El político dilatado sabe muy bien que su éxito en la mayoría de las ocasiones está sujeto al destrozo de su alma, no es posible avanzar por las avenidas del Olimpo Político manteniendo un matrimonio ortodoxo con los principios y valores. El político se enfrenta a la disyuntiva diaria del conflicto interno del reclamo de la conciencia, se descarrilan por los despeñaderos de las mas horrorosas aberraciones humanas, caminan por una delgada línea que los separa del infierno, la  mayoría de las veces caen al lado oscuro, aunque se esfuercen en presentarnos otras figuras de su ser ya atrapado por pactos secretos.

Para no caer en la maleza de la maldad en pleno ejercicio del poder es necesario ser un semidiós, o el mismo Dios, haber purificado totalmente el espíritu durante el largo recorrido del alma por la vida, y esto escasamente ocurre, cuando suele suceder es cuando nacen las grandes transformaciones en la humanidad, cuando florecen acontecimientos históricos que trascienden los tiempos y se hacen eternos en la cultura de los pueblos.

Episodios trágicos como los que actualmente vive nuestra nación con el tema de la degradación de los principios y valores que sustentan todo lo bueno que hemos sido, van destruyendo nuestras capacidades, a eso nos conducen esos comportamientos caníbales de los hombres y mujeres públicos, a un Estado Delincuencial, a los Gobiernos Mafias, a los Partidos Políticos Pandillas,  al Pueblo Esclavizado.

Para ser salvos necesitamos superar los egos, demandar dominicanos dispuestos al sacrificio real, al martirio si fuese necesario, al bautizo con sangre pura derramada para pulgar la Patria de esta terrible enfermedad que nos abate. Necesitamos un poderoso estremecimiento, más que palabras, mucho más que intenciones, mas allá de las poses, necesitamos al pueblo en movimiento, recorriendo las calles, levantando su voz unificada, rompiendo cadenas, reclamando justicia y libertad.

Es cierto que la corrupción es un mal de todos los gobiernos, es cultural, muchos le llaman sistémica, pero con el caso actual de la OISOE, si el Presidente Medina en vez de jugar al circo romano diseñando pegadas mediáticas sensacionalistas para distraer el vergonzoso escándalo de la muerte del Arquitecto David Rodríguez en un baño de la OISOE del interés de la sociedad, no da el frente, este caso lo puede mantener en las esquinas recibiendo duros golpes del pueblo soberano, que sin lugar a dudas estará en las calles reclamando que se llegue hasta las últimas consecuencias en este doloroso caso que dejó una viuda y tres hijos en la orfandad.

El Presidente Medina tiene que estar dispuesto a sacrificar más que Peones, debería entregar Torres, Alfiles, Caballos y hasta Reinas, si fuera necesario,  para continuar con vida en el tablero político dominicano, de lo contrario, habrá un Jaque Mate para el Rey.