La relación del publico con el cine es menos racional que emocional. Es el arte que mas satisfacción produce. Es al que más tiempo se dedica y en esto gana a museos donde estudios sobre tiempo que dedica un consumidor es normalmente 7 segundos a un cuadro independientemente de si es una obra maestra o no.
En el cine el gusto va asociado a sensaciones, pasiones, emociones, sonidos, aprensiones, exaltaciones oníricas, reproducciones de imágenes mentales, mentalización de referencias que van más allá de lo que se ve y se oye. Todo muy subjetivo.
En República Dominicana, ese gusto lleva a los consumidores a comprar cuatro millones de taquillas por año. Es decir que hay una media semanal de 77 mil personas asistiendo a las salas de cine, no en todo el territorio sino solamente en aquellas ciudades que exhiben películas, mayormente en Santo Domingo y Santiago.
De ese universo solamente la tercera parte acude a ver cine dominicano. Esto señala una preferencia importante que no es notoria en otros países de la región donde esas preferencias por películas nacionales no son significativas, algunas no pasan de un 10%.
Nombres famosos llevan gente a preferir una película sobre otra, independientemente del género. Pero en general el modo en cómo es comercializado un filme señala reportes satisfactorios en el éxito taquillero.
En el caso del cine dominicano ocurre un elemento en contra y es que no tiene identidad cultural, tampoco se trabaja en la calidad de las historias pues responde más a un interés de acumulación de riqueza que a un marco estricto de negocios fundamentado en un producto con sello de calidad cinematográfica.
Nombres famosos llevan gente a preferir una película sobre otra, independientemente del género. Pero en general el modo en cómo es comercializado un filme señala reportes satisfactorios en el éxito taquillero
Pude que en el futuro inmediato se presente una fisonomía efectiva, un perfil que nos identifique como cine con particularidad aunque para esto debe surgir un estilo o quizás va a depender del surgimiento de un realizador o realizadores innovadores. Y eso será posible gracias a la ley de cine.
El publico dominicano esta a la espera de al menos una buena película de cada género, no solo en comedia, también en tragedias, thriller, dramas, géneros y subgéneros con los que se sienta a gusto y le llenen de orgullo, que le auxilien a presumir de que los dominicanos también podemos hacer buen cine como en cualquier parte del mundo avanzado o con una cinematografía respetable.