Si Charles Darwin hubiera estudiado a los dominicanos tal vez los hubiera incluido en su obra “El Origen de las Especies”.

Según antropólogos que han estudiado a esta especie,  el Homo Dominicanus aparenta ser doméstico y sensible, pero a veces puede ser venenoso, cruel y violento. Posee una fuerza tremenda y una inmunidad increíble a la moral y la verdad. Aunque diversas especies en el mundo emplean algún sistema de incentivos con el fin de evocar en sus miembros el grado necesario de cooperación para sobrevivir y prosperar, el Homo Dominicanus difiere radicalmente. Mientras a muchas especies le resulta mejor recompensar comportamiento deseable y dar incentivos que promuevan  el orden, el Homo Dominicanus recompensa el mal comportamiento, lo que a la vez crea mal hábito entre las especies. El Homo Dominicanus pues, tiende a jugar con otras especies de su ecosistema para beneficio propio. A pesar de esto, la especie posee facultades importantes: inteligencia, voluntad, imaginación, capacidad de amar, entre muchas otras buenas características. Su capacidad de adaptación es increíble, pues sin alas puede transportarse a ecosistemas lejanos del trópico, y sin cuero puede aguantar el terrible frío invernal del norte sin la necesidad de regresar a su hábitat natural.

Aunque el Homo Dominicanus es más prevalente que otras especies en su ecosistema, tiende inexplicadamente a depender de su pariente más cercano, el Homo Politicus. Esta especie es una culebra con un hocico adecuado para el gran apetito que les produce estar cerca del poder.  Aunque muestran variación de color y genero dentro de la misma población, ni el color ni el género son características que determinen su comportamiento. Su modo de vivir es extraño, incluso repulsivo para el Homo Dominicanus. Sus ritos son arcanos y su lenguaje codificado y oscuro. En cuestión de pocos días, su apariencia puede cambiar repentinamente, como camaleón, dependiendo que cargo le sea asignado en la jungla. La violación a sus reglas puede llevar a un castigo repentino, severo, e irrevocable, por lo que el Homo Dominicanus le ha temido durante mucho tiempo, por buena razón. El Homo Politicus prefiere hábitats lujosos en junglas de cemento y humo. La evolución de esta inteligente especie tiende a ser agudo y repentino, como lo es su preferencia a transportarse en gigantes cajas negras sobre ruedas. Esto le facilita el paso frente a otras especies que usan los mismos senderos pero que de una forma u otra se mantienen estancadas evolucionariamente caminando a pies.

Otro pariente cercano es el Homo Lambonis, que se distingue del Homo Politicus porque su cuerpo es más delgado y el hocico  más ancho, pero resulta no ser tan venenoso. Esta especie se encuentra a menudo sentada en arbustos y ramas bajas, lo que le facilita al Homo Politicus muchas veces alimentarse de él. El Homo Lambonis se conoce por ser la única especie capaz de acercársele al Homo Politicus con la esperanza de encontrar migajas de pan, pica pollo, o alguna dosis de ron, bebida natural del  ecosistema. En caso de escaparse de las escamas del Homo Politicus, el Homo Lambonis muchas veces termina con  picaduras que pueden variar de venenosas a mortales, por lo que es importante reconocer de manera temprana los síntomas para que se pueda buscar rápidamente atención veterinaria. Desafortunadamente, se desconoce algún antídoto para sanar tal picadura. Los conocedores de la especie Homo Lambonis sostienen que tienden a ser inmunes a todo tipo de enfermedades naturales, menos a la avaricia y a la paga de préstamos,  las cuales tienden a ser tan mortales en ellos como la picadura del Homo Politicus.

No hay duda que el Homo Politicus y el Homo Lambonis evolucionarán con el tiempo en especies más hábiles, que dependerán aún más uno del otro. Esto hace más crítico la necesidad del Homo Dominicus de evolucionar  y cambiar el rumbo de su propia especie para poder sobrevivir y prosperar. De lo contrario, esta especie inteligente y trabajadora podría ser eliminada permanentemente y remplazada en su totalidad por las dos anteriores, destruyendo así a todo el ecosistema.