El discurso delata al sujeto, lo expone o lo desnuda frente al espejo del lector o del receptor. La enunciación poética planteada en "El Otro Cielo" (Editorial Dragón. Editora Búho, S.R.L., Santo Domingo, R.D., 2019), es la presentación del universo romántico de un sujeto-autor que, desde la construcción de una metáfora desprovista de innecesarias, nos pone ante un decantado discurso poético lírico.
La adjetivación no frecuenta en la organización sintáctica de estos versos. Es un decir fluido, sin malabares expresivos. Aquí el interés del poeta es autodelatarse ante la amada. Desgarrar su acento amatorio. Su ímpetu de poeta del piropo post-moderno, donde la simbología numérica entra a formar parte del corpus poético del texto. Veamos:
"(…)Tres, al recogerse a la sombra de la mujer/
amada, a todo lo que ella piensa/
desde el agua que resbala por su cuerpi/
hasta la que seca el sol que lleva dentro//".
(p.13).
La palabra es trabajada con el objetivo de que no sólo signifique en su plano semántico, sino que estalle y deje brotar ritmo-sentido, piropo encadenado a la ilusión del amor.
Lo que aquí importa es el manejo de la lengua, su uso desde la metáfora, con el marcado interés de que la ironía, propia, en este caso, muy propia del sujeto-creador, se exponga subyacente en el discurso lírico que discurre en "El Otro Cielo".
Aquí el poeta asume la función declaratoria de quien siente la necesidad, no sólo de amar…
sino de ser y sentirse amado. Amor en y para lo espiritual, es lo que emana de este texto poético.
En su decir metafórico, el sujeto-autor no llega a lo erótico, se queda en la sensualidad expresiva de quien prefiere implicarse en la trama dramática del "amante", a no quedar esclavizado entre las piernas de la "amada".
La obra está estructurada en cuatro (4) partes que se presentan como si tratase de desglose formal, ya que en el texto prevalece un eje lírico que le sirve de enlace unitario, donde lo amoroso se plantea desde lo absurdo, como si el hecho de amar trastirnara la lógica existencial del Ser, algo a lo que el poeta le huye, para no mostrar sobre la página en blanco sus falencias humanas.
Cabe destacar aquí el poema titulado "Orfeo", el cual representa la cuarta parte del libro y que está dividido en veintiocho (28) estrofas que oscilan en una configuración de tres (3) a seis (6) versos libres, enlazados por lo absurdidez del amor, evocado por la ceguera de un poeta enamorado, sostenido en vida por la cadencia de su canto.
Como si se tratara de un protocolo para amar, en este poema, la pasión es lo que le otorga sentido de lo humano al decir poético. El sujeto-autor se convierte aquí como el gurú de los "amantes" y el gran asesor de las fornicaciones, aunque reconozca que su decir no traspasa las trampas sígnicas de la semiótica de lo carnal que habita en su bitácora poética. Veamos:
"Ayer fue mañana/Mañana fue ayer/
Mi amor anda como loco/dijiste que sí/
cuando creo que ya mi amor /
anda tocando la puerta/falta que le abran//".
"Como no tengo llave para entrar a tu casa/
tengo que llamar y en su haber/ tocar//.
Dar llave al amante no es tan frecuente/
cuando ella no la quiere/porque/
se teme que un día no esté el corazón//".
(p.52).
Es ironía convertida en metáfora, lo que discurre en esta evocación lírica, amorosa, y se nos presenta de manera natural…sin retorcimientos expresivos, como si el sujeto-autor asumiera la vida, su vida, desde la mirada rebelde de quien procura uto-dibujarse, desde la simbología numérica y la ironía que circunda esta obra, desde la pluridimensión expresiva de sus metáforas.