Los efectos del COVID-19 sobre el mercado laboral han sido ampliamente debatidos, especialmente en lo que se refiere a la evolución de la ocupación. Es bien conocido que, en 2020, el nivel de ocupación registró una caída de -5.8% con respecto al año anterior, interrumpiendo así un crecimiento anual promedio de 3.2% que había sostenido entre 2016 y 2019. La mayor caída interanual se registró en el 2do trimestre de 2020, cuando el empleo se redujo en -8.8%, en correspondencia con la aparición en el mes de marzo del primer caso COVID-19 positivo en el país y el subsecuente proceso de cuarentena y disrupción económica. Por su magnitud y celeridad, la caída en la ocupación afectó a todos los sectores y niveles.
Sin embargo, la discusión ha prestado muy poca atención a los efectos diferenciados de la pandemia sobre la ocupación de los distintos grupos poblacionales, lo que constituye un aspecto de gran importancia por sus implicaciones sociales.
Un primer impacto diferenciado se percibe al contrastar el empleo masculino y femenino. Por ejemplo, en el 1er trimestre de 2020, el empleo en los hombres tuvo una caída de -2.2%, mientras el empleo en las mujeres creció a una tasa de 0.91%; sin embargo, la caída acumulada de todo el 2020 fue mucho más severa para el empleo femenino (-7.3%) que para el caso masculino (-4.9%).
En términos de los grupos de edad, la mayor pérdida de empleo (-13.5) se registró en la población de 15-24 años, un grupo que, contrario a la tendencia general, ya había registrado pérdidas de empleo alrededor de -0.6% entre 2018 y 2019. Por el contrario, la población de 60 años y más, logró expandirse muy levemente (0.46%) en medio de la pandemia. Los grupos de 25-39 y 40-59 mostraron tendencias similares, al reducirse en -5.56% y -4.90%, respectivamente.
En una mirada por niveles educativos se observa que a mayor nivel educativo corresponde una mayor caída del empleo durante 2020. Concretamente, la población ocupada sin escolaridad tuvo una caída de -0.75%, mientras que la población con educación universitaria se redujo en alrededor de -8.25%.
El empleo en el sector Agropecuario es tal vez el que enfrenta las condiciones más preocupantes, pues además de una caída de -3.98% durante la crisis de 2020, ha tenido constantes pérdidas de empleos desde mediados de 2018. A su vez, el sector industrial, que había mostrado retrocesos en el nivel de empleo desde el 2do trimestre de 2019, durante 2020 sumó un retroceso de -3.27%. Por otra parte, el sector servicios ha sido la principal víctima de la crisis pandémica: tras haber crecido a una tasa promedio de 3.9% entre 2018 y 2019, tuvo un retroceso de -6.69% durante 2020.
Una última mirada relevante permite contrastar el impacto diferenciado de la pandemia sobre el empleo en el sector público y en el sector privado. El empleo público disminuyó desde el 2do trimestre del 2020, acumulando una caída total de -0.11% durante todo el 2020. Sin embargo, es difícil separar el efecto de la pandemia de los efectos asociados al cambio simultáneo del partido en el gobierno. Mientras tanto, en el sector privado, las mayores caídas se registraron en las categorías de “Servicio Doméstico” y “Familiar no Remunerado”, con caídas de -16.62% y -13.81% respectivamente. Esto es seguido por las caídas registradas en el empleo correspondiente a las categorías “Patrono o Socio Activo” y “Empleado en Empresas Privadas”, respectivamente. La menor caída del sector privado la registró la categoría de “Cuenta Propia”, con un retroceso de -1.53%.
Los datos anteriores muestran una verdad que no debe olvidarse: las cifras agregadas son siempre una verdad a medias, en la medida en que ocultan las formas diversas en que los fenómenos económicos inciden sobre los distintos grupos. Las condiciones del empleo durante y después de la pandemia no son una excepción a esa regla. Es probable que todos hayamos sido perdedores, pero algunos grupos han perdido más que otros.