No es casual que tanto en el país como en América Latina, las iglesias evangélicas formen parte de las primeras tres instituciones sociales con más credibilidad: es el resumen de décadas de trabajo autogestionario, sin ninguno o poco apoyo estatal, siendo protagonista de importantes cambios sociales.

Es para nosotros de satisfacción que en República Dominicana, la iglesia evangélica forme parte con las juntas de vecinos y la iglesia católica, como las instituciones con más credibilidad.

La iglesia evangélica en el país ha sido una socia y aliada natural del Estado en políticas sociales  durante décadas, a través del trabajo autogestionario, sin prácticamente ningún apoyo estatal en todas las comunidades del país incluso las más remotas.  Por ejemplo, el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica que agrupa alrededor de nueve mil iglesias en el país hacemos mediciones del trabajo social de la comunidad.

En todas las comunidadesen el interior existe una iglesia que por más pequeña que sea, el pastor se ocupa tanto de los fieles de su iglesia como de los problemas comunitarios, lo que pasa es que es un trabajo que no es ruidoso

Si damos una mirada a Latinoamérica, nos daremos cuenta que la diversificación religiosa en América Latina producto del avance de las diferentes iglesias protestantes, evangélicas y pentecostales; han cambiado  el panorama religioso en América Latina y en especial en países como Guatemala, Honduras, Brasil o Chile, donde entre un tercio y un 40% de la población ha abandonado el catolicismo para optar por alguna de esas iglesias evangélicas.

Otras firmas encuestadoras dicen prácticamente lo mismo como la famosa  PewResearch Center que afirma que la afiliación protestante en República es de un  23% y los que no tienen ninguna afiliación alcanzan el 18% (sólo Uruguay en la región tiene un porcentaje más alto (37%).

Estos datos indican que República Dominicana es una nación todavía mayoritariamente católica, pero poco más de uno de cada cinco criollos es protestante y casi uno de cada cinco dice no tener ninguna afiliación religiosa.

Sin embargo, Estos datos plantean un compromiso serio con el liderazgo de la iglesia evangélica en República Dominicana, de que se deben renovar los esfuerzos para quenel trabajo social y comunitario, esté adecuado para una sociedad que cambia de paradigmas a un ritmo acelerado, como es la sociedad dominicana.