"El nacionalismo extremo es el final del pensamiento humano" (Goran Paskaljevic*)
Me quedé estupefacto. Electrizado. Le faltaba algo en el rostro. Una pintada a lo Aldo Rico, golpista argentino retirado, a quien le gustaba el rito de las caras pintadas para su propia guerra.
Desde hace semanas vengo reflexionando sobre este tema:
El nacionalismo extremo, su espacio de expresión desde el mismo gobierno y la falta de voz del propio gobierno como elemento moderador en el candente tema dominico-haitiano.
Desde el punto de vista mediático el Gobierno ha dejado un vacío de vocería en el tema, puedo entender que es prudencia, lo cual es válido, pero la prudencia tiene sus límites y medidas.
Dos objetivos a la vista: El Canciller Andrés Navarro y Gustavo Montalvo, alto funcionario del gobierno. Amotinado en la televisión el pequeño discursante se hacía ayer el héroe tricolor, golpeaba a diestra y a siniestra.
Era una tribuna, que nada "tenía" que ver con el propio gobierno. Entonces diría yo que era el representante de un enclave, habrá entonces que buscar denominaciones para descifrar estos códigos ultraderechistas: Incrustados en el gobierno que ganaron con una alianza y al mismo tiempo (bifrontal), enemigos de determinadas figuras importantes del mismo gobierno. Interesante…
Rafael Camilo fue una de las primeras víctimas, claro en esa ocasión los latigazos a Camilo venían del Padrote, porque en la estrategia familiar, cada quien elige el suyo según circunstancias. Rafael Camilo, a quien estimo desde hace muchos años y a quien no debo favor alguno, respondió como tenía que hacerlo, porque su propia familia ya se lo exigía.
Francisco Domínguez Brito, con quien no tengo relación alguna a excepción de un amigo en común, persona donde tampoco he acudido nunca en mi vida a nada, fue otro de los lapidados.
En general, porque en aquel pandemonium televisivo muchos hemos pasado a la gran cuenta de mentiras e infamias gratuitas, saboreadas con la malsanidad conocida en el estilo mediático que con voz de Boris Karloff, ya sabemos que todos los domingos son respuestas eternas. Y es que, si vives provocando a todo el mundo con infundios, inventos macabros, eje y centro de la diatriba dominical, es normal que erijas un gran escudo para responder siempre, porque nadie insultado si se respeta, callará para siempre como se pretende.
Así las cosas, ahora me entero que el Gran Eje del Mal (por sus siglas, GEM) en el Palacio presidencial es Gustavo Montalvo, "calculador", "insigne enemigo de la patria", responsable de todo futuro", “del porvenir"…
Supongo que una disciplina de funcionario obliga a no responder diatribas, pero también supongo que eso será hasta un cierto tiempo, porque tampoco vivimos en un país de autistas, hasta prueba en contrario.
Y todo se hace en nombre de un naciolanismo extremo, que al mismo tiempo busca beneficios políticos de crecimiento partidario, a costa de una situación delicada por la que atraviesa el país ante nuestros ojos y narices, que pide flema e inteligencia meridiana para navegar en la tormenta no amainada.
Las soluciones no pueden venir del nacionalismo extremo. El nacionalismo extremo, para buscar antecedentes cercanos, hace 100 años justamente, originó la primera guerra mundial, y el resentimiento alemán de la primera nos llevó a la segunda guerra mundial.
En el nacionalismo extremo hay una ceguera autoritaria que no remedia situaciones, las empeora y conduce directo a un régimen de fuerza que invalida todo pensamiento contrario o moderado.
En el caso de lo contemporáneo en República Dominicana, los líderes de estas facciones ultranacionalistas parecen ignorar que los manejos del Estado frente a hechos internacionales delicados no pueden ser incendiarios e irracionales. Muchas veces, donde ellos dicen que hay entreguismo, lo que hay es cabeza fría y negociación lenta, cuyos frutos convenientes al interés nacional no pueden vislumbrarse de inmediato.
En este periplo de la vida nacional, para el tramo que corresponde a nuestra generación defender lo que este país representa implica otra postura, porque cayéndonos a bombazos puros con Haití no vamos a resolver nada, todo lo contrario: seremos acusados de masacradores contra un pueblo hambriento, inerme e indefenso.
