Ha sido todo un fenómeno en las redes sociales el caso de un albañil que recibe una llamada de su esposa preguntándole con qué va a comer y le detalla lo que hará con sesenta y cinco pesos dinero que le alcanzará, según sus cálculos, hasta para hacer la cena.

Ya diferentes programas televisivos y radiales han invitado a José el económico y aparentemente hasta conseguirá un patrocinio de una marca de caldo de pollo en la que se refiere de forma despectiva en favor de otra marca.

Puede que este sea el empuje de ese señor para dejar atrás una economía forzada que ligado a un sentido del humor propiamente dominicano le han obligado a sobrevivir con los escasos recursos que se perciben en la albañilería sobretodo porque la mano de obra ha sido sustituida por haitianos ilegales que cobran más barato que los albañiles locales.

En las veces que le he visto en televisión observo como es capaz de arrancar una carcajada en las personas que le entrevistan. Pienso que está bien asesorado porque ha asumido su personaje y en cada entrevista se exhibe con la misma ropa que sale en el video y esto es buena estrategia.

Pero hay algo que quizás muchos no se han detenido a observar y es que José, el económico, en sí mismo es una denuncia social. La tendencia a economizar más de la cuenta no es decisión de José, es el resultado del sistema injusto que se vive en un país que se envanece mostrando sus grandes logros en el crecimiento macroeconómico, sin mejorar las condiciones de vida de las personas.

En un estudio reciente del Banco Mundial se establece que República Dominicana ocupa el primer lugar de América Latina donde más ha aumentado la pobreza crítica. El ahorro es una imposición para quienes devengan un salario de chiriperos mientras ven pasar frente a sus ojos como se enriquecen los políticos y empresarios.

José el económico es una sátira que desdice y denuncia la injusticia distributiva en donde se hacen más ricos a los ricos y se empobrece más a los pobres. Es José una metáfora realista de la situación socioeconómica de un país cuyos referentes de liderazgos encarnan la peor referencia para la juventud.

Seguirá José caminando por programas de radio y televisión, arrancando carcajadas de quienes aumentan su rating con su pobreza y su sentido del humor porque créanme, si no fuese por el sentido del humor nato que tiene el dominicano la cosa podría ser mucho peor porque en la pobreza la tolerancia tiene límites expresado en “las cosas son hasta un día” ¿Y cuál es ese día? El día menos pensado.

En los últimos meses se ha estado discutiendo la posibilidad de un alza salarial en unas rondas de negociaciones entre empresarios y la Central Sindical. Parece mentira, pero aún no se ponen de acuerdo porque los empresarios, aparentemente, quieren regatear conquistas establecidas de muchos años para ceder al aumento salarial.

A veces me preocupa que un tema tan importante y que atañe a todo el país quede en la discusión solamente de la Central Sindical que nos representa y el pueblo parece no darse cuenta.

Si existen los tipos como José el económico es porque la pobreza obliga a buscar alternativas forzadas, sobre todo cuando no se devenga un salario digno ni tampoco se observa en el panorama el interés de mejorarlo.

Pido al pueblo respaldemos nuestro derecho a un salario digno para que algún día la decisión de economizar sea una decisión, no una imposición.