“Creo que hoy el futuro no les pertenece a los sabelotodo, sino a los aprendelotodo. El aprendizaje a lo largo de la vida es fundamental. Nuestros cerebros son plásticos y podemos moldearlos hasta cuando queramos. No se trata de aprender para un trabajo, sino para enriquecerse. Lo que tenemos que hacer ahora es crear una narrativa para que la gente entienda que el aprendizaje no termina en la escuela, y debemos asegurarnos de que en el salón de clases no se nos escape la pasión por aprender.”- Alex Beard 

Todas las evidencias apuntan a que, si no queremos ser desplazados, tenemos que utilizar los algoritmos y los autómatas como recursos a nuestro servicio para servir mejor a nuestros clientes. Debemos apreciar la Inteligencia Artificial y la Robótica como poderosas herramientas a nuestra disposición para abaratar, complementar, expeditar, facilitar y mejorar nuestro trabajo en sus facetas mecánicas, jamás para sustituir lo creativo, lo esencial de nuestra labor. Hoy más que nunca, debemos ser amos de la tecnología, no sus esclavos.

Las plataformas informáticas no compiten ni amenazan nuestra existencia profesional cuando las utilizamos como auxiliares en labores rutinarias, liberando tiempo y energía para dedicar a lo creativo. Otra historia es si ignoramos su potencial productivo y las despreciamos como el valioso recurso que son, por temor a ser desplazados por ellas o por cualquier otro motivo. No aprovechar las herramientas tecnológicas es condenarse a la extinción profesional.

Tenemos que aprovechar las herramientas tecnológicas para mejorar nuestro desempeño antes de que los no-profesionales vengan a desplazarnos simplemente porque ellos sí hacen uso, aunque sea mecánico, de ellas. No podemos competir contra los algoritmos y autómatas en labores repetitivas al igual que no se nos ocurre competir contra los medios motorizados de transporte y elevación de carga utilizando nuestra limitada fuerza muscular. Servimos mal a nuestros clientes si no incorporamos las mejores herramientas disponibles a nuestros procesos productivos, abriendo así además la brecha para que personas menos cualificadas nos desplacen.

Enfocar la tecnología informática como una poderosa herramienta es particularmente pertinente a la misión del maestro: potenciar el aprendizaje de los alumnos durante toda la vida. Un gran hito en la educación se produjo con el advenimiento de primitivos materiales para la escritura y lectura, evento que no ocurrió de la noche a la mañana. Luego el libro impreso en papel y de manera industrial a partir de la técnica de Gutenberg ha impulsado la educación durante siglos. Imaginemos el destino de los maestros (y los sistemas educativos) que no aprovecharon con entusiasmo el pizarrón y la tiza, el lápiz y papel, el libro de texto y de referencia a medida que estos se abarataron, prefiriendo instruir oralmente a la antigua a pesar de las muy evidentes ventajas del uso auxiliar de los recursos didácticos impresos. En el caso dominicano fuimos negligentes en no masificar el uso del libro de texto, utilizando durante décadas el tiempo en el aula para copiar con lápiz y papel las lecciones del pizarrón: sabemos y sufrimos las consecuencias de esa negligencia años después. No podemos darnos el lujo de cometer el mismo error con la informática educativa.

Recién empezamos a apreciar el poder de la tecnología informática para potenciar el aprendizaje. Los maestros tienen que adoptar este poderoso recurso para mejorar su práctica en el aula y a su vez empoderar a los estudiantes para aprovechar este recurso de aprendizaje durante toda la vida. Entre las tareas más apremiantes de los docentes debemos incluir la necesidad de aprender a utilizar las tecnologías informáticas para guiar a los alumnos en su uso como herramientas de aprendizaje, investigación y expresión creativa. El MINERD tiene la obligación de no fallar a los maestros y estudiantes en esta ocasión, facilitando dispositivos, y, sobre todo, plataformas informáticas pedagógicas apropiadas y la capacitación para personalizar el trabajo en el aula, eliminando muchas tareas rutinarias.

Es aconsejable aprender a manejar con destreza las tecnologías de la información, sobre todo con respecto a nuestra profesión u oficio, manteniéndonos siempre a la vanguardia de su desarrollo, para no devenir prescindibles por desfazados. Lo que nos puede hacer redundantes es precisamente no potenciar nuestro trabajo con el poder liberador de diestros auxiliares en las tareas mecánicas de nuestro oficio profesional, al despreciar la ayuda de las nuevas tecnologías. Los docentes que no adopten las tecnologías de punta con entusiasmo no serán maestros por mucho tiempo, pues serán desplazados por autómatas. La Inteligencia Artificial supera a los instructores mediocres, pero jamás a los verdaderos maestros. Los que dominan el uso de las herramientas seguirán potenciando el aprendizaje de sus alumnos durante toda la vida, ahora con el poder multiplicador que facilita la personalización del aprendizaje de cada alumno.

Es casi imposible hacer el trabajo más importante del futuro- educar o conducir en el conocimiento- prescindiendo de la más potente herramienta pedagógica que tenemos en la actualidad. Equivale a un infectólogo pretender curar las infecciones bacterianas sin utilizar los antibióticos a su disposición. El maestro y autor del libro, Otras formas de aprender, Alex Beard, en una reciente entrevista, resume sus hallazgos sobre el uso de la tecnología informática en la docencia:

“Las herramientas de hoy nos ayudan a mejorar los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, a evaluar automáticamente lo que sabe el estudiante, o a generar información de análisis para que los profesores puedan medirse y saber qué pueden cambiar. Solo podemos usar esas herramientas para conseguir un propósito. No se trata de pensar en qué podemos usar la tecnología, sino qué es lo que queremos hacer y cómo la tecnología puede ayudarnos a lograrlo.”

Si ser maestro es el trabajo más importante en la era del conocimiento, no podemos prescindir de poner la herramienta pedagógica más potente de todos los tiempos a su servicio. El mayor reto de la profesión docente es incorporar las nuevas tecnologías y la IA a la práctica pedagógica para potenciar exponencialmente el aprendizaje de maestros y alumnos durante toda la vida.