Si ahora la correlación de fuerza mediática internacional no nos favorece ¿Podrían imaginar qué sería nuestros tanques cruzando la frontera para poner un orden que ni la fuerzas de la ONU han podido?
Muchos de los que iniciaron el problema por negocios, la búsqueda de la plusvalía fácil, nunca son nombrados en este programa dominical, porque esa es la otra cara de la moneda: socialmente ese ultranacionalismo tiene su rostro de vieja oligarquía que añora, a pesar de todos los mártires abonados contra la tiranía, al Trujillo fuerte del 1937. (**)
Los discursos encendidos, pletóricos de consigna de tierra arrasada, de insultos graves contra los que no piensan como ellos, apenas son el esbozo de un guión de lo que serían estos engendros en el poder de facto, porque de otro no creo que puedan llegar, ese es su mejor retrato.
En todos mis artículos sobre este tema insisto en la no confrontación con Haití, pero eso no quiere decir que la República Dominicana no haga todo lo que sea válido en las normas de tiempos pacíficos, para defender donde quiera su derecho como Estado-Nación que hizo un proyecto en 1844.
Ahora bien ¿Quiénes desean de modo frenético la confrontación? ¿Quiénes?
Los que desde una tribuna docta argumentan conocimientos y esgrimen esos conocimientos, distorsionados y manipulados la mayoría de las veces, para que la población llana y poco docta, en nombre del miedo con la admiración de prestigio social de quien arenga, asuma que esa es "la mejor defensa" en la polémica domínico-haitiana, lo cual es falso, porque esconde intereses partidarios y personales que la mayoría de la población desconoce.
Desde hace muchos años existe un club de los injuriados, que suman miles ya, porque pasarte más de 20 años diciendo mentiras de la gente, hace que el club se convierta en una larga sesión de Estadio repleto. ¡Bienvenido al club Gustavo Montalvo! Eres un nuevo miembro, posiblemente desde antes, pero en todo caso y con toda seguridad, desde el domingo 16 de noviembre, anota la fecha, que el ultranacionalismo en la mira te tiene.
Creo que en los días que vienen, el club de los injuriados crecerá, porque en la medida que el Gobierno no haga lo que ellos dictan desde su tribuna, hasta el propio Presidente, Danilo Medina debe ir buscando su membresía.
El ultranacionalismo, a la dominicana y con banderitas de papel, pretende hacer olvidar que quienes han ejercido de clases dominantes en este país son los verdaderos responsables de todo lo que hoy acontece, pero esos están excusados por los ultranacionalistas, porque por algún lado las conexiones sociales están establecidas.
En esa simbiosis, el uso ridículo del peor patrioterismo pretende obviar que hay un gran sector de la población dominicana a quien esas clases dominantes le negó sus derechos laborales y obligó a esa población a la emigración forzada. ¡Tened memoria!
Al final, todo es discurso y apuesta a la tragedia, que ni ellos mismos, luego podrán contener.
El tiempo dirá si el mejor estadista es aquel que dejándose zarandear por merodeadores del poder eterno puede salir a camino limpio. (CFE).
(*) Goran Pakaljevic, es un director de cine serbio que ha ganado varios con sus películas. Por ejemplo, ha sido el gestor de una coproducción entre Serbia y Albania, la única: Honeymoons. Es en esta cinta donde plantea con profundidad el tema del ultranacionalismo y sus consecuencias.
En 1995 y en el 2006, respectivamente ganó -con sus películas "La Otra América" y "El Optimista"- las espigas de oro, el premio mayor de la Semana de Cine de Valladolid, España.
(**) Sobre la Matanza de 1937. Es hora de aprovechar la ocasión y crear una Comisión neutral, aceptada por las dos naciones, para acabar con algo que se utiliza contra dominicanos y dominicanas en el exterior, como un estigma indeleble.
Basta. El mismo tema aún se presta a chantajes de parte del sector antidominicano en Haití. Soy partidario de terminar con el tema, acudiendo a una Comisión Internacional de Arbitrio, que investigue y rinda un informe sobre el tema. Porque lo que no se puede ahora es continuar aparentando de que todos los dominicanos y dominicanas apoyamos esos crímenes y fuimos Trujillo en 1937.