Como modo de incrementar las probabilidades de éxito siempre se nos ha aconsejado poner los huevos en varias canastas en vez de una sola. En manejo de capitales, esa máxima equivale a invertir de manera diversificada en instrumentos financieros que representen fidedignamente las diferentes industrias y geografías que conforman la economía a nivel global.
Productos de la canasta básica, bienes de consumo, bienes raíces, salud, telecomunicaciones, energía, servicios financieros, tecnología, construcción y transporte son algunos de los sectores que deben estar representados en su portafolio de inversiones.
Geográficamente sus inversiones deben tocar los cinco continentes. Desde el mundo industrializado a economías emergentes; desde Silicon Valley a Hong Kong, Moscú, Sydney, Brasilia y Kuala-Lumpur.
Bonos, acciones, dinero en efectivo, fondos mutuos, pólizas de seguro, anualidades y metales preciosos componen, generalmente, la cartera de instrumentos financieros disponibles para construir su estrategia de inversión.
La distribución de fondos a través de estos instrumentos, geografías y sectores de la economía dependerá de cuál es su objetivo como inversionista. A cinco años de su retiro de la fuerza laboral, por ejemplo, su objetivo primordial debe ser preservación de capital.
En un portafolio cuyo fin es preservar el valor del capital acumulado, deben abundar los bonos con maduración a corto, mediano y largo plazo.
También las pólizas de seguro juegan un rol importante añadiendo elementos fundamentales a la estrategia de preservación de capital: mitigación de riesgo y transferencia de capital.
En ocasiones, las pólizas de seguro le permiten al inversionista reducir la tarifa fiscal e invertir en in strumentos de acumulación (acciones, fondos mutuos, commodities) sin asumir el riesgo de pérdida que los mismos representan.
La acumulación de capital, de hecho, complementa la preservación de fondos pues a través de la inversión en acciones – especialmente en industrias de bienes básicos y de consumo – podemos impedir que fuerzas inflacionarias erosionen el valor real de nuestro portafolio.
El nivel de inflación en determinada economía refleja la fluctuación en los precios de bienes y servicios en relación al poder adquisitivo del circulante.
En República Dominicana el nivel de inflación por los últimos siete años ha permanecido en territorio de un dígito (a excepción de 2008) con una cifra promedio anual de seis puntos porcentuales.
A razón de 6% el nivel de precios que impera hoy día se doblará en cuestión de tan solo doce años. De manera que si usted tiene un hijo que actualmente cursa el primer grado de primaria es muy probable que cuando el pequeño se gradúe en el año 2024 la matrícula universitaria costará por lo menos el doble de lo que cuesta hoy.
A través de la inversión en bienes básicos y de consumo, el inversionista que busca preservar capital se cerciora de que el valor de su portafolio se ajuste al incremento en el costo de la vida. Esto, a su vez, le permite sostener y, si es posible, mejorar su calidad de vida aún después de haber salido de la fuerza laboral.
Para los que estamos en pleno desarrollo de nuestra carrera con un horizonte de entre 20 y 40 años para retirarnos, el fin primordial de nuestra estrategia de inversión es, naturalmente, acumulación de capital.
En mercados de capitales, los medios para alcanzar dicho fin son las acciones. A diferencia de una estrategia de preservación que enfoca las inversiones de capital en compañías grandes y establecidas en sectores que producen bienes de consumo diario, el portafolio de acumulación se enfoca en sectores y compañías emergentes que prometen retornos más jugosos.
Las inversiones BRIC representan los países emergentes de mayor crecimiento económico en el mundo: Brasil, Rusia, China e India.
Los sectores tecnología, energía alternativa, servicios financieros e investigación médica, predominan en estrategias de acumulación.
Si bien dichas industrias y geografías representan oportunidades de ganancias significativas también representan riesgos, que si no se manejan inteligentemente, pueden ser fatales.
La diversificación es solo uno de muchos aspectos que inciden en la compleja tarea de manejo y control de riesgo. Al momento de construir su portafolio debe considerar su realidad circunstancial a nivel familiar.
En el mejor de los casos, debe tener un fondo de emergencias equivalente a seis meses de sus gastos fijos.
Es riesgo mayor invertir dichos fondos en mercados de capitales pues, como sabemos, las tendencias suben y bajan impredeciblemente en el corto plazo.
Poner su sustento y el de su familia a merced del mercado es un error que, después de haber leído estas líneas, nunca debe cometer. Pues, como nos gusta decir, “en guerra avisada no muere gente . . . y si mueren, mueren pocos.”
En síntesis, invertir en mercados de capitales es de mucho provecho si se abordan las oportunidades de manera responsable.
Un portafolio diversificado en función de opciones, realidades y metas a realizarse en el mediano y largo plazo es la marca distintiva de una estrategia inteligente capaz de producir “bendiciones que enriquecen y no añaden tristezas con ellas.”
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