Todos nuestros partidos son de derechas.
La tradición de la monarquía francesa preveía, durante la celebración de los estados generales, disponer a la derecha del rey los miembros de las clases privilegiadas. La derecha del anfintrión es el puesto de honor. Por eso dice la biblia que Jesús está sentado a la diestra del Padre.
Todos los partidos de derecha (entre ellos todos los dominicanos) tienden al conservadurismo, es decir a que la situación imperante perdure. Para demostrar la validez de este punto basta recordar que la corrupción, los apagones y el clientelismo perduran desde el inicio de nuestra “democracia”, hace casi medio siglo.
Todos los partidos dominicanos son de derechas porque todos respetan y promueven (anti)valores tales como la impunidad, la indolencia y la irresponsabilidad… Todos respetan las instituciones establecidas: familia tradicional (oposición al aborto, a los derechos de los homosexuales y al matrimonio del mismo sexo), a las fuerzas armadas y a la iglesia católica (el cardenal está en todo menos en misa y ningún partido se atreve a llevarle la contraria) y, sobre todo, al Estado (status cuasi monárquico de presidentes y acólitos).
Todos los partidos dominicanos son de derechas porque ninguno denuncia el concordato ideado por Trujillo, porque la idea de un estado laico es decididamente de izquierdas. A todos los habita un sentimiento “moral” bien establecido: El estado es católico. La nación tiene dos vírgenes protectoras y su escudo es el único de la bolita del mundo que tiene la biblia en su centro.
Todos los partidos dominicanos son de derechas porque abogan por el empequeñecimiento del individuo frente al estado y porque tienden a abusar sistemáticamente del poder. Al mismo tiempo, todos favorecen el individualismo cuya máxima expresión es la ley de la selva y la supervivencia del más vivo. Su filosofía económica es el liberalismo, el “laissez faire, laissez passer” que se manifiesta en el gran dinamismo de nuestro sector informal, el de los chiriperos.
Para todos los partidos dominicanos, la máxima expresión del éxito es la creación de riquezas. Quien se roba millones es un empresario, quien trafica toneladas de cocaína es un genio. Pero quien se roba una gallina es un ladrón y quien vende un gramo de marihuana es un narcotraficante. Y, naturalmente, sobre los ladrones y los traficantes, pobres vagos que quieren hacerse de plata sin trabajar, debe caer todo el peso de la ley.
Todos los partidos dominicanos son de derechas porque todos se pliegan ante los empresarios. Ninguno defiende el derecho a huelga (salvo cuando es política y les conviene) ni el derecho a sindicarse.
En el plano diplomático, todos los partidos criollos son de derechas. Todos son rabiosamente nacionalistas y fustigan la inmigración ilegal (sobre todo su viene Haití. Defender los derechos de los haitianos es un crimen de lesa patria, de alta traición). Todos siguen las pautas trazadas por Washington. Ninguno se atreve a establecer relaciones diplomáticas formales con Pekín.
Y como todos los partidos dominicanos son de derechas, es una utopía imaginar siquiera que las cosas van a cambiar. Al menos para mejor.