El micromachismo al que diariamente nos vemos expuestas las mujeres, es una manera de perpetuar la ideología machista y supremacía de un género sobre otro en cualquier esfera, en cualquier escenario por mas elevado económicamente, socialmente, académicamente y hasta políticamente.

¿Y qué es el micromachismo? No es más que ligeros y sutiles comportamientos que de alguna manera suavizan la violencia hacia las mujeres y nos quitan el derecho de ser y estar, dando prioridad a los hombres. Diariamente somos victimas de estas manipulaciones y es muy probable que nos demos apenas cuenta, puede que sin intencionalidad porque nos han programado para esto, pero otros sí que son frontalmente abusos. Me permito citar algunos ejemplos:

  • ¡No sabe conducir, seguro que es una mujer!
  • Esa posición no está hecha para una mujer. (Un hombre refiriéndose a un puesto de trabajo)
  • Ella que use las faldas, aquí yo soy el de los pantalones.
  • ¿Le traigo la cuenta señor? (En una mesa donde además de un hombre, hay una o varias mujeres)
  • ¡Qué bueno es tu marido que te ayuda a atender los niños! (Como que el cuidado de estos es responsabilidad estricta de la madre)

Y así podríamos citar un sinnúmero de situaciones más e inclusive de comportamientos, como por ejemplo:

  • Si la mujer toma alcohol, es una borracha o una mujer alegre. Pero y si es el hombre que lo hace, es bien visto o está normalizado.
  • Si la mujer tiene carácter y sabe reclamar o defenderse, es una malcriada o hasta una loca. Pero si el hombre es el del carácter, muy bien porque eso es cosa de hombres.
  • Si el niño corre lento, le dicen que corre como niña. (Refiriéndose a que ser flojos o débiles es cosa de hembras).
  • No llores porque los hombres no lloran. (El llanto es cosa de mujeres, nuevamente nos hacen ver como débiles, emotivas y flojas).
  • ¡Agarren sus gallinas que mi gallo anda suelto! (Dicho popular que exalta el supuesto derecho del hombre a conquistar mujeres por doquier, inculcado finamente desde la niñez)
  • No eres 100% madre si trabajas fuera de casa todo el día. ¿Y el padre qué, acaso por ser mujer debo renunciar a una carrera profesional, o es que acaso el dinero que gano no es para sostener mi hogar y mis hijos?
  • Ella no trabaja, es ama de casa. ¿Y es que acaso si por alguna razón la mujer se queda en el hogar, no está aportando al bienestar y la economía familiar? Intenten pagar una cocinera, una lavandera, una niñera, una enfermera, y todos los roles que juntos asume una ama de casa a ver cuánto cuesta. Dejemos de despreciar estar labores, y aprendamos a que también los hombres pueden ser amos de casa o contribuir en las labores del hogar.
  • Si la mujer es fuerte o ruda, es una machorra o marimacho. Porque practica o disfruta de deportes estigmatizados para hombres, o porque no usa ropa muy femenina. Si al contrario, el hombre es quien hace alguna tarea estigmatizada para mujeres, es un mujercita o afeminado.
  • Si la mujer no sabe cocinar, le dicen que no es una mujer completa. Pero y es que acaso el hombre no debe igual aprender a cocinar, alimentarse o alimentar no tiene género.
  • Las mujeres no dicen groserías, esas son palabras de hombres.

Tanto hombres como las mujeres somos responsables de estas conductas, están arraigadas en nuestra cultura, en la manera en que nos criaron y en cómo continuamos criando. Esta tiranía entre hombres y mujeres pero en total desventaja de la mujer tiene serias consecuencias en nuestro desarrollo. La manera en que nos miran y nos tratan, el salario que nos pagan, las posiciones a las que no nos permiten acceder, los roles a los que nos quieren esclavizar o someter, nuestra seguridad e integridad moral y física, todo esto se ve comprometido por el machismo o el micromachismo cada día.

Estos comportamientos nos laceran, nos dañan la autoestima, nos cortan las alas, nos coartan nuestro derecho de escoger ser lo que queramos y ejercer donde nos plazca a nuestras anchas en igualdad de derechos con los hombres.

Por cualquier excusa barata nos descolocan, nos desmeritan, nos descalifican y se impone la presencia masculina, como el sexo que lo puede todo, lo valida todo y lo sabe todo.

El micromachismo acaba con las mujeres, las hace a un lado, las minimiza, las vulnera o victimiza sin que ellas quieran, y al esto ser normalizado, las aísla y las deja solas.

El micromachismo crea una distribución injusta de oportunidades, haciendo a un lado a las mujeres para que dominen los hombres.

No nos dejemos, digan o hagan, las mujeres tenemos el mismo derecho.