El escritor, historiador y editor Eliades Acosta Matos ha publicado recientemente la novela titulada El jardín de las llaves (Eds. Archivo General de la Nación, Santo Domingo, R. D., 2021). La misma está estructurada por seis capítulos marcados por series de eventos que el lector puede captar, a partir de un ritmo narrativo y metanarrativo creciente de escritura y fábula histórica. El autor utiliza, en la misma, algunas claves políticas de la ficción histórica.

 

El monstruoso e insólito mundo histórico descrito y narrado por Eliades Acosta Matos presenta los cuerpos, sombras, fantasmas políticos y secretos que abren, por así decir, una caja hechizada de pandora conservada como texto de una historia “negra” que advertimos en tanto que huella metanarrativa e imágenes de mundos diversos,visibles en el Caribe, Europa, el Medio Oriente, Norteamérica; claves, secretos, campos de concentración nazi en los Estados Unidos, Nazismo beligerante, fisgoneo político, espionaje, trujillismo histórico, machadismo agresivo y mafioso, homosexualismo, magia inglesa, magia alemana, androginia y otros fenómenos fascinantes, perversos e históricamente sospechosos se hacen visibles en la estructura de superficie y profundidad de la novela. Todo un tejido genealógico de personajes involucrados en eventos (¿reales, irreales, fantásticos?), donde lo posible y lo imposible se confunden en una lectura-escritura de bordes y centros imaginarios que alcanzan su valor en una prosa estable y una redacción de pulsos, textos, contextos, acciones,  elementos verosímiles e inverosímiles narrados por la voz subjetiva y autoral de la novela.

 

Se trata de una novela en cuyo cauce podemos sorprender acciones y testimonios reveladores de una mentalidad epocal y política reconocida por sus huellas, pisadas históricas, conductos públicos y privados mostrativos de imágenes, que a cada paso podemos verificar en el ámbito de narradores organizados o suspendidos a través de las voces que maneja el mismo novelista.

 

Es importante destacar que los seis capítulos que componen la novela son también seis claves para entender la oposición cultura-barbarie traducida como crimen, irracionalidad  de la política y la historia,  incertidumbre de poder, posicionamientos nacionalistas e imperiales de los Siglos XIX y XX. Semidioses y dioses, personajes políticos maquínicos, criminales habaneros, destructores y furiosos administradores nazis, alcanzan valor e interés en la economía misma del texto novelesco producido por el autor.

 

El diseño textual adquiere una gradación de niveles narrativos sostenidos en un guión que vale como historia, esqueleto narrativo, acción cinematográfica, escucha y hablares históricos centralizados en una ficción que se convierte paulatinamente en metaficción. La construcción de la trama y el papel de los personajes activan todo un universo e imágenes históricas coherenciadas por mundos de sentidos y metarrelatos de alteridades percibidos en su propia estructura dramática ascendente de capítulos organizados el siguiente orden:

 

  • Alex y los demás en La Habana (pp. 9-29)
  • Alamut S. A. (pp. 31-59)
  • Ángel Rebelde (pp. 61-93)
  • Espantoso tesón (pp. 95-120)
  • Aiwas (pp. 121-143)
  • La Diosa (pp. 145-173)

 

Los seis capítulos  están compuestos por secuencias narrativas complementarias de cada eje de comienzo de dichos capítulos. De hecho, las secuencias complementarias conforman los predicados de los tópicos temáticos propios de la novela. Pues, para el autor, el indicio como procedimiento es lo que organiza el relato, lo que causa el efecto de historicidad y experiencia de la ocurrencia narrativa. La novela remueve de manera progresiva los llamados “hechos” reales que el lector, tradicionalmente recuerda y reconoce como realidad narrada y “realidad real”. La utilización de procedimientos narrativos provenientes de la novela alemana,  italiana,  inglesa y francesa de anteguerra y posguerra en el siglo XX, se hace notoria cuando el autor refiere los recursos del espionaje, el control político de alemanes, ingleses y sus representantes en el Caribe y en la América continental.

 

Toda una “telaraña” política, histórica, administrativa, criminal y “esotérica” aparece como estructura de relato y procedimiento narrativo en esta novela, donde las claves abiertas y cerradas visibilizan los diversos mundos de dominación política en la América de anteguerra y posguerra. La eventología construida alrededor de cierto nivel de adquisición de poder político, científico, económico, religioso y otros produjo imágenes públicas,  privadas e institucionales  que constituyen el enmarque de acción  histórica y relato de esta novela.

