Un alma en duda es un alma atormentada, es un alma que no sabe si es, o, no es. Y si es no sabe lo que es. El refrán popular dice que cuando ves a alguien que se hace más gracioso, empalagoso y zalamero de la cuenta, es porque se siente en deuda con quien pretende alagar e idolatrar porque quiere conseguir algo.

En los últimos 20 años los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana lo menos que han tenido como referente es el modelo y pensamiento de su fundador. Juan Bosch es una razón ignorada y puesta a un lado. Para unos, en su momento, lastre del pasado: don Temo Montás y Norge Botello. Para otros, José Tomas Pérez, un modelo socialista que hubiese llevado el país al atraso.

Todos y cada uno de los supuestos dirigentes y líderes del PLD, han encontrado una justificación para explicar la negación y traición a los principios y lealtades partidarias; así como, a la doctrina y base ética moral de que es portador el pensamiento boschista. Podrán ser cualquier cosa, menos lo que pregonan ser, Boschistas.

La obra de la que se sintió orgulloso don Juan y donde debieron grabar su nombre con lealtad y coherencia, fue en el Partido de la Liberación Dominicana, partido que han desmantelado, destruido y desarticulado, alejándolo de sus orígenes, razón de ser y principios

El boschismo es nobleza, es humildad, es honestidad, es respeto por el otro, es sentido de justicia, es amor por razones democráticas, es una forma de vida impulsada por el servicio y la solidaridad. No es boschista el que ejerce el poder con soberbia, avasallamiento y trampas. El boschismo es frontal y transparente.

Más aún, como si todo esto fuera una novela con un horroroso guión, el releccionismo panboschista, nos quieren hacer respirar como forma de espiar sus pecados y sentimientos de culpas, por haber perdido la conexión, el sentido y el rumbo con el pensamiento del gran maestro, Juan Bosch, a que nos salga en todas partes.

Todo ello, en una especie de fanatismo o síndrome de boschofagia, colocando su nombre en todas y cada una de las obras que construyen: Hospitales. Autopistas, ciudades, provincias y hasta en los retretes si fuera necesario.

La obra de la que se sintió orgulloso don Juan y donde debieron grabar su nombre con lealtad y coherencia, fue en el Partido de la Liberación Dominicana, partido que han desmantelado, destruido y desarticulado, alejándolo de sus orígenes, razón de ser y principios.

La nueva religión del sanedrín morado (Comité Político) es el panboschismo. Religión electoral, que tiene como dios supremo el buey blanco, en cuya zanca se hace cabalgar jacho en mano: la reelección, la incoherencia, la simulación y la destrucción de la verdad boschista.

Una verdad boschista comprometida con el deber de completar la obra de Juan Pablo Duarte y con una patria soberana liberada de las cadenas de la pobreza y la ignorancia. Es tiempo de iniciar la construcción dentro del PLD, de una fuerza transformadora en la que converja el pensamiento de   la Izquierda revolucionaria boschista.