El tema de la inseguridad ciudadana es uno de los temas más preocupantes que enfrentamos como país y no cabe duda de que el Sistema Nacional de Atención de Emergencia y Seguridad (en lo adelante 911) del presidente Medina se inscribe en la intención de comenzar a generar acciones que contribuyan a reducir dicha inseguridad.
El principal responsable de la ejecución de este sistema, el ministro Gustavo Montalvo, y su equipo de trabajo, ha dedicado tiempo, esfuerzo y dinero para que el 911 se convierta en una realidad eficaz; la comunidad internacional ha realizado importantes aportes al proyecto, no solo en recursos económicos, sino también en equipos, tecnología y experiencia, y la ciudadanía debería aportar la contrapartida, que no es otra cosa que la voluntad de cuidar el sistema, de confiar en él, de velar porque los teléfonos que poseemos no sean utilizados para llamadas molestosas y de tener la paciencia necesaria para darle el tiempo imprescindible para que el sistema madure y se perfeccione a través de su propia ejecución.
Los resultados favorables serán inmediatos, como lo demuestra que en las primeras 96 horas se atendieron 2,206 emergencias auténticas (robos, accidentes de tránsito, violencia de género, incendios, agresión física, salud, etc.). Esto equivale a un promedio diario de 551 emergencias atendidas, o a un promedio mensual de 16,545. Eso es impactar todos los meses en forma favorable en la seguridad de por lo menos 16,545 personas. Y todo esto al inicio del sistema, con una ciudadanía que todavía no asume conciencia de su importancia, por lo que se espera que las cifras irán aumentando en el futuro cercano.
Aunque el dato de las personas asistidas en las primeras horas es impactante, la gente ha concentrado su atención en las llamadas molestosas, y con cierta razón pues alcanzan la increíble cifra de 62,505 llamadas en el mismo lapso de 96 horas, lo que requerirá de las autoridades una reacción muy firme en la aplicación de las sanciones contempladas.
En un sistema de esta naturaleza el paso del tiempo solo puede contribuir a su mejoría. Se irán reduciendo las llamadas molestosas (si se aplican las sanciones pertinentes), se irán reduciendo los teléfonos no registrados (aunque no en el plazo otorgado, pues no es realista), el personal del 911 irá adquiriendo cada vez más experiencia (incluyendo los recepcionistas de las llamadas), la ciudadanía irá aprendiendo en cuáles circunstancias debe usar el 911, las cámaras colocadas en distintos puntos del territorio cubierto por el sistema comenzaran a ofrecer resultados para ayudar a identificar a los responsables de las infracciones penales.
Este sistema además ofrece la oportunidad de tener una especie de plan piloto de lo que se debe hacer con la Policía Nacional. El personal del 911 ha sido seleccionado entendemos que a través de algún método que garantice el perfil que se requiere, pero además se ha informado que ha sido debidamente entrenado. En sus manos está demostrar que podemos hacer lo mismo con la Policía Nacional a fin de rescatar la credibilidad de la población en los miembros del cuerpo del orden.
En estos momentos todas las personas de buena voluntad deben apoyar la puesta en práctica de un sistema que solo puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la población. Las fallas deben ser señaladas, pero sin intención de dañar el sistema en sí mismo.
Y el gobierno debe estar claro que el 911 es importante, pero no es la solución total a los problemas de inseguridad ciudadana. Existen otros elementos que deben ser atendidos con el mismo entusiasmo, rigor y esfuerzo con que lo ha sido el 911. La impunidad debe por lo menos reducirse, lo que exige más atención en las áreas de investigación, de la fiscalía, de la justicia (incluyendo más recursos en los presupuestos de la PN, del ministerio público y del poder judicial), la Policía Nacional debe ser reformada, las ejecuciones extrajudiciales deben ser investigadas y perseguidas. En fin, son muchos los temas que deben ser abordados en un verdadero plan de seguridad ciudadana, del cual el 911 es solo un componente.