El libro “Crecimiento Económico Dominicano 1844-1950” de Arturo Martinez Moya editado por el AGN, trata sobre una medición del nivel y crecimiento del PIB entre 1844 a 1950.
El autor nos advierte que los resultados dependen “de las fuentes de los datos básicos, supuestos y metodologías de cálculos”, así como la cantidad y calidad de las estadísticas básicas inéditas y secundarias, también de los huecos históricos que se llenaron,y de los métodos y supuestos de cálculos.Para completar el ejercicio se hizo una revisión de la literatura económica y de las experiencias de cálculos similares en otros países.
Después de construida las series estadísticas vinieron los esfuerzos de validación y consistencia. Se hacen comparaciones con otros países y se completó con un análisis de “causalidad” entre los resultados estadísticos y el ambiente político e institucional del país en cada momento.
¿Cuáles son algunos de los resultados?
Primero, entre 1844 y 1880 la economía dominicana creció en 1.43% promedio anual y el ingreso per cápita aumentó en 1.44%. Estas cifras son indicativas del estancamiento de la economía en ese período de 36 años.
Segundo, entre 1980 y 1950 la economía creció 4.98% promedio anual y 2.11% el ingreso per cápita.
Tercero, para todo período (1844 a 2006) la economía creció a una tasa media anual de 4.24%, lo que significa que la economía se multiplicó por más de 500 veces y se duplicaba cada 17 a 18 años.El ingreso per cápita se multiplicó por 6.8 veces, creciendo a una tasa promedio anual de 1.19%, de forma, que el PIB por habitante requería más de 58 años para duplicarse, mientras la población se duplicaba el doble de rápido, apenas requería 26 años.
Estos números y los supuestos implícitos dan para mucha discusión.
En resumen, si me pidieran calificar en pocas palabras el libro de Arturo Martinez Moya, diría que es original, audaz, intelectualmente honrado y desafiante. Original porque es un tema nuevo en la literatura dominicana. Audaz porque creo que a muy pocos se les hubiera ocurrido un tema semejante y mucho menos atreverse a hacer una medición del PIB desde 1844 a 2006, algo tan polémico. Intelectualmente honrado porque hace explícito su metodología y sus supuestos para que puedan ser cuestionados y finalmente, diría que es desafiante y retador, para economistas e historiadores que se sentirán tentados a jugar con los modelos implícitos, a construir otros nuevos y a estudiar nuevos temas.