En el medio ambiente, reposan todos los recursos naturales para el desarrollo integral de la vida, así como también, obtenemos los recursos explotables para la producción de todos los bienes y servicios que necesitamos, para el desarrollo integral del ser humano. 

La interconectividad global, ha llevado a un ritmo acelerado el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) y la transformación de los suelos por el cambio en su uso original. Suelos que eran de vocación agrícola, ahora vemos que estos suelos tienen usos de fines industriales, infraestructuras y minería, lo que posiblemente pudiera poner en riesgo el asegurar la capacidad de producción alimentaria.

Las industrias existen porque los mercados demandan los bienes y servicios, los cuales tienen un incremento directamente proporcional al crecimiento poblacional global, lo que propicia un mayor uso de recursos naturales para satisfacer la demanda natural del mercado.

A pesar del gran impacto negativo que estamos provocando al medio ambiente, explotación indiscriminada de recursos para producir bienes y servicios, así como la generación en los procesos, de compuestos degradantes y tóxicos, la esperanza de vida del ser humano, ha mejorado en las últimas tres décadas, pasando de 64.2 años en el 1990, a un promedio de 72.6 años en el 2019.

La calidad de vida se ha incrementado por los adelantos tecnológicos, que han beneficiado a la salud, alimentos, medio ambiente y servicios han traído estos importantes beneficios al sistema social. Pero, a pesar de esto, existen importantes transformaciones por hacer, como es mitigar los efectos del cambio climático, producido por el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de todos los sectores económicos sin planes de manejos y adecuaciones ambientales que permitan mitigar los impactos y la huella ecológica que dejamos en cada bien o servicio que consumimos.

Se prevé que, para el 2100, la temperatura del planeta pudiera elevarse en un 3% en la temperatura media, como referencia de la era preindustrial, esto sería mortal para la vida marina y terrestre de la esfera.

El punto de inflexión en este gran crecimiento en la interconectividad global, es que las tecnologías más limpias que se han ido desarrollando, no se han implementado al ritmo deseado, para contrarrestar el impacto negativo a la capa ambiental.

La falta de implementación de nuevas tecnologías a un ritmo que produzcan, en una primera fase, una meseta en los incrementos de los gases de efecto invernadero (GEI) no se da por varios factores, el primero es el económico.

Los grandes emporios han basado sus riquezas en fuentes de energías no renovables, como los combustibles fósiles, por lo que, girar de golpe en ángulo de 180º, implicaría una transformación total de todos los componentes que tienen que ver con el movimiento socioeconómico global. Desde la ropa básica de vestir, medios de transporte, producción de alimentos, servicios básicos como la energía eléctrica, agua potable, equipos electrónicos, telecomunicaciones, entre otros bienes y servicios no menos importantes.

Generar un cambio total y absoluto de golpe en la sociedad, es muy difícil por no decir imposible, pero replantearla haciendo uso de la planificación incluyente, es posible. Porque de manera gradual, se pueden lograr los cambios necesarios, pero esto debe ser a un ritmo de equilibrio que permita mantener la sociedad a flote y en un desarrollo sostenible permanente.

En el caso de República Dominicana, se han dado pasos firmes en cuanto a la transformación de la matriz energética, que es la industria que más impacto produce en el sector económico y ambiental, donde el 72% de la capacidad instalada de energía eléctrica se basa en recursos no renovables.

Así como es el poseedor de los recursos naturales, el medio ambiente, es el receptor de otros importantes recursos naturales, como la radiación solar, recurso que viaja 150 millones de kilómetros a velocidad constante de 298 mil kilómetros por segundo y que se propaga por medio de las ondas electromagnéticas, permitiendo la dinámica en los procesos de la atmósfera ideal para el desarrollo de la vida y los procesos climáticos. También, de manera indirecta, la radiación solar, que penetra en la atmósfera, produce el calentamiento en los suelos y cuerpos de agua, necesarios para generar la dilatación e incremento de volumen en el aire el cual asciende hasta que este se equipara con la temperatura de la región y produce los vientos, que se describen como diferencias en la temperatura y densidad del aire entre dos zonas determinadas de la Tierra.

República Dominicana, es rica en potencial solar y eólico, dos recursos inagotables y que, con las políticas de incentivos necesarias, como la Ley 57-07, Sobre Incentivo al Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía y sus Regímenes Especiales y en la simplificación de procesos burocráticos, se puede lograr un mayor interés del sector privado en el impulso de las energías renovables.

En la actualidad, las energías renovables, en este periodo de gobierno, encabezado por el Lic. Luis Abinader, se han incrementado en un 3%, pasando de 25% a representar el 28%, de la capacidad instalada en la matriz energética nacional, incluyendo las provenientes de fuentes hidroeléctricas. Siendo el 8% de energía eólica, 6.92% de participación de la energía fotovoltaica, y un 15% de capacidad instalada de las hidroeléctricas.

La Estrategia Nacional de Desarrollo, en su tercer eje estratégico, plantea como segundo objetivo general la Energía confiable, eficiente y ambientalmente sostenible. Este objetivo, hace clara referencia al impulso de las energías renovables. Estas son las únicas fuentes capaces de garantizar un desarrollo e inversiones sostenibles en el tiempo.

Junto al desarrollo del sector turístico y las zonas francas, como dos grandes pilares para la generación de empleos, el impulso del sector energético nacional, representan los tres sectores que engloban la clave para impulsar el desarrollo nacional sostenible, y que requieren de la evaluación ambiental estratégica (EAE), para que el desarrollo de estos sectores posicione a República Dominicana en el siguiente peldaño, con la educación y el medio ambiente como ejes transversales para el desarrollo.

Los planes estratégicos que deriven de la evaluación ambiental estratégica (EAE), vendrán a garantizar que, mientras alcanzamos un punto de equilibrio en el desarrollo de una matriz energética que nos acerque a un 100% de fuentes renovables, podamos mitigar con eficiencia los impactos producidos por las fuentes de energías no tan amigables con el medio ambiente, permitiendo el desarrollo sostenible.

Las principales ciudades deben ser objeto de una evaluación ambiental estratégica (EAE), en la que podamos ver en líneas generales las potencialidades de los diversos sectores, que conforman la matriz económica, cuales recursos emplean, de donde provienen esos recursos, que recursos pueden ser sustituidos por otros que generen un resultado similar o mejor, y aquellos que por alguna razón no pueden ser sustituidos, como pueden ser optimizados de manera que, se reduzca la generación de componentes impactantes al medio ambiente, tales como Gases de efecto invernadero (GEI), reducción de residuos sólidos, reducción de aguas residuales, entre otros.

La evaluación ambiental estratégica (EAE), permite trazar una línea de base, sobre la cual podemos replantear e implementar de una manera científica, modelos que produzcan un desarrollo sostenible.

Los esfuerzos del sector privado por aportar al cambio de la matriz energética nacional, el impulso del Estado dominicano para que la inversión privada encuentre el ambiente adecuado para producir esta transformación y el desarrollo de la consciencia colectiva de los ciudadanos, en la educación ambiental y el consumo inteligente de bienes y servicios, permitirá una aceleración en el proceso de mejora y calidad de vida de en nuestra nación, y por consiguiente una reducción en la huella ecológica. Ojalá y lo logremos y que algún día, podamos exportar hacia otras naciones nuestro modelo de desarrollo sostenible.