumidores, a las ONGs. Ellos tienen problemas y la Iglesia debe escucharlos.
El laico católico tendrá que salir de su posición de inferioridad y dependencia en relación al clero, pero siempre respetando la autoridad. Por lo tanto tendrá que cuestionar el carácter corporativo de la actual organización eclesiástica. ¡El mismo Jesús era un laico!. Él no se dedicó a predicar en un templo, sino que salió a las calles, a tratar las personas enfermos, ladrones, trabajadores, pescadores, prostitutas… las personas simples y comunes de la calle.
Hoy dentro de la Iglesia católica se da pocas formaciones laicas independientes y autónomas, capaces de actuar en la sociedad como asociaciones de derecho civil y de defender, dentro de esa sociedad, los valores cristianos.
La iglesia debe respetar las vocaciones de los laicos, muchos tenemos talentos para diferentes actividades y acciones sociales, por nuestra formación como laicos. La vocación del laico no es solo el altar, ni el convento, es el camino, la calle… Lo más importante consiste en formar grupos fuertes y mancomunados, alimentados por lecturas bíblicas y otras lecturas espirituales, también leer los laicos que han sido modelos, entre ellos Tomás Moro, Federico Ozanam, Jacques Maritain, Emmanuel Mounier, Giorgio La Pira, y otros que han aportado mucho a la doctrina social cristiana.
Los laicos debemos capacitarnos para conocer las leyes sociales, la seguridad social, los consumidores, el sindicalismo, la política social, la economía social. Capacitarnos para saber defender los derechos y libertades de los más pobres.
Vamos a la calle a escuchar aquellos que tienen problemas económicos, los que viven en la miseria y la pobreza, a los desempleados, a los que tienen soledad, a los enfermos, a los que tienen problemas de parejas, aquellos que necesitan que alguien los escuche. ¡Esa es la misión que nos encarga el Papa Francisco!
“Una Iglesia en salida pobre, para los pobres!, desafío de la pastoral social en el pontificado del Papa Francisco”, es el buen título del libro digital que escribí recientemente LA PASTORAL SOCIAL. Vayamos de la mano los religiosos y los laicos. ¡A la calle!…
El papa dijo hoy, “No somos una agrupación más, ni una ONG, sino la familia de Dios convocada en torno a un mismo Señor. Recordar esto nos lleva a profundizar cada día nuestra fe: un don que se vive en la acción litúrgica, en la oración común de toda la Iglesia y que debe ser anunciado. Es el pueblo convocado por Dios, que camina sintiendo el impulso del Espíritu, que lo renueva y le hace volver a Él, una y otra vez, para sentirnos cosa suya.
Y este Pueblo de Dios en salida vive en una historia concreta, que nadie ha elegido, sino que le viene dada, como una página en blanco donde escribir. Está llamado a dejar atrás sus comodidades y dar el paso hacia el otro, intentando dar razón de la esperanza (cf. 1 P 3,15), no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas para hacer comprensible y asequible la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices”
“Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén. Los animo a que vivan sus propias vocaciones inmersas en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos, del pueblo.