Siendo la sociedad dominicana basada en una estructura capitalista de consumo, altamente individualista, su carácter social y su cultura ha sido guiada hacia un individualismo egoísta en el cual las personas actúan, razonan y se comporta como el sistema exige, ya sea por obediencia, temor, ambición, deseos de retribución monetaria, logros de fama, reconocimiento, o simplemente egolatría.

Concentrándose en sí misma no teniendo en cuenta las necesidades o intereses de otros quienes le rodean, actuando siempre en su propio interés y beneficios, actitud que generalmente es compartida con otras sociedades con una orientación mercantil capitalista. Al referirme a una personalidad individualista no me refiero a toda la sociedad, ya que para información general existen dos formas de individualismo en nuestra sociedad las que me dispongo a definir:

I-El individualismo humanista es aquel que hace del individuo el núcleo principal, su centro, el cual su misión principal es su liberación y la lucha por logros de los derechos, la libertad y la solidaridad humana, que generalmente evoluciona a un plano más avanzado en que una de sus preocupaciones radica en su esencia de vivir en pos de la libertad colectiva. Defiende la liberación social de otros, se preocupa por la suerte, respeto y compasión de él, su familia y su sociedad, apoyando la solidaridad humana universal, liberándose de las cadenas y prejuicios sociales como el racismo, diferencia de clases, de ideas y creencias. Desafortunadamente este tipo de individualismo en la actualidad es como una especie rara en extinción en nuestra sociedad contemporánea. Notándose un gran número de personas que serían calificadas como:

II- poseedores de una orientación de individualismo egoísta o mercantil, caracterizado por el dominio de instintos básicos, primitivos de propia preservación manifestados por  conducta instintiva para preservar la integridad corporal y reacciones instintivas  de agresión o fuga frente a la amenaza de daño a la integridad física, por lo tanto siendo las características principales de este estadio la preservación del “YO” (ego) del individuo, notándose una carencia  de preocupación frente a las necesidades vitales de otros. En el aspecto sicológico este estadio se caracteriza por reacciones sicológicas nombradas como egoísmo (veneración al propio Yo, al propio individuo), incapacitado del don de preocuparse por otros, en el lenguaje sicoanalista se habla del sujeto oral, es decir el individuo capaz de recibir todas las gratificaciones, pero sin detenerse a pensar en las consecuencias resultantes que puedan afectar a otros, lucha se desvive como una entidad independiente, que utiliza a los demás para su propio beneficio, sin pensar en que perjuicios o daños podría causar, explota, saca ventaja con el fin de obtener beneficios materiales y personales, amante del “tiguerage”, la discriminación racial y social.

Vivimos en una sociedad de mercado libre y consumismo donde la oferta y la demanda se han encargado de crear un mercado de personalidades, incluso de relaciones personales, en el que “tanto tienes, tanto vales”, donde se valora más el “tener” que el “ser”.  Hemos forjado una orientación sicológica deformada donde vivimos obsesionados con la propiedad privada, el lucro y el poder; y para conseguirlo vendemos hasta nuestra personalidad lo que se ha convertido en un mercado de idiosincrasias donde la belleza física, el amor, la amistad, el éxito y la gloria se han convertido en mercancías, creando un mercado donde todo se vende y todo se compra, llevando a una competencia inhumana, cruel y enajenante, donde el otro es percibido como un adversario o amenaza, se desconfía de otros que nos rodean creando un aislamiento del ser colectivo que conlleva a un protagonismo narcisista y una sobrevaluación personal, denostando a otros. El individualismo egoísta o mercantil es parte importante de nuestra sociedad y constituye uno de los elementos más sobresalientes en la formación y estructura del carácter social de una sociedad enferma.