No es la única vez que la ultraderecha dominicana es premiada por una institución académica y humanística. Regularmente el humanismo convertido en una maquinaria ideológica, otorga junto a la Burguesía dominicana la limosna económica a maestros del derecho, de las artes, la comunicación, del buen periodismo, de la educación y otros espacios de manifestación.
El humanista armado de una cruzada teñida de autoridad, respetabilidad y poder construye, hace o impone los valores del momento. De ahí que los llamados premios y reconocimientos de la ADL y otras empresas premiadoras se parezcan en sus procedimientos y efectos de autoridad e imposición de valores reñidos con la moral social y cultural establecida, debido a todo lo que arrastra la subalternidad en su complejo mundo de formas y espacios.
De esta manera, el humanismo y el humanista constituyen una fuerza cuasi-religiosa, política y estratégica para luego “salirse con las suyas”. Activando fuerzas ideológicas deprimidas y vivientes de un falso encanto, las complicidades y conciliábulos intelectuales ratifican su impronta fascistoide mediante los gestos orientados a un cuerpo ideológico picado por conocidos “gusanos” ideológicos, alegóricos, metafóricos y metonímicos, respaldados por algunas cruzadas pseudoacadémicas crapulosas y por una policía cultural presta a detener, censurar y neutralizar a cualquier disidente y exigente artista, escritor o intelectual resistente que se oponga a su propuesta, programa o decisión oficiosa.
Mientras el miércoles 27 de enero un grupo de intelectuales y supuestos académicos dan a luz la Unión de intelectuales en apoyo a la candidatura del Presente Danilo Medina, en el periódico digital Acento.com.do se publica una declaración titulada De Ultratumba: Sala Manuel Rueda, denunciando el pestilente, maloliente y podrido estado de la sala Manuel Rueda, con fotos y video incluidos y un humanísimo mensaje a favor de los estudiantes y docentes de las escuelas que acoge el edificio en total descalabro, insalubridad y abandono. Los estudiantes, profesores y activistas culturales que denuncian el problema junto a sus imágenes, claman por una mejor vida de la Educación artística en el país, mientras el 4% para la educación es sencillamente una ilusión, una demagogia y un presupuesto opaco, invisible, manejado por manos oscuras y desconocidas.
Mientras los supuestos intelectuales arreglan su mundo, nómina y puesto futuro a través del “necesario” y “obligatorio” triunfo de Danilo Medina en las próximas elecciones, los artistas, estudiantes, profesores están a punto de adquirir enfermedades y ser contaminados por virus, bacterias, alimañas y humedades agazapadas en la Sala Manuel Rueda de esta ciudad de Santo Domingo.
Mientras una caterva de intelectuales voraces respaldan una candidatura para beneficio personal, convirtiendo la función intelectual en un humanismo corrompido y falaz, se cae a pedazos la sala Manuel Rueda y sus escuelas asisten a una miseria y precariedad espantosas. De esta manera el manifiesto fundamental de la organización Unión de intelectuales se inscribe en una estrategia de la nómina, el puesto y el cheque futuro, mientras un grupo de educandos y educadores, estudiantes y profesores desesperados claman por mayores condiciones y por una Academia de Arte digna, artísticamente productiva y humana.
El afiche que como denuncia dice Revolución, indica una evidente protesta respaldada por un documento audiovisual estremecedor, debido al objeto que presenta y por lo mismo que denuncia. He ahí una muestra del Humanismo neototalitario y del Humanismo democrático académico que enuncia y plantea una necesidad docente y cultural, una práctica pertinente y propia de las Humanidades artísticas basadas en los discursos especializados del quehacer artístico acompañado de un ideal reprimido por la intelectualidad de poder y la institución cultural conformada por intelectuales orgánicos de Estado. El llamado que hacen académicos, gestores educativos responsivos y profesores recuperadores de la democracia de la palabra, contribuye a definir y asumir el rutario de una Academia de Artes y Humanidades Culturales críticas.
El anuncio del 28 de enero del año que comienza es explícito en su intencionalidad y experiencia de resistencia: “Tenemos el objetivo de que las políticas públicas culturales se reestructuren bajo un marco más humano y social que la lógica neoliberal y de mercado en la que se ha volcado”.
La palabra de este grupo de artistas y activistas resuena en el ecosistema educativo y cultural dominicano de hoy: “Somos un grupo de activistas culturales que propugnamos por un cambio en la manera en la que se vive la cultura en República Dominicana”
De hecho, una pregunta clave para toda academia y rectoría cultural es ¿cómo se vive lo cultural y la cultura en un país atravesado por el morbo político y el espíritu canalla de la reelección presidencial?