 

En efecto, siendo esta una novela de claves políticas, históricas e imaginarias, los personajes son los actores o actuantes que, como testigos, participan en la construcción misma de la trama, verbigracia, John Marcelo, Facundo Marcelo, el conserje, Aleister Crowley, Jenny Renzi, Luis Gómez Wanguemert, Chez Kendrigan, George Silvester Viereck, La Diosa, Jefferson Davis, Gerardo Machado, Winchester, Rafael L. Trujillo Molina, Osvaldo Bazil, Félix W. Bernardino, Alfonso Luis Fors y otros co-actores que aparecen a todo lo largo de la novela dentro de peripecias narrativas complementarias; roles específicos y tipos dramáticos específicos. (Por ejemplo, el secuestro de Ramfis Trujillo, María de los Ángeles Martínez;  personajes como Orestes Ferrara, Enrique Cotubanamá Henríquez (Cotú, el joven comunista), hijo de don Pancho Henríquez y Carvajal, Alfonso Luis Fors, Jefe de La Policía Científica, y otros que se destacan como personajes sugeridos mediate especies de relato en la novela.

 

El ritmo de acontecimientos que se desarrolla como escritura novelesca, se materializa como cuerpo en las pautas de escritura y las cardinales de relato observables mediante pautas narrativas:

 

“Era tan temprano cuando llegó a su oficina en la Manzana de Gómez que se encontró al Conserje trapeando el pasillo…

-Buenos días tenga el señor don Marcelo… Devolvió vagamente el saludo… Le ordenó también traer una cafetera recién colada y pasteles. Podía quedarse con el vuelto. El Conserje agradeció con prolongadas reverencias”. ( P.11).

 

“Quedó solo en el pasillo y avanzó hasta la puerta marcada con el número 35. El bombillo arrancaba los destellos a la placa que identificaba las oficinas de Alamut S. A., empresa que había fundado su abuelo en Andersonville, Georgia en el crudísimo invierno de 1864…”(Ibídem. Op. Cit.)

 

Introdujo la llave en la cerradura pasando en aquel visionario que supo adelantarse a los acontecimientos que provocaría la Guerra de Secesión. Su mérito consistió en comprender que esa, como toda guerra, terminaría multiplicando los heridos, enfermos, locos, muertos y prisioneros”. ( Ibídem. Loc. Cit.)

 

En efecto, los fragmentos anteriores contienen las pautas, peripecias y funciones narrativas que colocan como testigos a los personajes definidos en el movimiento secuencial del relato en la primera fase del comienzo.

 

Se pueden observar los tópicos y predicados que estructuran las pautas de comienzo del cap. 1 y sus correlatos narrativos. La conexidad de los eventos se percibe como encadenados secuenciales y las finalidades direccionales del relato novelesco.

 

Como predicado narrativo directo, el personaje mismo engendra la fórmula de cohesión temática y contextual que permite posicionar los eventos para reconocer los demás actuantes del relato:

 

“Como en ocasiones anteriores, Don Marcelo pensó que lo mejor sería sentarse a leer la edición madrugadora de El País en el establecimiento de los bajos hasta que su chofer volviese de la casa con las llaves”.

 

Facundo Marcelo representaba en La Habana  Alamut S. A. John Marcelo era proyección de la política fascista de la Alemania de Hitler. Alamut S. A. era el símbolo de destrucción y confinamiento humanos, de la destrucción y humillación de sujetos esclavizados, de la eliminación física de presos en contexto de tortura y degradación política. Era Alamut S.A. una empresa criminal fundada en Andersonville, Georgia.

 

Algunos datos sobre su biografía forman parte de sus acciones constructoras y destructoras:

 

Así las cosas :“Don Marcelo no era hombre cobarde, se irguió para comprobar que estaba en lo cierto. Fue entonces que pudo distinguir sus facciones: allí, tan cerca que casi podía tocarlo, estaba Winchester, cabecilla de la cofradía, su gran amigo, promotor de sus peores travesuras juveniles que, por no dar mal ejemplo, ocultaba a su hijo bajo historias edificantes de una vida en Cornell repleta de estudios trigonométricos, tragedias de Esquilo y devoción de Dios”. (Ibídem. p. 13)

 

Los indicios del asesinato del conserje fueron objeto de un crimen ambiguo, insólito pero calculado y como parte de una cardinal que va construyendo su propio universo y las diferentes encrucijadas de la vida y de la muerte de Facundo Marcelo, en un enmarque político e histórico bastante confuso que el novelista va reconstruyendo a todo lo largo de la novela. El ejemplo que hemos tomado es propiciador de una pesquisa estructurada en  seis actos que se desarrollan en este guión novelesco revelador de estructuras tiránicas e ideológicamente totalitarias que tuvieron sus efectos en el Caribe y el resto de la América continental. La prueba está en La Habana, Andersonville, República Dominicana y en todo el mundo donde la guerra fue la solución para dividir el mundo mediante la fuerza dictatorial.