En un instante se vio al lucero alejarse: iba hacia la tierra a tal velocidad que en pocos segundos su tamaño pasó a ser el de una naranja y después el de una moneda, y después de un anillo (…) Es costumbre de los hombres no ver aquellas cosas que antes no se les han anunciado, sobre todo si esas cosas son de apariencia humilde o se confunden con las que nos rodean. (Juan Bosch, “Cuento de Navidad “en Cuentos más que completos. p.276)

El Universo en expansión no deja atrás al planeta Venus y a Júpiter como lucero cuando de iluminación celestial se trata y que junto al Sol y la luna desde la Tierra podemos mirar de manera diferente desde este 21 de diciembre 2020 hasta agotar la nochebuena y la Navidad.

Este diciembre navideño desde la Tierra se podrá observar a Júpiter y a Saturno como si fuesen un único lucero. Estos planetas se encuentran separados entre sí por cientos de millones de kilómetros y forman parte de la Vía Láctea, que es una galaxia espiral que contiene todo el sistema solar y el planeta Tierra, el cual habitamos.

La última vez que sucedió tal acontecimiento fue hace ocho siglos, y de ese tiempo a hoy, el mundo sigue entretejiéndose de ciencia, religión y mitos.  Aunque a los finales de esta segunda década del siglo XXI, las historias y narraciones bíblicas se conjugarán con más intensidad, porque lo virtual y la pandemia se han conjugado para darnos una covirtualidad o virtualidad forzada por el COVID, algo distinto a la virtualidad que estaba transcurriendo sin traumas en el cibermundo.

En este panorama cósmico navideño abundarán imágenes, videos en las redes sociales cuando se produzca el solsticio de invierno relacionado con la alineación de Júpiter y Venus; lo cual, será para muchos creyentes de mitos y religiones la estrella de Navidad o de Belén que presagian nueva conciencia planetaria en tiempo de pandemia y un esperanzador 2021, con la vacunación masiva para contrarrestar el contagio del coronavirus.

Esta leyenda de la “estrella de Belén”, la cual supuestamente marcó el horizonte a los Reyes Magos para llegar al lugar donde nació Jesús, será retomada en la semana del 21 de diciembre, pero en el marco de la virtualidad y la pandemia.

Sin embargo, en esta Nochebuena inmensas multitudes de seres humanos estarán sumergidas en lo virtual y no pensarán en ese lucero inmenso (conjunción de Júpiter y Saturno) que da paso a la Navidad y al desmonte del año 2021, el cual ha dejado al mundo transido por la pandemia del COVID-19.

El 24 diciembre será una noche perdida en los selfis, en video chat, en imágenes de luces, que proyectarán rostros sonrientes, pero en el fondo entristecidos, nostálgicos en ocasiones, reflexivos, o en otras al ritmo de simulacro de fiestas y merengues navideños, que no encuentran amplios espacios reales para mover el cuerpo, el cual, si se moverá a ritmo de lo virtual, en las redes sociales del ciberespacio.

Esta Navidad estará marcada por zanjas profundas que dejarán ver el dolor del alma humana, el distanciamiento y el confinamiento, como resultado de la pandemia: secuelas de enfermos mentales, crisis sanitaria, muertes, pérdida de empleo y constreñimiento económico cubrirán todo el planeta.

Las costumbres, los mitos y los hábitos navideños tendrán una gran carga virtual y de Netflix, pero no todo será rostros de seres alegres, ya que abundarán los rostros reflexivos y transidos en el cibermundo.  Esto no significa la pérdida de la esperanza de un mundo mejor, en el que la pandemia, como resultado de la vacunación masiva, vaya perdiendo fuerza en el 2021, aunque tendremos que aprender a vivir en un mundo de riesgos e incertidumbre.