No tiene que ver con géneros o estrategias de mercado.

Tiene que ver con la narrativa, con la adopción de un estilo más visual y con menos palabrerío.

Hoy el cine va bien, pero mañana ya se revela que el gusto masivo se dirige a un cine especialmente sensorial.

Será un poquito como volver al cine silente, mudo.

No es por acaso. Pues el público que lo consume se vuelca hacia el consumo de todo cuanto es netamente visual, sin peroratas.

Por ende, las obras maestras del futuro inmediato son una convergencia de lo puramente descriptivo y nuevos formatos de la cinematografía.

Si cabe el término. El cine que viene en el gusto del consumidor es el ‘cine poesía’, de imágenes poéticas en el sentido de mayor expresividad con menos recursos visuales, es decir, con menos cantidad y mayor calidad de imágenes.

AndreyZvyagintsev y NuriBilgeCeylan, entre otros, son dos excelentes muestras de hoy que nos remiten al futuro.

En el plano nacional, solo un filme tiene algo de lo que nos promete el futuro. El poco conocido Jean Gentil.

El cine no es un arte que responde a lógicas de un determinado mercado. Responde al gusto y al proceso de la cultura popular. No tiene que ver con inversión, sino única y casi que exclusivamente con una idea propuesta que a su vez echa a andar a la tecnología para encontrar un punto común de expresión.

Al menos, esa es mi opinión.