Durante el asueto navideño varios sectores divergentes a la gestión de gobierno intentaron generar confusión en la población ejerciendo acciones mediáticas. El anunciado incremento en el precio de cuatro productos de la canasta familiar, como consecuencia de la aplicación de un incremento de 3% del ITBIS imponible a estos, es usado como punta de lanza para torpedear a la población, utilizando las redes sociales y medios alternativos, sugiriendo que gestión de Danilo Medina, podría estar aplicando políticas insensibles que irían en detrimento de la calidad de vida de los dominicanos.
Los artículos anunciados: azúcar, café, aceite y chocolate, se enmarcan en una corta lista de productos, que mediante ley 253-12 sobre fortalecimiento de la capacidad recaudatoria del Estado, fueron grabados con una tasa reducida que iría incrementando gradualmente desde 8% para 2013; 11% para el 2014; 13% para el 2015 y finalmente 16% para el recién iniciado 2016.
En este pacto fiscal que derivó en la aprobación de la ley 253-12, se involucraron varios sectores vivos de la sociedad, incluido el empresarial. El gobierno se comprometió ante los organismos internacionales de financiación, con miras a optimizar la capacidad recaudatoria del Estado y cumplir con la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, contemplada mediante ley 1-12 del 26 de enero 2012.
Gracias a esa motorización de la capacidad recaudatoria, se ha revolucionado la educación. Con una inversión anual del prometido 4% del PIB en este renglón, hoy podemos hablar de 10 mil 48 nuevas aulas, para una inversión de 29 mil millones de pesos; cerca de 3 millones 400 mil personas han sido incluidas al régimen subsidiario de salud en los últimos tres años; el gobierno ha prestado 8 mil millones de pesos a cerca de 181 mil dominicanos emprendedores, con lo que se ha generado 43 mil 616 empleos; gracias a esta política recaudatoria, cerca de 800 mil personas han salido de la pobreza extrema. Citamos algunos logros de esta administración.
Queda claro que el precio de estos productos ha experimentado variaciones durante tres años consecutivos. Sin embargo, en esta ocasión y producto del proceso electoral que se avecina, algunos sectores utilizan ardid y artilugios para desviar la atención de la gente, y evitar que continúen percibiendo con satisfacción la revolución social y económica que experimenta la República Dominicana.
La libre expresión del pensamiento es sin duda una manifestación viva del Estado social, democrático y de derecho en que vivimos. Sin desmedro del compromiso de todas y todos de llevar un mensaje que propugne a la paz social, la que debe primar por encima de intereses y banderías políticas.