En Comendador, provincia de Elías Piña, por su ubicación fronteriza con Haití, es un espacio culturalmente rico y diverso, apoyado en un intenso comercio expresado en el intercambio semanal de un mercado binacional, aunque sea de las provincias más pobres socioeconómicamente y más abandonadas del país.

 

Hay una “cultura fronteriza” de intercambios de ambos pueblos, con elementos comunes, pero recreados con dimensiones particulares, que aunque sean comunes tienen cada una su identidad.  Para la Semana Santa, la existencia de “Las Máscaras del Diablo” como expresión folklórica-artística-cultural, solo existen en la Provincia de Elías Piña estando ausentes en Haití, lo cual le da una dimensión de identidad.

 

Lo mismo ocurre con la recreación del Gagá, donde la acción creadora de los moradores de Elías Piña, han sido responsables de una modalidad única en el país,  donde no participa nadie que no sea dominicano, por iniciativa del profesor, folklorista José Castillo Méndez, comenzamos  a visitar a mediados de la década del 70.

 

Fundamentado en la metodología y la visión pedagógica  de Convite-Paulo Freire, Grupo de Nueva Canción, de la cual él era parte integrante, tomó la iniciativa de elegir a un grupo de miembros del Ballet Folklórico de la UASD, salir cada año en un autobús de la Universidad Autónoma de Santo Domingo los Miércoles de Ceniza en la tarde para realizar un trabajo de investigación para el conocimiento, levantamiento y montaje de bailes folklóricos a partir de las vivencias en el terreno, que incluían al Gagá y las Máscaras del Diablo de Elías Piña, para concluir el Lunes Santo en las ceremonias de las Cachúas de Cabral, Barahona.

 

El ambiente natural inhóspito del medio de Elías Piña, con campesinos sin tierra, empleados de los conucos y las fincas, así como la sobrevivencia del chiripeo en el espacio del mercado binacional, sumaban las estadísticas de pobres, donde una mata de mango, era un oasis.

 

La llegada de la primavera es un acontecimiento trascendente, transformador, por eso había que celebrarlo colectivamente, con música, cantos y bailes.  Una modalidad de Gagá única, original, particular de Elías Piña, junto a las Máscaras del Diablo,  eran los caminos y la formas de celebración.

 

Es un rico Gagá teatralizado, con escenas conceptualizadas, con diversos, actores singularizados, con música, cantos y bailes, es un Gagá con identidad.  Tiene la dimensión común con el Gagá del Batey, de que es una festividad por la llegada de la primavera, con dimensiones mágicas-religiosas, en una expresión cultural carnavalesca, festiva, de exaltación a la vida y valorización ecológica de integración, respecto y amor por la naturaleza, en complicidad con lo sobrenatural y sus deidades.

 

En ambos, hay ceremonias y rituales diferentes, así como en la estructura organizativa.  El supremo decididor de ambos es el “dueño” del Gagá, cuya vivienda es la sede, con el escenario, enramada, de las celebraciones.  La música y los cantos, con la simbolización de las “reinas” y la promesa de vestirse por siete años, son elementos comunes, aunque difieren los vestuarios, los instrumentos musicales y los personajes.

 

En el Gagá de Elías Pina, a diferencia con el Gagá del Batey, no se realiza la bendición de los vestuarios, ni de los pañuelos, no realizan el ritual de la subida de la silla, la presencia de los “Vevé” no existe, al igual que el “fuete”, el cual es sustituido por un bastón o un “tirigüillo” de palma o de coco.  El Jefe del Gagá, aunque sea mujer como en el caso de “Cun-Cun”, va vestida de hombre de color rojo completo, con dos pañuelos cruzados en el pecho, uno de color rojo y el otro de color negro, con un sombrero con adornos, utilizado solo para esta festividad. En determinados momentos lleva un pañuelo en la cintura. Los músicos van vestidos de rojo, menos el director.

Durante el recorrido del Gagá, en escenarios naturales, callejeros, van realizando escenificaciones teatralizadas, con argumentos y cantos particulares, con actores que desarrollan guiones verbales no escritos.  Como tienen un fin pedagógico y una función recreativa cada presentación escenográfica tiene un comienzo, un desarrollo y un final, que representa el mensaje teatral.  Ellos le llaman “juegos”.  Estos “juegos” son:

a).- LA MAGIA DE LOS BASTONES.  Dos bailadores, diestros en el arte de los bastones (un palito de madera adornado que tiene en cada lado una latica de jugo o de freno de carros, etc., con piedrita como sonajero, muestran sus habilidades fuera de la común para impresionar a sus espectadores.  Van vestidos de mujeres, símbolo de la primavera, de color rojo, una peluca y pañuelos cruzados multicolores en el pecho, símbolos de la presencia y el poder de las deidades, luases y metresas.

b).- BAILE DE LOS ZANCOS. Un diestro bailador, montado en zancos, muestra sus destrezas, vestido de mujer, con peluca y un  pantalón que cubre los zancos.

c).- CHULÍ-CHULÍ.  Dos  bailadores, vestidos de mujer, con color rojo, apoyado en dos bastones, se colocan dos rabitos en la parte trasera, elaborados de guajaca y dan una hermosa demostración de baile.

c).- LA JACHITA.  Con vestido de mujer, también de color rojo, dos ejecutantes entran en disputa.  Uno lleva una hachita simbólica, con lo cual intenta cortarle un pene de madera al otro bailador, que lo esquiva sistemáticamente.

d).- LA MUERTE.  Una novia, con la cara tapada con un paño, presenta a un personaje  maquillado con una máscara móvil representando la muerte, que enfrenta a la vida, la cual cae vencida y derrotada.

e).- LA VIOLACION DE TERESITA.  Un ejecutante, abraza una muñeca (Teresita) grande, elaborada de madera forrada por “biajaca”, maquillada con un vestido de mujer.  El acto culmina en una violación, símbolo de la preñez de la tierra por la lluvia de la primavera.

 

Esta hermosa y rica modalidad de Gagá, expresión artística-cultural de identidad y dominicanidad, está en vía de extinción por la incomprensión, el acoso y la represión de la autoridad policial local, en complicidad y por petición de autoridades civiles irresponsables y por sectores conservadores y reaccionarios de la iglesia católica, que solo le permitieron desfilar por el pueblo de Comendador unos años y desde hace tiempo está prohibido, por el sectarismo de clase, los prejuicios, el racismo y de una falsa visión excluyente vestida de un nacionalismo desfasado. ¡Qué pena!