Un fenómeno generalizado de la cultura académica contemporánea es que las instituciones de educación superior exigen a su profesorado publicar en revistas indexadas, publicaciones periódicas registradas en una base de datos o un índice,  que cumple con una serie de indicaciones formales.

Con frecuencia, por estar indexadas, dichas revistas son consideradas de calidad. Pero, como señala el Dr. Freddy Paniagua, profesor de la Universidad de Texas –con una vasta experiencia como evaluador en este tipo de publicaciones-, en un artículo titulado "un comentario a la calidad y reputación de las revistas indexadas", no debemos confundir el concepto de indexación con el de calidad.

El Dr. Paniagua aborda uno de los indicadores tomados en cuenta como un criterio de calidad de las revistas indexadas: el juicio de pares (Peer-reviewed). Como saben algunos de nuestros lectores, el sistema de juicio de pares consiste en el envío de un artículo al editor de una revista para que el escrito sea evaluado por un conjunto de expertos en el tema del escrito. En la versión del artículo que se envía a los expertos, no aparece el nombre del escritor, para que los especialistas no sepan a quien evalúan y no se vean condicionados si el autor es una autoridad o un investigador de prestigio.

Desde el punto de vista formal, el sistema parece adecuado para juzgar si un artículo es relevante para el área del saber en cuestión, si está bien fundamentado, o si su diseño metodológico es correcto, pero en la práctica, la evaluación a profundidad tiene una serie de obstáculos generados por la dinámica de la actual vida académica: los expertos son usualmente profesores sin mucho tiempo disponible para la evaluación, porque están cargados de horas de trabajo docente y administrativo, presionados ellos mismos por escribir artículos publicables, ofrecer conferencias, o ganar concursos de investigación.

En muchos casos, las evaluaciones de los artículos tienden a estar condicionadas por la coincidencia o no entre el enfoque filosófico de los autores y el de los expertos evaluadores.

Otro problema muy importante del proceso de revisión de pares ha sido señalado por el investigador J. Rahman, y retomado por el Dr. Paniagua; se trata del problema de la replicación de los resultados. Las revistas indexadas tienden a preferir la publicación de artículos innovadores, no aquellos que pretenden replicar estudios publicados. Esto puede contribuir a que investigadores puedan publicar resultados sesgados pasando desapercibidos por un tiempo prolongado, pues no hay nadie estimulado a confirmar o refutar las conclusiones de otros investigadores, socavando así la dinámica del debate crítico que el filósofo Karl Popper señaló como característico de la ciencia.

A pesar de lo señalado, el mito de las revistas indexadas sirve como uno de los sustentadores del relato contemporáneo de la universidad de calidad, las cuales hoy son evaluadas, entre otros criterios, por el número de artículos que sus profesores publican al año.

Se trata de un criterio de cantidad más que de calidad y refuerza el modelo de la universidad como empresa consolidado dentro de un modelo económico internacional globalizado, que requiere de expresiones de calidad superficiales, pero cuantificables, para reproducir un sistema académico al servicio del mercado y no del conocimiento.

Este modelo ha sido asumido de modo acrítico, y reproducido de modo inconsciente por los agentes llamados a cuestionarlo, los investigadores, cuyas carreras profesionales dependen de su aporte a la reproducción del mencionado sistema.

Por tanto, cada vez es más importante la creación de más espacios virtuales alternativos de publicación, intercambio y debate de ideas, no importa sus limitaciones. Debemos incentivarlos, como foco de resistencia a un modelo mercantilista que, como un agujero negro, amenaza con engullirlo todo.