El reciente nombramiento y llegada del señor Embajador de los Estados Unidos de América a República Dominicana, para mí no tiene una connotación especial, ni distinta a cualquier otro nombramiento del personal diplomático acreditado en el país. Cada país tiene el absoluto, legal y soberano derecho para la designación de su personal diplomático, acorde a sus normas, intereses y fines de política exterior; y de relaciones con el país en cuestión.

En esto también cuenta la formación diplomática, el currículo y competencias profesionales de la persona.  Siempre he entendido, y repetido en mis clases de Sociología Aplicada a la realidad dominicana, que las preferencias individuales, grupales y societales políticas, ideológicas, religiosas, artísticas y sexuales, no pueden afectar las relaciones interpersonales, las relaciones sociales. En nuestro país las diferencias, sobre todo, de pertencia a un Partido Político, ha roto matrimonios, separado amistades y dividido familias en un antagonismo más irracional que lógico.

Y es que vivimos en una sociedad muy conservadora, con cánones  en algunas dimensiones, muy atrasados, en comparación con las dinámicas actuales de la Sociedad Global en la que vivimos. Una sociedad que no solo tiene un bajo índice de escolaridad, sino que la la educación humanista ha quedado rezagada con respecto a una educación enfocada en las ciencias exactas y tecnológicas y no en las sociales y humanidades; esto condiciona un pensamiento social limitado a lo lógico-práctico, a la inmediatez.

Y si a eso le añadimos, una historia política de sucesiones de periodos dictatoriales hecho por hombres que han contribuido al enraizamiento del modelo del Hombre devenido en algo muy similar al Señor Todo Poderoso en la casa, en la calle, en la sociedad. Y la mujer aún carga con la retrógada idea y designación que le confiere la historia dominicana, de objeto sexual, destinada a labores doméstica y a la educación de los hijos. Modelo que su individualidad, su identidad y la anula como ser social.Cuando alguna se revela queda divorcidada o en el peor de los casos golpeada o asesinada.

Estas son algunas de las características de la sociedad a la que llega el Sr. James "Wally" Brewster.  Pienso que el Gobierno de los Estados Unidos estuvo muy consciente de las condiciones socioculturales dominicanas, del tipo de sociedad donde va a laborar el diplomático.  Wally  sabe  el medio social donde va a  insertarse.

El problema no es de la designación en sí, sino de los rasgos socioculturales que dan una connotación distinta, especial a un hecho de rutina diplomática que en otro país desarrollado, hubiera pasado sin penas ni glorias.  Pero en esta sociedad sumamente machista y conservadora ha causado un revuelo con ribetes de histeria extremista por grupos de los más conservadores y por algunos líderes sociales que al final de cuentas, como buenos extremistas son unos oportunistas de doble moral y ninguna lección pueden dar desde falas normas morales  que no solo son retrogadas sino que "si usted tiene tejado de vidrio, no tire piedras  al vecino".

Y  qué importa si a Wally le gusta tal arte abstracto o el clasicismo renacentista; qué importa si Walky es católico o  protestante. Qué importa si es hetero, bi o homosexual. Lo que importa es solo su desempeño profesional y que al final del periodo mejore el intercambio comercial, educacional, deportivo, científico, cultural entre el pueblo dominicano y el norteamericano. Cualquier otra cuestión externa a estos fines, es sencillamente, intrascendente.

En esta sociedad "democrática" deberemos aprender de una vez que el respeto a los derechos del otro, es la clave de una convivencia social un poco más armónica, más pacífica,  tanto en el ámbito intrafamiliar como social. Hasta cuándo tantas manifestaciones social irracional? Para mí esta designación es de un gran simbolismo, y será una gran lección que recibimos como sociedad. Descodifico el mensaje: mírense por dentro dominicanos, reflexionen sobre su conducta y su crisis de paradigmas socioculturales.

Respeten y asuman las diferencias,  la diversidad en este mundo del siglo XXI. Esta designación, cuando pase el tiempo y las reacciones conservadoras-extremistas, contribuirá al cambio social que tanto necesitamos. Bienvenidos Sr.  James "Wally" Brewster y su esposo, Bob J. Satawake!