3.- Las cosas importantes de la vida

“Podemos esperar….que un día nuestra era de rugientes factorías y gigantescos almacenes terminará….Y entonces nuestros descendientes, al no tener que preocuparse ya por las posesiones materiales, recordaran lo que muchos de nosotros hemos olvidado que las únicas cosas que realmente importan en el mundo son las imponderables como la belleza y la sabiduría, la risa y el amor.” Arthur C. Clarke.

Uno de los triunfos más acabados de la maquina ha sido desplazar al hombre del centro del universo. En una época de la humanidad se despojó a Dios de su preeminencia sobre la vida y se le dio al hombre el lugar primordial sobre las demás criaturas.  Se expandió la navegación y se conquistó el nuevo mundo y el hombre se vio libre para desplazarse por el planeta. Nuevos inventos y descubrimientos ampliaron los horizontes del desarrollo humano. Pero entonces el hombre se convirtió en esclavo de la nueva religión que se estaba expandiendo, poco a poco se fue haciendo dependiente del oro y de las nuevas tecnologías. El cuerpo humano fue comparado con una maquina ya que la maquina se identificó desde entonces como símbolo de perfección. El recorrido puede resumirse de la siguiente manera: al principio adoró a los Dioses, después se adoró a sí mismo y al final adoró la máquina.

Entonces, en lugar de darle a la humanidad la oportunidad de reinar en armonía con la naturaleza, estos inventos y descubrimientos se destinaron al único fin del enriquecimiento. Todas las actividades humanas, en mayor o menor medida, están destinadas a la acumulación de riqueza y poder. Aquel que hace las cosas porque si, sin esperar a cambio nada más que su sustento básico, es un romántico, idealista e iluso. El propósito de la vida debe ser adquirir riqueza y poder, cuanta más mejor, las consecuencias, las victimas que dejaremos en el camino no cuentan por que al final o somos nosotros o son ellos, no son seres humanos igual que tú, son competidores que luchan contra ti por hacerse de riqueza infinita en un mundo de riqueza ilimitada.

“En todas partes y sólo con algunas variaciones en la intensidad, la gente, no sólo los más pobres, dedican sus mejores esfuerzos a perseguir –sin saberlo- una versión nueva, distinta y eminentemente perturbadora de lo que años atrás conocíamos sin sobresaltos, como prosperidad.  Nadie parece tener tiempo para preguntarse si alcanzar algún nivel tangible de esta, le ha reportado más calidad de vida o le ha hecho más feliz. La prosperidad es hoy día un fin en sí mismo y a la vez, la medida de todas las cosas. De igual manera, la diversión ficticia o real, se ha convertido en una noción equiparable y sustituta de la felicidad a la vez que funge de contrapartida a la prosperidad.” Melvin Mañón. La Prosperidad.

En el proceso de desarrollo de esta nueva ideología, el culto a la máquina y a sus recompensas más tangibles la riqueza y el poder, el hombre se ha ido despojando de sus atributos esenciales, de aquellas cosas que le hacen realmente humano.

El hombre libre, el hombre que quiera llevar una vida plena, debe entender que todos los inventos como el automóvil o el papel moneda fueron ideados en otras épocas por hombres iguales que él y que están hechos para servirnos a los seres humanos no para que nosotros les sirvamos a ellos. El dinero es un valor de cambio que facilita las transacciones comerciales entre individuos y países, se debe entender que, después de esto, el dinero no sirve para más nada. A más dinero, más poder, pero el hombre libre no necesita poder porque sabe que la naturaleza está ahí afuera para él y que con su conciencia y el disfrute de  la naturaleza puede crear el mundo que desee para sí mismo y los suyos en la medida en que este hombre libre se acepte, con humildad, como parte de un todo que le incluye, no un erial que esta hecho para ser conquistado, explotado y sometido a sus dominios. El hombre libre debe reír, cantar, hacer poesías, trabajar, educarse sin pensar nunca, pero nunca, en que su único objetivo, el fin que lo trajo a este mundo haya sido la riqueza y el poder, sobre todo cuando es en detrimento de sus pares humanos y de las demás criaturas del planeta.

“Ritos, arte, poesía, drama, música, danza, filosofía, ciencia, mitos, religión… son todos componentes esenciales del alimento cotidiano del hombre, pues la auténtica vida de los seres humanos no solo consiste en las actividades laboriosas que directamente los sustentan, sino también en las actividades simbólicas que dan sentido tanto a los procesos de su quehacer como a sus últimos productos y consecuencias.” Lewis Mumford  

4.- Trabajo

No se puede trabajar, mejor dicho, no se puede vivir del trabajo si no se está atado al complejo de la máquina. Da lo mismo que seas un empleado a sueldo fijo, que un vendedor independiente o un pequeño empresario. Estamos sujetos a las reglas creadas por la máquina. Una vez que el hombre se liberó de Dios y de sus evangelios se instauró el evangelio del trabajo. El sistema educativo del complejo está diseñado para producir mano de obra para la máquina. Hace tiempo que quedaron atrás los días del artesano, que decidía su tiempo de acuerdo a sus necesidades vitales no a la velocidad que la máquina lo requiere. Esto no es un canto de nostalgia pero el sastre, el zapatero, el relojero, el peluquero del barrio que, según la noción actual del progreso económico representan un atraso para la economía, vivían una vida más rica, en términos puramente humanos, que un operario que tiene que colocar su pulgar a una hora determinada sobre un sensor de un reloj so pena de ser sancionado.

“La dificultad sobresaliente fue, no tanto el invento de un mecanismo efectivo automático como la distribución de los diferentes miembros del aparato en un cuerpo cooperativo, impulsar cada órgano con la suavidad y velocidad apropiadas, y sobre todo, entrenar a los seres humanos a renunciar a sus intermitentes hábitos de trabajo e identificarlos con la regularidad invariable del complejo autómata” Andrew Ure.

¿Cómo se puede ser realmente libre entonces en estas condiciones? Mientras el sistema automático de trabajo a velocidad desenfrenada y de consumo compulsivo se mantenga el hombre libre debe tener claro cuál es su posición frente al complejo de explotación actual. Actualmente si decides quedarte en la ciudad y pertenecer al complejo, pero quieres ser libre, dentro de los límites a los que se puede llegar, libre de las ataduras de la máquina, necesitas casa, vestido, alimento y educación. Trata de que no se te vaya la vida en ello. El hombre libre no puede ser un conformista que viva desnudo debajo de un puente o en un banco de un parque, esa no es nuestra propuesta. El hombre libre debe ser plenamente feliz y tener las necesidades básicas cubiertas para disfrutar su humanidad de manera plena. Trabaja, pero trabaja con el fin de que este sea el medio que te va a permitir disfrutar de otras cosas, aquellas que te hacen humano. Estudia la carrera que desees la que satisfaga tu alma. No estudies, digamos computación, porque está de moda o porque consigues empleo rápido. No estudies derecho porque los abogados ganan dinero y con un golpe de suerte te puedes hacer rico. El que hace eso lo sufrirá eternamente porque solo encontrará dinero pero no recompensa espiritual. A cuantos de ustedes que tienen hijos varones no le han recomendado: “Pon ese muchacho a jugar pelota que eso deja dinero”. Si al joven le gusta el deporte bienvenido sea, pero no lo pongas en una academia pensando en un bono millonario a la vuelta de unos años.

La semana que viene estaremos publicando la última entrega de este manifiesto.