Temístocles lleva nueve años corridos haciendo ruedas de prensa para decir lo mismo: que el subsidio eléctrico es exagerado, que el Gobierno tomara medidas para corregirlo y cosas por el estilo ¡Nueve años!

Y habla con el talante de un suizo recién llegado, como el que ignora que ese escandaloso subsidio ha sido forjado en la estrategia y gestión de los gobiernos en los que ha sido el ministro de economía y planificación.

El Gobierno, a través de las distribuidoras y con la connivencia de la Superintendencia, ha montado un sistema de compra, venta y subsidio de la energía  cuya mecánica operativa  no comprende el gran público ni los líderes de opinión pública.  Tapados con ese extenso manto de ignorancia popular, los funcionarios de los gobiernos del PLD han distraído a la población primero culpando al Acuerdo de Madrid y ahora con el cencerro de la “!matriz de generación!”, la “!matriz de generación!”…como quien acaba de “descubrir” a América.

Veamos algunos datos.

Hasta agosto de este año, las empresas distribuidoras habían comprado energía a las plantas generadoras por un monto de 1,312.4 millones de dólares y de esa cantidad solo pudieron cobrar a sus abonados la suma de 967 millones, para una pérdida de 345.4 millones solo por ese concepto.

Para mantener a flote a las distribuidoras, pagar a los generadores las facturas de la energía recibida y cubrir otros gastos y deudas, el Gobierno central  hizo aportes  en dicho periodo por la suma de 659.5 millones de dólares, solo a las distribuidoras,  pues no incluye los 119 millones transferidos a la  CDEEE.

De esos 659,5 millones, el 52.37 % (345.4 millones) fue para pagar energía puesta en las redes, consumida y  no cobrada.

¿Por qué no la cobraron?

Primero, porque el equivalente en dinero al 23 % del importe de la energía comprada es tirada a las redes para consumo por las distribuidoras sin ni siquiera facturarla.

Segundo, porque entre 5 y 8 % de la facturada nunca se cobra.

Y esa energía no se factura porque una gran cantidad es servida gratis a núcleos poblacionales ubicados en regiones periurbanas de la Provincia Santo Domingo y en algunos barrios de la capital.

Otra cantidad es distribuida como subsidio indiscriminado a hogares, comercios, talleres y pequeñas unidades productivas ubicados en zonas denominadas eufemísticamente como "barrios carenciados", antiguos "barrios PRA" y ahora barrios "Bono Luz", y a los cuales se les cobra de 300 a 400 pesos mensuales sin reparar en la cantidad de energía consumida.

Tenemos aquí dos aberraciones, primero, más de una década con distribuidoras que dilapidan millones pero que todavía son incapaces de facturar y cobrar ni siquiera el 70% de lo que venden.

Segundo, distribuir energía gratis o a facturas fijas por 300 pesos mensuales durante años y con escasa discriminación por consumo es una irresponsabilidad mayúscula, casi un crimen.

La verdad es que a pesar de la cara tranquila de Temístocles, la culpa de ese subsidio  disparatado, que tanto parece preocuparle, recae sobre el pomposo Gabinete Eléctrico de sus gobiernos del 2004-2008, 2008-2012 y lo que va del presente.