La llegada de cada nuevo año representa una esperanza personal para cada ser humano en el ámbito espiritual, laboral, económico y hasta sentimental, y en República Dominicana este nuevo 2015 no es la excepción, pues las dominicanas y dominicanos albergamos la esperanza de que nuestro gobierno continúe las cosas positivas que ha venido realizando, además albergamos la esperanza de que se sigan haciendo cosas que nunca antes se habían hecho, sin embargo también albergamos la esperanza de que se corrija lo que está mal.
Como mencionamos en nuestra entrega anterior, el Ministerio de Educación ha priorizado la construcción de la infraestructura necesaria para nuestra transformación educativa, pero también nos preguntábamos cuando pasaríamos de la construcción de aulas a la preparación y perfeccionamiento de los seres humanos, o sea, cuando pasaríamos a educar a nuestros maestros y estos, a nuestra niños y jóvenes. De inmediato recibimos una señal de esperanza: El presidente Danilo Medina declara al 2015 “Año de la Atención Integral a la Primera Infancia”, priorizando la primera etapa del desarrollo de nuestras futuras generaciones, y claro que apoyamos dicha iniciativa, aunque nos preocupa la falta de un Plan Integral de Desarrollo del Magisterio.
Adicionalmente, los residentes del gran Santo Domingo nos sentimos muy esperanzados de la prometida culminación de la parte A, en el primer trimestre,y la B, en el último trimestre del año, de la avenida de circunvalación, que comprende de Haina a la Aut. Duarte y de la Aut. Duarte hasta Guerra, respectivamente. Esta obravendrá a adecentar el tránsito de tanqueros, patanas, camiones e incluso vehículos públicos y privados del tránsito regular de nuestra ciudad.Igualmente las nuevas obras de reparación, construcción y reacondicionamiento de las vías de comunicación que unen todo el sur con Santo Domingo, hacen sentir a esos munícipes, más cerca e incluso potencializa el desarrollo turístico y comercial de la zona.
Como país consumidor de derivados del petróleo, representa también una esperanza y un alivio para nuestra balanza de pago el desplome de los precios del petróleo y sus derivados. Reconocemos que esta pérdida de los precios finales de los diferentes derivados, representa una reducción de los impuestos cobrados a dichos combustibles, pero no es menos cierto que también representará una reducción del subsidio eléctrico y que si se hace un esfuerzo adicional en la gestión de cobro y en la reducción de pérdidas, podría compensarse con creces esa reducción de ingresos. Pero sí o sí, la reducción de los precios de los combustibles representa un alivio a la presión cambiaria y al bolsillo de los ciudadanos que verán reducido el gasto en compra de combustibles, ya sea para sus medios de transporte o para autogeneración; igualmente los pasajes comenzaron a reducirse y el transporte de carga, tendrá que hacer lo mismo, redundando en el precio final de los artículos.
En el panorama no hay amenazas de importancia para que el turismo no continúe su agresivo ritmo de crecimiento. La recuperación de la economía de Estados Unidos nos permite pensar en potenciales aumentos de la remesas. Y por la misma recuperación, sumado a la pérdida de competitividad de las economías asiáticas, también permiten pronosticar una potencial recuperación de nuestras Zonas Francas. Igualmente los campesinos y la clase desposeída del país, albergan la esperanza de que este año los premie con una de las visitas sorpresa del Presidente Medina y las acostumbradas soluciones.
“Corregir lo que está mal” y en este caso nos referimos a lo que históricamente ha estado mal, pero nunca tan mal como ahora. La inmigración haitiana, por sus características, tiene un potencial explosivo de consecuencias in-predecibles. No es comparable con la inmigración dominicana a los Estados Unidos u otros países. Tampoco es comparable con la inmigración de europeos, asiáticos y de nacionales de otros continentes a la República Dominicana. Ninguna otra inmigración a nuestro país es continua, masiva, predominantemente ilegal, persistente, con respaldo de grupos nacionales e internacionales.Ninguna otra inmigración tiene el potencial político, económico y social que tiene la inmigración haitiana. Ninguna otra inmigración desplaza tan amplia, continua y aceleradamente a los nacionales del empleo normalmente regulado y del trabajo informal.
La constante, masiva e incontrolada inmigración haitiana, por sus características y por la proporcionalidad de la población de las naciones que comparten la isla, transforma social, económica, cultural y políticamente a la nación dominicana, fomentando el deterioro de la vida nacional, mermando la capacidad del Estado Dominicano para satisfacer las necesidades nacionales, en áreas tan importantes como la salud, la educación, el trabajo, el respeto de las leyes y los derechos, incluyendo la seguridad individual en las ciudades y en los campos.
Los haitianos, por motivos históricos, consideran el territorio nacional como parte de la nación haitiana; mientras que los dominicanos honramos a los héroes que nos independizaron de Haití.
Se nota últimamente un afán de los organismos internacionales en unificar las características culturales dominicanas y haitianas; se persigue con esto debilitar el hecho cierto de que se trata de dos pueblos, dos culturas y dos naciones distintas, también se quiere llevar al ánimo nacional la idea, de que la fusión de ambos Estados y naciones es un hecho inevitable “un matrimonio sin divorcio”, porque así lo pretende disponer la comunidad internacional, especialmente los Estados Unidos de América, Canadá, Francia y otros estados.
Ninguna nación, por ejemplo Estados Unidos o de Europa, convoca a los representantes de los inmigrantes ilegales para que participen en un consenso sobre lo que esa nación debe hacer como política migratoria, de modo que no cabe hablarse en este caso de consenso con los sectores involucrados, sino que, el gobierno dominicano es el que debe responsablementeestablecer la política migratoria dominicana, guiándose y fundándose en el interés nacional, su constitución y el sentimiento del pueblo Dominicano.
El Pueblo Dominicano alberga la esperanza de que en este 2015 el Gobierno del Presidente Danilo Medina, al fijar la política nacional de migracióntome en cuenta las características precitadas de la inmigración haitiana, así como la propia Constitución vigente y la Sentencia del Tribunal Constitucional, con la conciencia de que el problema no es comparable con otras inmigraciones que no tienen las mismas características. Esperamos que no haya nuevas prorrogas al plan de regularización y vencido el plazo, cumpla con su promesa de “corregir lo que está mal”, en especial esto que está más mal que nunca antes.