De enero a mayo de este año la ocupación hotelera en el país alcanzó a un 81.3 por ciento con el ya habitual y sostenido crecimiento en la llegada de turistas.
Por su orden de importancia las tasas de ocupación fueron en escala descendente en las áreas de Romana-Bayahibe encabezando la lista, seguida de Punta Cana-Bávaro, Samaná y Boca Chica-Juan Dolio. Sosúa-Cabarete y Puerto Plata registraron alentadores niveles de incremento evidenciando que se encuentran en continuo proceso de recuperación.
Ahora bien. Hay que tomar en cuenta que fue a comienzos del presente mes de junio que se destapó la campaña negativa contra la industria turística en los EEUU, que luego se extendió a otros importantes mercados abastecedores del turismo dominicano, arrojando sombras sobre los niveles de seguridad que el país ofrece a los visitantes extranjeros.
Por vía de rumor divulgado en algunos medios se habla de miles de cancelaciones de reservas hechas con anterioridad y una baja en las ventas a futuro cuando estamos a las puertas de la temporada alta.
Si bien no se dispone de cifras oficiales concretas, este martes nuestro colega Luis José Chávez, quien por su condición de presidente de la Asociación de Periodistas de Turismo dispone de información de primera mano, reveló que las primeras estimaciones son que la pérdida de ingresos del sector pudiera alcanzar a quinientos millones de dólares al final del presente año.
Esa baja se reflejaría no solo en las operaciones directas del sector, sino en todas las demás actividades asociadas, comenzando por la agropecuaria. Obviamente, representaría una disminución en el ingreso de divisas.
Dada la enorme importancia de la industria turística y su valor de multiplicación reflejado en prácticamente todas las demás actividades económicas relacionadas directa o indirectamente, salir en su defensa, restablecer su imagen, recuperar el terreno perdido y colocarlo de nuevo en el carril del crecimiento sostenido que lo ha convertido en el primer y más importante destino de la región, constituye ahora mismo un gran reto. Y dando la lenta reacción inicial tenemos que apurar el paso.
Por lo pronto, hay que admitir que se pecó de imprevisión al no disponer de un plan de contingencia de respuesta inmediata que con anticipación hubiera previsto todas los posibles eventos que pudieran afectar la industria, pese a que disponíamos de elementos de sobra para despejar dudas y hacer resplandecer la realidad de cada uno de los casos, en todos los cuales no se registró la menor señal de violencia criminal. La competencia en el campo turístico es una auténtica batalla. Y antes de entrar en esta es preciso disponer de respuestas elaboradas frente a posibles situaciones y no esperar a que estas se produzcan. Un fallo que debe servirnos de lección para el futuro.
En días recientes se informó de la contratación de una firma especializada en Relaciones Públicas en el campo internacional para llevar a cabo una fuerte campaña de contra-ataque en defensa del sector.
Dada la importancia del tema y dado que este ha sido objeto también de debate a nivel local no siempre de la forma más positiva, cabe demandar y esperar que quedemos enterados de su contenido, desarrollo y amplitud y nos mantengan al tanto de sus resultados.
Porque a fin de cuentas, por su importancia la defensa del turismo debe ser considerada tema del mas alto interés nacional en el que todos debemos meter el hombro para lo cual es indispensable saber en que pie estamos parados y cual es el camino que se está siguiendo.