Se estima que el mayor motivador de que al homosexual se le estigmatizara por la ciencia como ‘’perverso’’ en el siglo XIX, fue el médico psiquiatra alemán Richard von Kraftt-Ebing con su trabajo ‘’Psychopathia Sexualis’’ el cual público en 1886.

La obra de Kraftt-Ebing tuvo gran éxito entre la comunidad médica y planteaba que la homosexualidad es una perversión sexual así como cualquier otra actividad no procreadora con efectos negativos para el individuo y la comunidad. Kraftt-Ebing planteo que la homosexualidad era una enfermedad mental. Para el esta enfermedad era fruto de la degeneración de un linaje familiar. A la vez la consideraba con escasas posibilidades de cura.

Aunque Kraftt-Ebing no apoyaba la criminalización de los homosexuales debido a que según él era una condición innata. Sin embargo entendía que los homosexuales representaban un peligro para la sociedad y proponía su internamiento en asilos. Esta medida de internamiento también fue propuesta por otros médicos como fueron Jean Martin Charcot, Cesar Lambroso y Paul Moreau.

Los planteamientos de Kraftt-Ebing no quedaron sin ser cuestionados por otros médicos como Magnus Hirschfeld médico alemán. Para Hirschfeld la ciencia era capaz de explicar la homosexualidad.

El juicio del escritor Oscar Wilde en 1895 motivo que Hirschfeld fundara en 1897 el comité humanitario y científico con el objeto de a través de investigaciones científicas oponerse a la penalización de la homosexualidad. Hirschfeld planteo que ‘’si el homosexual pertenece al mundo de la medicina y del psiquismo no puede ser responsable ante la ley y no es un criminal’’.

Hirschfeld se unía a los planteamientos de Ulrichs respecto a la no penalización y a que la homosexualidad era innata e imposible de modificar, sin embargo entendía a los homosexuales como seres humanos en un estado físico-psíquico intermedio producto de problemas hormonales. Hirschfeld también fue pionero en el estudio de las personas trans.

En 1897 el comité envió una petición solicitando a las dos órganos legislativos de Alemania la derogación de la penalización de la sodomía del código penal, la petición fue firmada por más de tres mil personas y por reconocidos ciudadanos alemanes, entre ellos Albert Einstein, sin embargo dichas firmas no hicieron mucha diferencia, debido al hecho de que la mayoría de los firmantes eran judíos en un país donde florecía el antisemitismo. La petición recibió críticas de los líderes cristianos y no tuvo ningún éxito en las cámaras. Hirschfeld también produjo de 1899 a 1923 la revista ‘’Yearbook of Sexual Intermediaries’’ como un medio para difundir información científica y para la lucha a favor de los derechos de los homosexuales.

Hirschfeld fundó en 1919 la primera institución científica que se dedicaría al estudio de la sexualidad humana, al que llamo Instituto para la Ciencia Sexual, el cual funcionaria hasta 1933. Tanto el comité como el instituto cesaron sus actividades con la llegada de Hitler y el nazismo, el instituto fue saqueado por los nazis y la mayoría de sus documentos fueron quemados.

Los Nazis miraban la homosexualidad como una enfermedad infecciosa que ponía en peligro a la juventud alemana y que los homosexuales se aprovechaban de la vulnerabilidad de los jóvenes para contagiarlos, esta postura de los nazis era también respaldada por el medico Ambroise Tardieu, el cual planteaba a finales del siglo XIX que los homosexuales al no poder reproducirse buscaban descomponer a los jóvenes para sumarlos a su condición. Esta ideología Nazi los llevo a una persecución de los homosexuales en Alemania. Según datos del United States Holocaust Memorial Museum ‘’Entre 1933 y 1945 la policía arrestó aproximadamente 100.000 hombres como homosexuales (…) entre 5.000 y 15.000 fueron internados en campos de concentración’’. No hay datos conocidos del número de asesinatos de homosexuales durante el régimen nazi.

Fuera de Alemania también el debate se desarrolló, una de las voces reconocidas fue el sexólogo británico Havelock Ellis quien dedicó su vida al estudio de la sexualidad. Sus escritos llamaron la atención del historiador John Addington SYMONDS, quien había realizado investigaciones sobre la homosexualidad en la antigua Grecia y no apoyaba las posturas de medicalización de la homosexualidad por la psiquiatría. SYMONDS para ganar espacio en el debate de la comunidad médica científica se unió a Ellis en la publicación en 1896 del libro ‘’Inversión Sexual’’.

Para Ellis la homosexualidad era innata, no la consideraba patológica ni neurótica por lo que no era necesario tratarla. Ellis planteaba que los homosexuales eran capaces de llevar vidas satisfactorias, productivas y normales. También planteo que la bisexualidad esta en algún grado dentro de todas las personas y que la homosexualidad podía darse en heterosexuales cuando estos están en condiciones que no pueden ejercer la sexualidad con el sexo opuesto.

Ellis discordaba del planteamiento Freudiano del complejo de Edipo el cual conoceremos en el próximo escrito.