Junio es considerado en muchas partes del mundo como el mes del orgullo LGBTIR.

Han pasado ya más de tres lustros desde las primeras marchas en conmemoración del orgullo LGBTIR en Santo Domingo, cuando la institución policial las boicoteaba negando el permiso a las organizaciones que las patrocinaban. Ahora se celebran varias marchas en el país incluyendo Santo Domingo y Santiago.

La visibilidad de la comunidad LGBTIR ha aumentando notablemente desde que en el 2006 compilara la primera antología bilingüe de lesbianas dominicanas "Divagaciones bajo la luna: Voces e imágenes de lesbianas dominicanas", una referencia común en organizaciones comunitarias y en los estudios sexuales y culturales en América Latina, Estados Unidos y Europa.

La designación por el ex presidente de los Estados Unidos Barack Obama del primer embajador gay en la República Dominicana, James Brewster, desató la ira de los sectores más retrógrados del país,  al tiempo que contribuyó a aumentar la visibilidad de la comunidad LGBTIR.

En el proceso electoral del 2016 se presentó el primer candidato gay a la Cámara de Diputados, el activista Davis Ventura, por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), lo que constituyó una trascendente muestra de inclusión en la esfera electoral de un sector tradicionalmente marginado de la política formal a pesar de su largo historial de activismo comunitario.

Siguen sucediéndose, sin embargo, crímenes de odio contra la comunidad LGBTIR, cuyas principales víctimas son las mujeres trans, como la joven recientemente asesinada Rubi Mori.

Esta es una realidad que lamentablemente no ha variado desde que escribiera el cápitulo "The Dominican LGBTIQ Movement and Asylum Claims in the United States" (El movimiento LGBTIR dominicano y las solicitudes de asilo en los Estados Unidos) 2013, utilizado como referencia académica y para sustentar casos factuales de asilo. 

Las lesbianas, gays, bisexuales, trans (transgéneros, trasvestis y transexuales), intersexuales, raras y raros (queer) siguen ocupando el escalafón más bajo en la escala social, confrontando serias dificultades de acceso a la educación, al empleo y a los servicios de salud (sobre todo las personas con HIV o Sida).

En una sociedad donde el 27% de las personas jóvenes ni estudian ni trabajan, las oportunidades de desarrollo intelectual y laboral para las personas jóvenes LGBTIR son cada vez más escasas, mientras aumentan las relaciones y la formación de familias con hijas e hijos entre personas del mismo sexo.

La comunidad LGBTIR tiene pocas oportunidades de reconocimiento de sus derechos humanos, sociales y civiles en una nación donde la potestad de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos es vedado por unas instituciones legislativas corruptas, y en donde el afán de enriquecimiento ilícito de la mayoría de los y las representantes en la judicatura, el congreso y el ejecutivo desprovee de garantías institucionales a la mayoría de la población.