El viernes pasado quedará en la historia de la jurisprudencia dominicana como un mitineé para adultos aunque nos hayan tratado como niños tontos, con el dos por uno o happy hour incluido.
Estamos hablando, por si acaso, de una fiesta donde muchos nos habíamos frotado las manos pecando de ilusos al pensar que el resultado podía ser diferente, total soñar no cuesta nada.
Lo que sucedió el viernes no es una metáfora triste de un Partido herido en su vanidad, sino el reflejo de lo que implica la práctica política en este país que ha decidido abrazar la impunidad en cualquiera de sus colores: blanco, morado y rojo y que arrastra consigo al recién nacido de la costilla del blanco porque ese lo único que ha hecho es cambiar una D por una M, pero sus integrantes siguen siendo los mismos.
La cuestión es que el escenario era ideal: viernes antes del domingo de Ramos, un hecho con el que inicia la Semana Santa y que en pocos días estaremos de asueto. Como la Semana Santa se ha convertido en un show con excusas cristianas, de playa, bikinis, romo y mujeres por doquier, la fecha era idónea: el pueblo estará dando riendas sueltas al fornicio o a la oración, en fín estará entretenido.
Creo que todo fue premeditado con alevosía, por eso los No Ha Lugar se dictaron el mismo día con la diferencia de unas cuantas horas. Como todo el mundo tendría la vista puesta en el principal de los acusados el escenario fue aprovechado para colar al que sólo una provincia se encargaba de señalar.
Uno acusado por una provincia, otro señalado por todo el país, pero de fama internacional. El impacto mediático que produciría el primero sería tan fuerte que el segundo apenas lo iba a percibir la población francomacorisana. Aunque disten mucho en relación al impacto de sus acusaciones, algo tienen en común: el color que los representa. Con estas sentencias queda demostrado que ellos, cuando se habla de proteger su gente, harán todo lo posible porque no suceda lo que el pueblo espera.
Regresaremos a la vida normal el lunes después del domingo de resurrección resucitados y felices. Posiblemente se haya olvidado que un matineé para adultos con happy hour incluido, mancilló por unos días la sonrisa de un pueblo que había visto con buenos ojos que la justicia intentara cumplir su función.
Y así vamos avanzando en este macondo triste, donde el hielo que conoció Aureliano Buendía es una metáfora de la manera fría y calculadora con la que actúan estos magos del desorden.
El mensaje está claro: aquí lo que no se puede ser es pobre, porque si aparte de serlo también sustrae por lo menos un plátano usted califica ipso facto dentro de los delincuentes que un “honorable” diputado propusiera que deben ser eliminados con la justificación de que no se van a regenerar. Si usted, además de ser pobre, comete la desgracia de meter la mano se lo llevó el carajo porque la cantidad de lo sustraido es lo que va a determinar el favor de la justicia y si usted es merecedor o no de darle pa’bajo según el diputado.
Por lo demás ya lo sabemos y está advertido: solo ellos, los políticos sin importar el Partido al que pertenezcan, tienen el derecho de robar, delinquir, corromper, y seguir convirtiendo a este país en una M… que no es de miércoles aunque las tres primeras letras sean las mismas.