Aquí no hablamos del “pacto” de la oposición dominicana de no reconocer los resultados de las recientes elecciones invocando el mantra de que la democracia electoral ha sido secuestrada.

Aquí hablamos del “pacto nacional” de los implicados en el escándalo “lava jato” (lava carros) que está sacudiendo a Brasil.

-Tenemos que salir de Dilma a como dé lugar- dice la grabación- de lo contrario vamos a terminar todos en la cárcel.

La voz que suena en la grabación, dada a conocer por uno de los periódicos más importante del Brasil, ‘Folha de San Paolo”, es la del segundo hombre clave del grupo que sacó del poder para ser “juzgada” a la presidenta Dilma Rousseff. Se trata del ex-senador y ex ministro, Romero Jucá, en conversación telefónica con su amigo, Sergio Machado, alto ejecutivo petrolero, ambos implicados en el escándalo.

-Los generales me han manifestado su apoyo irrestricto-continúa la grabación- tenemos que inventarnos un pretexto para sacarla del medio.

En otras palabras, que lo que está sucediendo en el Brasil, el país más grande de Latinoamérica, equivale a un perfecto “golpe de estado”, no a ningún juicio político, como han querido maquillarlo.

-Lo que más le interesa a los generales es investigar al “Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra” (Movimiento de los trabajadores Rurales Sin Tierra-MTRST)- continúa diciendo Romero Jucá a su colega petrolero.

-Hay que empezar a cortarle los fondos a los programas sociales de Dilma. Ese es el principal objetivo de las altas instancias militares con los que he conversado-argumenta Jucá.

El periodista investigativo Glen Greenwald, abogado constitucionalista estadounidense radicado en Brasil, ha confirmado la conspiración contra la presidenta Dilma Roussef: “Nada más tenemos que observar el apoyo inmediato a los golpistas de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), anunciando que “las medidas económicas anunciadas por el gobierno de Michel Temer son las correctas”. Esto sucede muchísimo antes de que estas medidas comiencen a implementarse. En otras palabras, que este complot tiene corte internacional. Eso opina Greenwald en su artículo “Novo abalo político no Brasil” (Nuevo terremoto político en Brasil). (Intercept.com).

Glenn Greenwald, ex columnista del periódico británico “The Guardian”, fue el que originalmente divulgó al mundo, en el 2013 y en ese mismo periódico, los secretos de Edward Snowden sobre el escándalo de la Agencia de la Seguridad Nacional Estadounidense (NSA) y su programa de espionaje conocido como “Operación Prisma”. Greenwald es, además, el autor de varios libros laureados, entre ellos “No place to hide” (No hay lugar donde esconderse) y ganador del premio Pulitzer 2014.

-He conversado también-continúa el reporte de la conversación de Jucá- con varios de los jueces de la Suprema Corte y todos, menos uno (quien había sido nominado por Dilma Rousseff), están al tanto de lo que pretendemos hacer en nuestro país.

El nombre del juez de la Suprema Corte, nombrado por la presidenta, es el de Teori Zavascki, al cual el mismo Jucá considera “incorruptible” e imposible de ser sobornado a favor de los implicados en el “Lava Jato”.

-Si sigue Dilma vamos a caer todos-continúa diciendo el ex senador.

Este es un caso parecido al de Alibabá y sus cuarenta ladrones. El mismo presidente en funciones, Michel Temer, es considerado por el 66% de los brasileros como “altamente corrupto”. Sobre él pesa una sentencia inhabilitándolo por ocho años para ejercer cargos públicos. Su contra-parte en la Cámara Baja, André Moura, quien lidera el movimiento contra la presidenta, está considerado como uno de los más corruptos del Brasil, de acuerdo con Glenn Greenwald: “Contra este personaje están aún pendientes múltiples acusaciones, no solamente de corrupción, sino de atentados de homicidio”.

No hay dudas de que detrás del cacareado juicio político en contra de la presidenta Dilma Rousseff se ocultan intereses inconfesables. Su continuación como presidenta democráticamente elegida por la mayoría del pueblo brasileño, es una amenaza para la coalición corrupta que ahora está pretendiendo “juzgarla”.